¡TENEMOS CAMPEÓN!

El cerrojazo a la Copa del Mundo de Sudáfrica 2010 estuvo acorde a todo el desarrollo del torneo: El buen fútbol quedó a deber. Sin embargo, en esta ocasión esa ausencia tuvo de cómplice a uno de los equipos, concretamente Holanda, que simplemente no quiso jugar, haciendo del juego rudo premisa y fundamento.

Se esperaría que un cuadro rebosante de talento, propondría el juego vistoso y encararía a un rival lleno de calidad como España en igualdad de condiciones pero resultó que no. La “Naranja Mecánica” dejó su lugar a unos “mecánicos de naranja” que se dedicaron a golpear, intimidar y agredir a su oponente, con la complicidad de un impostor disfrazado de árbitro como el inglés Howard Webb.

Imposible saber si el hacha con la que intentaron talar las piernas de sus adversarios provino de una orden del entrenador pero lo cierto es que los “tulipanes”, convirtieron al faul en el táctico del partido, imposibilitando la fabricación de un par de jugadas hilvanadas.

A mediados del primer tiempo, Nigel De Jong propinó una patada de Tae Kwon Do sobre el pecho de Xavi Alonso que merecía pena corporal, sin embargo, recibió solo una tibia tarjeta amarilla que señalaría el derrotero del encuentro: Los holandeses entendieron que no había árbitro.

Al ratito, Wesley Sneijder aplicó tremenda “plancha” sobre la rodilla de de Sergio Busquets y el silbante solo se limitó a marcar la falta, dejando libre el camino a esa pandilla de golpeadores ataviados de anaranjado que buscaban sin cesar la humanidad de los ibéricos.

Ante la falta de personalidad del juez, España siguió proponiendo el partido, dependiendo de la exactitud de Andrés Iniesta, brújula y guía de la “Furia Roja”, quién se perdía en el anonimato, resintiendo el castigo al que sus tobillos eran sometidos.

En lo que sería el colmo de la injusticia, Arjen Robben enfrentó cara a cara a Iker Casillas quién, en un lance de milagrería, evitó la caída de su arco.

Los representantes de los “Países Bajos” porfíaban en su intención de percudir el juego y cerca del final de los noventa minutos, otra vez Robben se fue solo y recibió falta de Carles Puyol, lo que era una oportunidad manifieta de gol que le pasó de noche al colegiado, incidiendo en el resultado, pues era la exclusión del duro defensor catalán.

Llegaron los tiempos extra y la expulsión de John Heitinga, lo que abrió la puerta a los arribos constantes de los hispanos hasta que, luego de un tiro de esquina no cobrado a favor de Holanda, cayó el gol que significaría no solo la victoria, sino la cristalización de un sueño largamente acariciado.

Los pupilos del bonachón Vicente del Bosque alzaron la Copa del Mundo. Qué pocas palabras para resumir tanta emoción. España es el monarca y lo logra con todo merecimiento, privilegiando el bien hacer por encima de todo.

Se fue Sudáfrica, viene Brasil. Hasta siempre.

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