Hay necesidad absoluta de pertenecer al alma de la Iglesia y esta ley no tiene excepción.
a) Hay necesidad, porque la fe y la gracia, frutos de los méritos de Cristo, es lo único que puede salvarnos después del pecado.
b) Esta ley es absoluta, esto es, no tiene excepción, porque los que están en pecado, aunque hayan sido bautizados, se encuentran voluntariamente corno "enemigos de Dios", lo han rechazado con un acto libre y consciente. Para los paganos que han recibido el bautismo de deseo, la gracia se mantiene gracias al fiel cumplimiento de la ley natural, impresa en la conciencia de todo hombre.
En efecto, el que cumple la ley natural, da a entender que cumple la voluntad de Dios lo mejor que puede; y en consecuencia que recibiría el bautismo, si Dios le manifestara tal obligación.
Pues bien, Dios no puede permitir que un alma se pierda en tales condiciones, sino que en el momento oportuno infundirá la fe y la gracia, para que pertenezca al alma de la Iglesia y se salve.
Dios puede infundirle la fe y la gracia por medio de una persona que lo instruya, por ejemplo un amigo; o por una inspiración interior, o aun, si fuere necesario, por medio de un ángel, como enseña Santo Tomás.
El Magisterio de la Iglesia reprueba "tanto a aquellos que excluyen de la salvación eterna a todos los que se adhieren a la Iglesia únicamente con un deseo implícito, como a aquéllos que falsamente aseguran, que los hombres en toda religión pueden salvarse igualmente" y precisa que "tampoco ha de considerarse, que basta cualquier deseo de ingresar en la Iglesia, para que el hombre se salve. Se requiere, pues, que el deseo, por el cual se ordena alguien a la Iglesia, esté informado por la perfecta caridad; y el deseo implícito no pueda tener efecto, a no ser que el hombre tenga fe sobrenatural" (Ep. S. Officii ad archiep. Bostoniensem, 8-VIII- 1949).
muy claro, el compromiso es grande , en realidad sin el e santo es para tirar la toalla