Dame, Señor, la simplicidad de un niño y la conciencia de un adulto. Dame, Señor, la prudencia de un astronauta y el coraje de un salvavidas. Dame, Señor, la humildad de un barrendero y la paciencia de un enfermo. Dame, Señor, el idealismo de un joven y la sabiduría de un anciano. Dame, Señor, la disponibilidad del Buen Samaritano y la gratitud del menesteroso. Dame, Señor, todo lo que de bueno veo en mishermanos, a quienes colmaste con tus dones. Haz, Señor, que sea imitador de tus santos,o, mejor, que sea como Tú quieres: perseverante, como el pescador, y esperanzado como el cristiano. Que aparezca en el camino de tu Hijo y en el servicio de los enfermos. Amén.Autor: Padre Ignacio LarrañagaEnvió: Perla Mar