Desde el pecado original las puertas del cielo estaban cerradas. Por los méritos de Jesucristo se nos perdonan todos nuestros pecados y se nos abren las puertas del cielo.
DIOS SE HIZO HOMBRE PARA REDIMIRNOS DEL PECADO Y DARNOS LA VIDA ETERNA
Redimir del pecado es rescatar a precio. Desde el pecado original que cometieron Adán y Eva , las puertas del cielo estaban cerradas y nadie podía entrar allí. Por los méritos de la Redención de Jesucristo se nos perdonan todos nuestros pecados y se nos abren las puertas del cielo.
Dios envió a su Hijo para redimir a los hombres:
«Habéis sido rescatados…, con la preciosa sangre de Cristo»(377). «Habéis sido comprados a gran precio». «Él salvará a su pueblo de sus pecados»(378). «Jesucristo se dio a sí mismo como rescate para todos»(379). «El Hijo del Hombre vino a dar su vida para redención de todos»(380). Cristo murió por nosotros. Cristo murió por todos.
Pero para salvarnos hace falta creer en las verdades reveladas por Dios y hacer buenas obras: «El que creyere, se salvará; y el que no creyere, será condenado»(381). «Si quieres entrar en la vida eterna, guarda los mandamientos»(382).
Iba el filósofo franciscano irlandés Duns Scoto paseando por un camino y se encontró con un labrador que, sudoroso, hundía la reja del arado en la tierra dura. Empiezan a hablar de Dios. A las pocas palabras el labriego le interrumpe:
– Me permite hacerle una pregunta. Vamos a ver.
– Dios lo sabe todo. Dios es infalible. No se puede equivocar. En este instante Dios sabe si me voy a salvar o si me voy a condenar. Ahora bien, si Dios sabe que me voy a salvar, por más que peque, me salvaré; en cambio, si Dios sabe que me voy a condenar, por más que me esfuerce, me condenaré. Por tanto, para qué me voy a preocupar de hacer buenas obras» – Dios conoce si te salvarás o condenarás, del mismo modo que conoce si este año recogerás una cosecha espléndida o lo perderás todo en una helada. Según tu razonamiento, como Dios ya sabe lo que ocurrirá con tu cosecha, y Dios no se puede equivocar, es inútil que te esfuerces en arar y sembrar la tierra. Recoge tu arado, vete a tu casa y espera a ver qué pasa. Y abriendo su libro de rezos, siguió su paseo por el camino adelante. El labriego se quedó sin saber qué decir. A pesar de la ciencia infalible de Dios, si él no sembraba, era cierto que no recogería cosecha.
Y es que el recoger o no recoger cosecha, el que yo me salve o me condene, no ocurre porque Dios ya lo sabe; sino que Dios ya lo sabe desde ahora porque, de hecho, ocurrirá después. Si tú dejas caer una piedra desde tu ventana, antes de que llegue al suelo, sabes que dará un golpe.
Efectivamente, a los pocos segundos oyes el golpe. Pero el golpe no ocurrió porque tú lo sabías, sino que tú lo sabías porque de hecho iba a ocurrir necesariamente. La diferencia está en que nosotros sólo podemos conocer el futuro cuando éste depende de las leyes físicas necesarias, en cambio, Dios conoce también el futuro de los seres libres; pues por Él no pasa el tiempo. Dios conoce ya la película de tu vida, y sabe cómo va a terminar. Pero la película la haces tú, libre y voluntariamente. Saldrá lo que tú quieras.
Si yo veo grabado en vídeo un partido de fútbol, al que he asistido personalmente, sé de antemano el resultado, pero no por eso soy
responsable de la goleada. Dios conoce mi futuro, pues para Él todo es presente; pero mi futuro depende de mí.
El que se condena es porque no ha querido cooperar a las gracias que Dios le ha dado: «Os he llamado y no me habéis escuchado»(383); «Tú eres culpable de tu perdición»(384).
Preguntaron a un niño en la escuela:
– Quién creó los demonios»
Respondió:
– Dios los hizo ángeles; pero ellos se hicieron demonios.
Bien respondido. Lo mismo ocurre con nosotros. Dios nos crea para el cielo; pero nosotros nos hacemos merecedores del infierno, si morimos en pecado. Dios no te condena. Eres tú quien te condenas por no cumplir. Lo mismo que no es correcto decir que el profesor suspende. Es el alumno el que se suspende al responder mal. El profesor justo lo único que hace es declarar que el alumno está mal preparado. Lo mismo Dios. Él te crea para que te salves, desea que te salves; pero si no cumples, tendrá que declarar que no eres apto para la salvación, sino para el infierno.
El sacrificio de Jesús
JESUCRISTO NOS REDIMIÓ OFRECIENDO EL SACRIFICIO DE SU VIDA EN LA CRUZ, para el perdón de nuestros pecados y devolvernos la gracia y amistad de Dios.
La muerte de Jesucristo clavado en la cruz es el hecho más grande que ha visto la historia. Para la reparación del género humano, en plan de justicia estricta y perfecta (condigna), fue absolutamente necesario la Encarnación y Redención de Cristo(385).
Dios pudo haber mandado al infierno a todos los hombres que hubieran pecado mortalmente; pero -por el mucho amor que nos tiene- no hizo eso, sino que, al contrario, quiso hacerse hombre para redimirnos. Y aunque hubiera bastado para esto una sola lágrima de sus ojos o una palabra de sus labios(386), quiso sufrir tormentos tan espantosos y muerte tan cruel, para que veamos el valor de nuestra alma y tengamos horror al pecado, para darnos prueba de su amor a nosotros, y para servirnos de ejemplo en nuestros trabajos y penalidades.
Jesús quiere que correspondamos al amor que nos tiene. Por eso, en muchas de sus imágenes, nos enseña el Corazón, pidiendo que nosotros le amemos también a Él y le consagremos y le dediquemos todos los actos de nuestra vida, principalmente los que más nos cuestan. El dolor y el sufrimiento son un tesoro si se saben aprovechar para la otra vida ofreciéndolos a Dios.
La vida cristiana, aun en sus más mínimas acciones, posee una riqueza de valor inapreciable, debido a la unión de todo bautizado con Cristo , de cuya misión y méritos redentores participa. Todo ese valor y precio puede ofrecerse a Dios para reparar los pecados y colaborar en salvar el mundo, y aun para conseguir de la omnipotencia de Dios gracias y favores en beneficio propio y ajeno.
El Apostolado de la Oración , es una Obra de la Iglesia que asocia a treinta y siete millones de personas, unidas en Cristo , para vivir los grandes intereses de su Reino, mediante el sincero ofrecimiento del valor redentor de todas sus acciones, sufrimientos, alegrías y oraciones.
La Dirección en España del Apostolado de la Oración está en Núñez de Balboa 115, Madrid-28006, Telf.: (91) 562 80 49. Hay que santificar el trabajo . Hacer las cosas lo mejor que podamos, por amor de Dios. El seglar no puede santificarse a base de largos rezos y tremendas penitencias. Algo debe rezar siempre, pero no podrá rezar mucho. Algo tendrá que sacrificarse siempre, aparte de los muchos sacrificios que la vida trae consigo. Pero lo constante, lo que será de todos los días, y de todos los momentos de cada día, es hacer bien lo que se está haciendo; y eso para complacer a Dios, cumpliendo su santa voluntad. En esto ha de buscar el seglar su auténtica santidad.
Para facilitarte el ofrecimiento de tus obras, te pongo en los Apéndices el Ofrecimiento de Obras del Apostolado de la Oración, que te recomiendo reces todos los días.
Este ofrecerte a ti mismo a Jesucristo , y contigo todas tus cosas, en correspondencia a su Amor Infinito y en reparación de los pecados y ofensas que continuamente recibe, se llama culto al Sagrado Corazón de Jesús . Este culto, que lleva consigo la veneración de la imagen del Corazón Herido por la lanza del soldado, es un verdadero compendio de nuestra Santa Religión y el mejor modo de vivir nuestra fe, porque nos brinda la manera práctica de entregarnos a Cristo y al prójimo, amándolos de verdad y reparando los pecados.
La religiosidad popular, hoy revaluada, con su sentido concreto y sensible, encuentra en el corazón de Cristo el camino más fácil de llegar al amor de Dios. La devoción al Sagrado Corazón no es una devoción más. Es la respuesta a Cristo porque me ama. Es toda una espiritualidad. Tenemos que caer en la cuenta del amor enorme que nos tiene Dios. Por eso se hizo hombre, y murió por salvarnos. Por eso después de esta vida nos prepara otra maravillosa. Y ese amor lo simboliza en su Corazón. Dios nos quiere como el mejor Padre! Sólo el cristiano llama Padre a Dios. Veamos el amor de Dios en todas las circunstancias que nos rodean:
buenas o malas.
Confiemos plenamente en ese inmenso amor de nuestro Padre: Corazón de Jesús, en Ti confío, porque creo que me amas.
La devoción al Sagrado Corazón de Jesús , nos consigue grandes beneficios por Él prometidos; sobre todo nuestra salvación eterna, si comulgamos nueve Primeros Viernes de mes seguidos, como Él mismo prometió a Santa Margarita María de Alacoque.
El Papa Juan Pablo II, el 5 de Octubre de 1986, dijo en Paray le Monial que se siga difundiendo la práctica de los Nueve Primeros Viernes de mes , y que se ayude a los fieles a la participación en los sacramentos. La razón de la devoción de los Nueve Primeros Viernes de mes, podría ser que Cristo murió un Primer Viernes de abril(387), y estuvo nueve meses en el seno de María. Se conmemoran así dos grandes hechos de la Redención: la Encarnación y la Muerte.
Es evidente que quien hace los Primeros Viernes y después, fiado de esta promesa, se dedica a pecar a sus anchas, se está burlando del Corazón de Jesús; y no parece éste el mejor camino para alcanzar el cumplimiento de la promesa. Dijo San Pablo que de Dios no se ríe nadie(388). Si alguien comulgase presuntuosamente, es decir, sin propósito de enmienda, pensando pecar después, está claro que su comunión sería sacrílega, no válida, y no ganaría la promesa.
La promesa del Corazón de Jesús no es un seguro de salvación para los que quieran llevar una vida de pecado. El Concilio de Trento condena -y es de fe- a los que presumen de tener seguridad absoluta de salvarse. A no ser que hayan tenido revelación especial de ello.
No podemos tener una certeza infalible y de fe, pero sí podemos tener una certeza moral; pues nadie pierde la gracia si no peca mortalmente, y nadie peca mortalmente si no es responsable de lo que hace. Lo que ocurre es que hay hechos de los que no somos responsables, pero sí somos responsables de las causas remotas: hoy no vemos, porque la vista la perdimos poco a poco voluntariamente, y por lo tanto responsablemente. También puede ocurrir que el acto lo cometí libre y voluntariamente, y después me olvido del grado de voluntariedad que tuve. Por eso es conveniente terminar las confesiones diciendo: Me arrepiento además de todos los pecados de mi vida pasada y de aquellos de los que me haya olvidado.
Hay que tener en cuenta que la promesa del Corazón de Jesús sólo sirve para los que quieran salvarse; pues esta promesa no aniquila nuestra libertad. Quien se empeñe en ir por el camino del infierno, y no quiera rectificar, se condenará aunque haya hecho los Primeros Viernes. Pero a quien los ha hecho bien, y tiene voluntad de ir por el camino de salvación, aunque tanga caídas por fragilidad, hay muy sólidos fundamentos para creer que Dios se encargará de protegerle con una Providencia especial para que muera en estado de gracia.
Deberías tener en tu casa una imagen, cuadro o placa del Sagrado Corazón, pues Él también ha prometido que bendecirá las casas en las que su imagen esté expuesta y sea honrada. Harías bien en consagrar tu casa al Sagrado Corazón. En los Apéndices te pongo una fórmula para que puedas hacerlo estando la familia reunida.
JESUCRISTO DESPUÉS DE SU MUERTE RESUCITÓ Y SU FUE AL CIELO
Jesucristo, después de ser crucificado, estuvo muerto y enterrado, y al tercer día resucitó juntando su cuerpo y su alma gloriosos para nunca más morir. Por tanto, Jesucristo está ahora en el cielo en cuerpo y alma.
La resurrección de Cristo es el dogma fundamental del cristianismo.
«La expresión de San Mateo atribuye a Jesús sepultado una duración de «tres días y tres noches». Pero tal expresión venía a ser idéntica a la duración hasta el tercer día, al juzgarse el día como una unidad de día-noche. El decir «tres días y tres noches» es un modismo equivalente a «al tercer día»» (389). Antes de morir Jesús había profetizado varias veces su resurrección. Por lo tanto, al resucitar por su propio poder, demostraba nuevamente, y con la prueba más convincente, que era Dios. Dice San Mateo , que los fariseos mandaron a sus soldados que habían estado guardando la tumba, que dijeran: «Sus discípulos vinieron de noche estando nosotros dormidos y lo robaron». San Agustín dio a esto una respuesta definitiva: «Si estaban durmiendo, no pudieron ver nada. Y si no vieron nada, ¿cómo pueden ser testigos?»(390).
Los teólogos modernos buscan diversas explicaciones al hecho de la resurrección de Cristo. Pero cualquiera que sea la interpretación debe incluir la revivificación del cuerpo, si no se quiere hundir la teología de la resurrección. Algunos dicen que la resurrección de Cristo no es un hecho histórico, pues no hay testigos. Este modo de hablar es ambiguo y puede confundir; pues «no histórico» puede confundirse con «no real».
Por eso no debe emplearse, como recomienda el padre José Caba, S.I, Catedrático de la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma, en su libro «Resucitó Cristo, mi esperanza»(391). La resurrección de Cristo es un hecho que ha sucedido en la realidad. Aunque no haya habido propiamente ningún testigo del hecho de la resurrección, en cuanto tal, es histórica en razón de las huellas dejadas en nuestro mundo y de las que dan testimonio los Apóstoles.
Si aparece un coche en el fondo de un barranco y está destrozado el pretil de la curva que hay en ese sitio, no necesito haber visto el accidente, para comprender lo que ha pasado. De la misma manera puedo conocer la resurrección de Jesucristo. Para otros sí se puede considerar como hecho histórico, pues puede localizarse en el.espacio y en el tiempo; y según Pannemberg es histórico todo suceso que puede ser colocado en unas coordenadas de espacio y tiempo(392).
Por eso para el P.Ignacio de La Potterie, S.I., que es uno de los mejores especialistas en el mundo del Evangelio de San Juan , la resurrección de Cristo tuvo una realidad física, histórica(393). La resurrección de Cristo la refiere San Pablo en carta a los Corintios, el año 57, es decir, a contemporáneos de los hechos: «Cristo murió por nuestros pecados, fue sepultado y resucitó al tercer día»(394). Y lo atestigua San Pedro : «De Jesús resucitado todos nosotros somos testigos»(395). San Lucas lo afirma enfáticamente: «El Señor ha resucitado verdaderamente»(396).
Cristo estaba muerto en la cruz . Por eso los verdugos no le partieron las piernas como solían hacer para rematar a los crucificados. Si no hubiera estado muerto, le hubiera matado la lanzada que le abrió la aurícula derecha del corazón.
La cantidad de sangre que salió después de la lanzada, según el relato de San Juan que estaba allí presente, dicen los médicos, sólo se explica porque la lanza perforó la aurícula derecha que en los cadáveres está llena de sangre líquida(397).
Al tercer día el sepulcro estaba vacío : no estaba el cuerpo de Cristo.
La fe en la resurrección de Jesucristo parte del sepulcro vacío. Oscar Cullmann, protestante, de la Universidad de Basilea, dice: la tumba vacía seguirá siendo un acontecimiento histórico. Los Apóstoles no habrían creído en la resurrección de Jesús de haber encontrado su cadáver en el sepulcro.
Los cuatro evangelistas relacionan el sepulcro vacío con la resurrección de Cristo:
a) San Mateo : «No está aquí, pues ha resucitado»(398).
b) San Marcos : «Ha resucitado, no está aquí»(399).
c) San Lucas : «No está aquí, sino que ha resucitado»(400).
d) San Juan al ver la tumba vacía y la disposición de los lienzos «vio y creyó»(401) que había resucitado; pues si alguien hubiera robado el cadáver, no hubiera dejado los lienzos tan bien puestecitos.
San Juan vio la sábana, que había cubierto el cadáver de Jesús, yaciendo en el suelo, y doblado aparte el sudario que había estado sobre su cabeza. Según los especialistas(402) la palabra «ozonia» usada por San Juan debe traducirse por «lienzos» y no por «vendas» como hacen algunos equivocadamente. Es verdad que las vendas son lienzos, pero no todos los lienzos son vendas.
El sepulcro vacío sólo tiene dos explicaciones. O alguien se llevó el cadáver o Cristo resucitó. El cadáver no lo robaron los enemigos de Cristo , pues al correrse la noticia de la resurrección la mejor manera de refutarla hubiera sido enseñar el cadáver. Si no lo hicieron, es porque no lo tenían. Tampoco lo tenían sus amigos, pues los Apóstoles murieron por su fe en Cristo resucitado, y nadie da la vida por lo que sabe es una patraña. Se puede dar la vida por un ideal equivocado, pero no por defender lo que se sabe que es mentira. Es evidente que los Apóstoles no escondieron el cadáver.
Luego si Cristo estaba muerto, y el sepulcro estaba vacío, y nadie robó el cadáver, sólo queda una explicación: Cristo resucitó.
San Pablo nos habla también de la resurrección de Cristo en la Primera Carta a los Tesalonicenses del año 51 de nuestra era: Jesús murió y resucitó; y en la Primera Carta a los Corintios del año 55: Cristo resucitó al tercer día. Una confirmación de la resurrección de Cristo es la Sábana Santa de Turín donde ha quedado grabada a fuego su imagen por una radiación en el momento de la resurrección. No hay explicación más aclaratoria.
Sobre la Sábana Santa yo he hecho tres vídeos titulados: «La autenticidad de la Sábana Santa», «La Sábana Santa y el Carbono-14», «La Sábana Santa y el Sudario de Oviedo». Los tres se complementan, aunque algunas cosas se repiten.
La resurrección de Jesucristo es totalmente distinta de la resurrección de Lázaro o de la del hijo de la viuda de Naín: éstos resucitaron para volver a morir, pero Cristo resucita para nunca más morir . «Cristo resucitado de entre los muertos, ya no vuelve a morir»(403).
La resurrección de Cristo no fue una reviviscencia para volver a morir, como le pasó a Lázaro; tampoco fue una reencarnación, propia del budismo y del hinduismo; menos aún fue el mero recuerdo de Jesús en el ánimo de sus discípulos. Fue el encuentro con Jesús resucitado lo que provocó la fe de los discípulos en la resurrección, y no viceversa. La resurrección no fue la consecuencia, sino la causa de la fe de los discípulos. (…) Jesucristo fue restituido con su humanidad a la vida gloriosa, plena e inmortal de Dios. (…)
Se trata de la transformación gloriosa del cuerpo.
Después de resucitar, antes de subir al cielo con su Padre , estuvo varios días apareciéndose a los Apóstoles que comieron con Él y le palparon con sus propias manos. Los fantasmas no comen ni se dejan palpar. Cristo resucitado cenó con los Apóstoles y se dejó palpar por Santo Tomas . Decía Cristo : «Soy Yo. Tocadme y ved. Un espíritu no tiene carne y hueso, como veis que Yo tengo»(404).
San Pedro lo recuerda: «Nosotros hemos comido y bebido con Él después que resucitó de entre los muertos»(405). En una ocasión se apareció a más de quinientos estando reunidos. Así nos lo cuenta San Pablo escribiendo a los Corintios, y añadiendo que muchos de los que lo vieron, todavía vivían cuando él escribía aquella carta(406), en los años 55-56 de nuestra Era.
El verbo empleado por San Pablo excluye una interpretación subjetiva del término, «aparición»(407). Las apariciones de Jesús son un motivo de credibilidad en la resurrección de Cristo.
Jesús resucitado tiene un cuerpo glorioso con propiedades distintas a las de un cuerpo material.
En la Biblioteca Nacional de Madrid he leído un incunable en el que Poncio Pilato escribe al emperador Tiberio sobre Cristo . Dice:
Después de ser flagelado, lo crucificaron. Su sepultura fue custodiada por mis soldados. Al tercer día resucitó. Los soldados recibieron dinero de los judíos para que dijeran que los discípulos robaron su cadáver. Pero ellos no quisieron callar y testificaron su resurrección . Sabemos con certeza que existieron unas actas oficiales de Poncio Pilato , Procurador de Judea, al Emperador Tiberio , como era obligación y costumbre en el Imperio por testimonio de Tertuliano (siglo III)(408).
LA ÚNICA RELIGIÓN VERDADERA ES LA DE JESUCRISTO
El camino para llegar a Dios es el que Él mismo nos ha señalado revelándonos una religión.
La religión verdadera sólo puede ser una, pues las religiones se contradicen entre sí, y la verdad sólo puede estar en uno de los dos campos: si sobre un punto concreto, y desde un mismo punto de vista, unos dicen que sí y otros que no, no pueden los dos tener la razón al mismo tiempo. Si uno dice que Cervantes nació en España y otro dice que nació en Inglaterra, es evidente que no pueden tener los dos razón al mismo tiempo. Uno de los dos se equivoca. Los católicos decimos que Cristo es Dios. Otros lo niegan. Es claro que no podemos tener todos la razón.
Por eso sólo hay una religión verdadera . Pero para conocerla no hace falta estudiar todas las religiones. Basta conocer los motivos de credibilidad del cristianismo para saber que es la religión verdadera. Sería absurdo pensar que Dios ha revelado varias religiones contradictorias entre sí. La única religión verdadera es la que Dios ha revelado, y la podemos conocer por señales ciertas, como son los milagros de Jesucristo. La religión católica ha sido fundada por Cristo-Dios . Todas las demás religiones han sido fundadas por hombres. Ni Buda, ni Confucio, ni Mahoma, ni Lutero, etc., pretendieron ser Dios.
Jesucristo afirmó repetidas veces en su vida que Él era Dios (ver n 32 ). La ocasión más solemne fue ante el sanedrín cuando la interpelación de Caifás. Caifás ante esta afirmación de Cristo le llama blasfemo y le condena a muerte. La blasfemia se castigaba con la pena de muerte entre los hebreos. Para confirmar que era verdad lo que decía, Jesucristo hizo varios milagros. Sobre todo su propia resurrección (ver n 35 ).
Antes de resucitar a Lázaro , dirigió a su Padre celestial esta breve oración: «Gracias te doy, Padre mío, porque me has oído. Ya sé que siempre me oyes, pero lo digo por el pueblo que me rodea, para que crean que Tú me has enviado»(409).
Los milagros de Jesucristo nos constan por la historicidad y autenticidad de los Evangelios, que se demuestra científicamente muchísimo mejor que la de otros libros de los que no duda ninguna persona culta.
«El prejuicio sistemático de sospecha que ha recaído sobre los Evangelios, durante casi un siglo, recae actualmente, gracias al estudio de los criterios de autenticidad, sobre quienes niegan su autenticidad. Esta inversión de las posiciones no es un retorno a la ingenuidad crítica, sino la consecuencia de que los Evangelios han encontrado de nuevo crédito a los ojos de la crítica histórica»(410).
Aquella generación cristiana que había presenciado los hechos que se narran en los Evangelios, los encontraban tan correctamente relatados, que los copiaban a mano (entonces no había imprenta) y los transmitían de generación en generación, de modo que hoy tenemos de los Evangelios más copias que de ningún otro libro de aquel tiempo.
A nadie se le ocurre dudar de la autenticidad de las obras de los clásicos latinos César, Cicerón, Horacio y Virgilio . A pesar de que -aunque todos ellos vivieron tan sólo 50 años antes de Jesucristo – no conservamos, ni con mucho, las pruebas que conservamos de los Evangelios.
El autor clásico contemporáneo de Jesucristo de quien conservamos mejores documentos es Virgilio . Pues bien, de Virgilio , sólo tenemos tres códices unciales. En cambio de los Evangelios tenemos doscientos diez. Superioridad aplastante!(411).
De Platón los manuscritos que conservamos son 1500 años posteriores a él (412).
De Aristóteles que vivió 300 años antes de Cristo , cuyo «Tratado de Lógica» sigue siendo hoy día la base de todo razonamiento filosófico, el manuscrito más antiguo que conservamos es 1400 años posterior a él.
Nuestro gran historiador contemporáneo de fama mundial, Menéndez Pidal, Premio March, que murió en 1968, en su «Historia de España», en treinta tomos, de la Editorial Espasa Calpe, fundamenta algunas de sus afirmaciones en la obra «Germania» del historiador romano Tácito, posterior a Cristo , pues murió el año 120. Pues bien, de la Germania , de Tácito , el códice más antiguo que se conserva es 1340 años posterior a él (413). Del historiador griego Polibio , que murió 120 años antes de Cristo , y de quien Mommsen , Catedrático de Historia Antigua de la Universidad de Berlín y Premio Nobel, dice que a él es a quien deben las generaciones posteriores, incluso la nuestra, los mejores documentos acerca de la marcha de la civilización romana , el manuscrito más antiguo que de él conservamos es 1067 años posterior a su muerte(414).
En cambio, de los Evangelios conservamos manuscritos muy próximos a ellos. El Evangelio de San Juan se escribió el año 95(415); pues bien, en 1935 se descubrió el papiro Rylands (P.52) sobre este Evangelio, que se conserva en Manchester. Fue adquirido en 1920 por B.P.Granfell para el librero John Rylands . Según los especialistas se escribió hacia el año 130(416). Tan sólo 35 años después. ¡Esto es maravilloso!
El papiro Bodmer II , que se conserva en la Biblioteca de Cologny, en Ginebra, y que contiene casi en su totalidad el Evangelio de San Juan , es 100 años posterior a él(417). En 1956 fue publicado por V. Martín(418). De los tres siglos posteriores a Jesucristo se conservan treinta papiros(419). Esto es un caso único en toda la historiografía grecorromana.
En 1972 el Padre José O»Callaghan , jesuita español papirólogo, Profesor de la Universidad Gregoriana de Roma, y Decano de la Facultad Bíblica del Pontificio Instituto Bíblico de Roma, y de la Facultad Teológica de Barcelona, descifró unos fragmentos de papiros encontrados en la cueva 7 del Qumrán (Mar Muerto). Se le identifica así 7Q5. Se trata del texto de San Marcos , 6: 52s. En once cuevas aparecieron seiscientos rollos de pergaminos. En estos manuscritos, que se descubrieron en 1947, han aparecido textos del Éxodo, Isaías, Jeremías, etc. De casi todos los libros del Antiguo Testamento. El texto descifrado por el P. O»Callaghan es un fragmento del Evangelio de San Marcos enviado a Jerusalén por la cristiandad de Roma y que los esenios escondieron en esa cueva en ánforas, una de las cuales tiene el nombre de ROMA en hebreo(420).
Probablemente esto ocurrió cuando la invasión de Palestina por los romanos, antes de la ruina de Jerusalén del año 70. En concreto cuando se aproximaban las tropas de Vespasiano el año 68.
Este descubrimiento ha sido considerado como el más importante de este siglo sobre el Nuevo Testamento. En 1991 se ha publicado una edición facsímil con 1.787 fotografías de estos manuscritos.
Esta interpretación del P. O»Callaghan ha sido recientemente confirmada por el eminente Profesor alemán de la Universidad de Oxford, Carsten Peter Thiede , en la prestigiosa revista internacional BIBLICA(421). Thiede , dice textualmente: Conforme a las reglas del trabajo paleográfico y de la crítica textual, resulta cierto que 7Q5 es Marcos , 6: 52s . El 7Q5 es el papiro de O»Callaghan . Thiede ha publicado un estudio apoyando al P. O»Callaghan titulado «El manuscrito más antiguo de los evangelios» Son cada vez más los que aceptan esta identificación , ha dicho el P. Ignacio de La Potterie, S.I., como se ha visto en el Simposio Internacional celebrado del 18 al 20 de octubre de 1991 en Eichstät(422), donde apoyaron esta opinión los expertos en papirología Hunger, de la Universidad de Viena, y Riesenfeld, de la Universidad de Upsala (Suecia). El texto 7Q5 ha sido estudiado en ordenador por IBICUS de Liverpool, y se ha demostrado que esa combinación de letras, en la Biblia, sólo se encuentra en Marcos 6: 52s, que es el 7Q5(423).
El paleógrafo inglés Roberts , de la Universidad de Oxford, primera autoridad mundial en paleografía griega, antes de que se descifraran estos papiros, estudiando la grafía, afirmó que eran anteriores al año 50 después de Cristo , es decir, unos 20 años después de la muerte de Jesús , y 10 años después que Marcos escribiera su Evangelio. Sin duda es anterior al año 68 en que fueron selladas las cuevas del Qumrán, con los papiros dentro, antes de huir de las tropas de Vespasiano , que invadieron aquel territorio el año 68 . Se trata, por lo tanto, del manuscrito más cercano a Jesús de todos los conocidos(424).
El descifrador de estos documentos ha manifestado que ya no puede afirmarse que el Evangelio sea una elaboración de la antigua comunidad cristiana, y que tuvo un período más o menos prolongado de difusión oral antes de ser escrito, sino que tenemos ya la comprobación de los hechos a través de fuentes inmediatas.
Este descubrimiento ha dado al traste con las teorías de Bultmann. La proximidad de este manuscrito al original echa por tierra la hipótesis de Bultmann, según a cual los Evangelios son una creación de la comunidad primitiva que transfiguró el Jesús de la historia en el Jesús de la fe.
Este descubrimiento confirma científicamente lo que la Iglesia ha enseñado durante diecinueve siglos: la historicidad de los Evangelios. La ofensiva contra la historicidad de los Evangelios comenzó con Friedrich Strauss en 1835. La renovó Ernest Renán en 1863. Modernamente Rudolf Bultmann afirma que no podemos saber nada sobre la vida de Jesús, pues los Evangelios son la idealización de una leyenda de generaciones posteriores. Si el 7Q5 es del año 50, esta idealización no es posible en contemporáneos.
El célebre teólogo protestante Oscar Cullmann , seguidor un tiempo de Bultmann , reconoce que se separó de Bultmann por la interpretación que éste hacía de la Biblia. Para Bultmann el único elemento histórico de los Evangelios que quedaría a salvo es la cruz. El resto, incluida la resurrección, sería un mero símbolo.
Uno de los seguidores de Bultmann ha dicho de este descubrimiento del 7Q5: «Habrá que echar al fuego siete toneladas de erudición germánica»(425). El lapso de tiempo que transcurre entre los acontecimientos y la composición de los Evangelios es tan breve, que no permite la formación de un mito contrario a la historia.
Recientemente el Dr. Carsten Peter Thiede ha publicado en la revista alemana «Zeitschrift Für Papyrologie», especializada en papirología, haber descubierto un papiro con un fragmento del capítulo veintiséis del Evangelio de San Mateo , escrito en el siglo I de nuestra Era. Se trata del «Magdalen Cr. de Roma 17», por encontrase en la Biblioteca del Colegio de la Magdalena de Oxford. Fue donado a este Colegio por el Rvdo. Charles B. Huleat, antiguo alumno de este Colegio, que había sido capellán de la Iglesia Británica de Luxor, en Egipto(426). Allí se lo compró a un anticuario.
Se trata de tres fragmentos de Mateo escritos el año 70. En la Navidad de 1994 la noticia salta a la primera página del The Times . Hace unos meses Thiede ha publicado un libro sobre el tema: testigo ocular de Jesús. Su lectura es un verdadero placer intelectual y espiritual.
El Padre B. Manzano, S.I., que ha escrito la vida documentada de Jesucristo más moderna que tenemos en castellano, y que es un especialista en temas de Palestina, da estas fechas en las que probablemente se escribieron los tres Evangelios sinópticos.
El Evangelio de San Mateo, entre el 37 y el 42.
El Evangelio de San Marcos, entre el 40 y el 45.
El Evangelio de San Lucas, entre el 47 y el 56.
El Evangelio de San Juan, como dije antes, se escribió en el año 95
H.J. Schultz, Profesor de la Universidad de Würtzburg (Alemania) afirma que ningún Evangelio sinóptico fue escrito después del año 70. Esta opinión ha sido apoyada por el célebre exégeta Rudolf Schnackenburg por el peso de las argumentaciones presentadas.
Algunos piensan que si los Evangelios se escribieron varios años después de la muerte de Cristo , quizás no reflejaran con exactitud los dichos de Jesús, sino que tal vez sean una libre reconstrucción. Pero hay que tener en cuenta la costumbre de los hebreos de memorizar la Biblia, el Talmud, la Torá, etc. De este modo podemos tener la garantía de que los textos evangélicos nos acercan al verdadero pensamiento de Jesús y a su propia palabra.
En el siglo II, los Evangelios son confirmados por Papías , discípulo de San Juan ; por Clemente Romano , discípulo de San Pedro , y Papa del año 91 al año 100; por San Ignacio de Antioquía , también discípulo de San Juan ; por San Justino, San Ireneo , Obispo de Lyon y discípulo de San Policarpo , amigo de San Juan ; por Orígenes, Tertuliano, Clemente de Alejandría, el pastor Hermas, etc. etc. Todos ellos del siglo II.
El texto de los Evangelios se nos ha transmitido literalmente en lo esencial. Es cierto que no poseemos los originales. Pero lo mismo ocurre con todos los escritores de aquel tiempo . Esto se debe a la fragilidad del material sobre el que entonces se escribía. El texto sagrado se copiaba con tanto interés y se guardaba con tanto cariño, que por eso no existe ningún libro de aquel tiempo que se le pueda comparar en número y calidad de manuscritos.
Es, además, excepcional el estado de conservación . De los autores latinos las obras completas más antiguas que conservamos son posteriores al siglo VIII. En cambio, códices evangélicos completos, de los siglos IV al VI, se conservan setenta y ocho. Y los Evangelios se citaban con tal frecuencia que solamente con las citas que existen en las obras de siete escritores de los siglos II al VI (Justino, Ireneo, Clemente, Orígenes, Tertuliano, Hipólito y Eusebio ) se podrían reconstruir en toda su integridad los cuatro evangelios: se conservan de ellos 26.487 citas .Por todo esto, el gran crítico inglés en literatura clásica, B.H.Streeter , confiesa que los Evangelios (en cuanto a su autenticidad) tienen la posición más privilegiada que existe entre todas las obras de la antigüedad.
Por tanto, quien no admite lo que dicen los Evangelios, no tiene derecho a creer en nada de la Historia Antigua, pues las cosas que nos dicen los Evangelios nos constan con mucho más rigor que muchísimas de las cosas que admite la Historia de la Antigüedad. Y una de las cosas en que más insisten los Evangelios es en los milagros que Cristo hizo para probar que era Dios.