EL LÍDER

Cuando solamente falta un encuentro para que nuestro Mundial termine, pudimos presenciar el partido por el tercer lugar entre Uruguay y Alemania y la verdad, resultó muy intenso y disputado.

La carga emocional de este cotejo es difícil de captar ya que es un juego entre equipos perdedores, la motivación puede extraviarse, los técnicos echan mano de suplentes que quizá jamás hubieran iniciado en el torneo y la abulia y la apatía suelen apoderarse de todos los participantes, árbitro incluído.

Uruguay mostró que, pese a todo, fue el mejor equipo de América. Imposible jugar con más entrega y caer con mayor dignidad, poniendo la muestra a otras selecciones, ¡ahí te hablan, Brasil!, que piensan que con la pura camiseta van a arrollar a los rivales.

Alemania volvió a demostrar que cuando de profesionalismo, tesón y disciplina se trata, ellos levantan la mano. Difíciles de doblar hasta en juegos amistosos, en el momento en que se toca el clarín de órdenes incitando a la batalla, se transforman en uan poderosa maquinaria lista para la guerra. Como en la vida, no siempre se puede ganar pero el ejemplo que nos dejan debería emularse en todos los aspectos, principalmente el futbolístico. ¡Ahí te hablan a ti también, “Bofo”!

Son tan competitivos que festejaron ruidosamente la obtención del tercer lugar, exactamente igual que hace cuatro años, porque para ellos es impensado regresar a casa con las manos vacías.

Una inoportuna lesión nos impidió presenciar la posibilidad de que Miroslav Klose pudiera contender con ventaja por el título de goleo y hacer historia al alcanzar o incluso superar al mítico Ronaldo como máximo artillero en este tipo de eventos.

Cuando de estampas mundialistas se trata, imposible omitir una espectacular y esta es la de Diego Forlán, camiseta (10) de la celeste, capitán de mar y tierra, ejemplo de pundonor, amor a la casaca y liderazgo.

Tuve la suerte verlo jugar en vivo y a todo color en el encuentro ante México y solo pude reafirmar la opinión que de él ya tenía. ¡Hay que ver lo que corre! Porque no es nada más el sentido con el que toca el balón, como se desmarca o tira a puerta sino ese sacrificio sin tregua que contagia al resto de sus compañeros.

En todo conglomerado humano existen personas cuyo comportamiento, visión, grado de aceptación en el grupo e inflexible esfuerzo, los convierten en ejemplo para los demás y Diego Forlán reúne todas estas características para erigirse en un líder con toda la autoridad.¡También a tí te hablan, Rafael Márquez!

Cuando los “expertos” de la FIFA conformen el “equipo ideal” de este Mundial, tendrán que incluir a Forlán, cuyo agónico disparo al marco alemán lo pinta de cuerpo entero.

¡Mis respetos, Líder!

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