Desgraciadamente, en muchos matrimonios se descuida el cultivo de la afectividad entre los cónyuges, convirtiéndose en un vacío que el trabajo desbordado y las ocupaciones diarias van llenando poco a poco, sin que casi se den cuenta. Y, cuando voltean la cara la rutina y el aburrimiento se ha apoderado de su relación.
Si a esto le sumamos la permisividad de esposos –hombre y/o mujer- que se guían por el hedonismo, por el placer momentáneo, de la aventura fácil, tenemos una bomba de tiempo que en cualquier momento explotará y los hará fracasar en su proyecto compartido.
Yo les propongo a los matrimonios que enriquezcan su matrimonio con inteligencia, fortalezcan su carácter y muevan su voluntad para alcanzar una vida matrimonial digna y plena. Es un reto que para muchos matrimonios puede parecer enorme por el avanzado estado de descomposición de su relación matrimonial, pero les aseguro que no es imposible. Un matrimonio feliz y pleno es posible para todo aquel cónyuges que se propone tenerlo en conjunto, en unidad, con una actitud de determinación, uniendo esfuerzos, compartiendo logros, aprendiendo de los errores cometidos, con la firme convicción de incidir positivamente en su matrimonio, en su familia, en su ambiente social.
Se requiere una perspectiva integral e integradora de la persona, ya que si se quiere fragmentar a la persona lo único que se logra es lastimarla y caer en la incongruencia. Quien es esposo y/o padre, esposa y/o madre tiene que comportarse como tal, ya que es la única forma de lograr su máximo desarrollo personal, porque es realista. El cónyuge que quiere actuar como si no lo fuera lo único que logrará es el fracaso de su matrimonio y todo el cumulo de consecuencias negativas que eso atrae para él, para su cónyuge, para sus hijos y para la sociedad en la que vive.
Esto es así, porque el hombre ha sido creado siguiendo un plan de amor por Dios, y sólo él es el único que realmente nos puede mostrar la belleza que esa imagen suya puede llegar a alcanzar en el matrimonio, imagen de su amor inter-Trinitario. Por eso, los cónyuges han de observar la estructura y dinámicas de aquellos matrimonios felizmente casados tras muchísimos años, y reflexionar sobre las leyes naturales que viven y se recrean en ellos.
En contraste también los invito a observar a los matrimonios desdichados o fracasados, y observaremos en primer lugar, las consecuencias en las relaciones interpersonales de la farmacología contraceptiva, que separa el sexo, del acto humano inteligente y voluntario de tener un encuentro interpersonal entre los cónyuges, manifestación de la unidad que son y del amor profundo que se tienen, con la posibilidad buscada o no de engendrar un hijo, una nueva vida, un nuevo hijo para Dios. Y en segundo lugar, podría analizar también cómo van aceptando comportamientos alejados a las dinámicas naturales de unidad y fidelidad propias de toda relación de amistad y de amor, pero especialmente de la unión matrimonial en la que los cónyuges han elegido como forma de vida ser una misma carne -Imagen que se plasma en sus propios hijos-.
El estilo de vida actual contiene la posibilidad del fracaso de muchos matrimonios, por eso quien quiera tener un matrimonio feliz y una vida matrimonial plena tendrá en ponerse en el empeño por lograrlo, de forma consciente y responsable.
La sexualidad en el matrimonio es un modo más de comunicación y de unidad que le son propios, por eso, no es conveniente deshumanizarlo, volverlo parte de la rutina. La sexualidad debe ser expresión de su unidad íntima de espíritus que se manifiesta a través de sus cuerpos. Es la unidad que son y los trasciende como individuos. Es un tercero que son juntos y que los hace ser mejores. Que además les permite trascender en el tiempo gracias los hijos queridos, cuidados y educados por los dos.
Además, es una injusticia dejar a los hijos sin alguno de sus padres, ya sea temporal o definitivamente, por egoísmos y torpezas de sus padres. Los hijos tienen derechos a ser producto de un matrimonio estable y amoroso que les permita desarrollar su personalidad y cualidades de forma óptima, y tener una identidad familiar que los enorgullezca. Los padres están al servicio del mejor desarrollo de sus hijos, por eso, son ellos los principales responsables de su educación.
Por lo tanto, es tanto un derecho como una obligación para los padres hacer un matrimonio y una familia feliz y responsable para ellos mismos y para sus hijos. Por eso, no sólo los niños o los jóvenes han de fortalecerse en las virtudes –hábitos operativos buenos- (que se contraponen a los vicios), también los cónyuges tienen que ser constantes en su querer quererse, deben de ser sobrios en sus relaciones con personas del otro sexo, ser creativos en sus encuentros interpersonales entre ellos, diligentes en las acciones de conquista mutua, tener orden en sus horarios y actividades para no robarle tiempo al cónyuge o a los hijos que les pertenece, prudencia y perseverancia en la asignación de metas individuales y compartidas, y sobre todo un gran espíritu de servicio desinteresado.
A todo esto un ingrediente importantísimo podemos agregar: la formación y vida religiosa, que siempre asegurara una mayor fortaleza contra las adversidades que siempre hay. También es importante que los cónyuges pidan a Dios por su esposo/a, en ocasiones es un descuido que no tiene justificación, todos necesitamos que pidan por nosotros, que maravilla que sea nuestro propio cónyuge sea quien nunca nos deje y siempre nos acompañe con sus oraciones.
A tener un matrimonio fuerte también ayuda una vida corporal sana: que los cónyuges cuiden su higiene, su salud, su fertilidad, su alimentación y que hagan deporte. Si además, lo convierten en una actividad compartida mejor, ya que les dará espacios para compartir, para conversar, etc.
También pueden compartir hobbies: clases de arte, letras o ciencias. Colecciones, cine, aficiones, etc. Aquí la creatividad humana es infinita y siempre podrán encontrar algo que compartir y hacer motivo de encuentro interpersonal, ejemplos pueden ser el gusto por la gastronomía, por un deporte, por la filatelia, etc.
El chiste es no perder la iniciativa de hacer un matrimonio bello, bueno y feliz. Todo hombre es creativo, entonces todo matrimonio puede crear su propio matrimonio tan bello y bueno como quiera, ya que como el amor verdadero es una actividad del espíritu humano, no tiene las limitaciones de lo material y puede tender hacia la perfección de lo infinito.
Felicitaciones ma ha encantado el artículo y me parece un tema muy interesante. Les agradecería me recomendaran si hsy algún libro sobre este tema
Felicitaciones, excelente articulo, real, sincero y con buenos soportes sobre el tema, estoy plenamente convencida que el matrimonio y la familia son la base y al estabilidad de una sociedad y si este se desintegra, la humanidad flaquea.Lo recomiendo.
me parece muy importante este tema para todos los matrimonos. se necesita mucho la creatividad y la espiritualidad ya que sin esos dos ingredientes se pierde el sentido del matrimoni y del amor. gracias esta buenisimo este tema.