Jesucristo quiso que adornaran a su Iglesia cuatro cualidades; que fuera visible, perpetua, inmutable e infalible.
En efecto, Jesucristo:
a) Estableció un signo visible para entrar a ella: el bautismo.
b) Puso a su cabeza autoridades visibles: San Pedro, los demás Apóstoles y sus sucesores.
c) Le procuró medios exteriores de santificación: la predicación, los sacramentos, la obediencia a la autoridad.
Se equivocan, pues, los protestantes al afirmar que no fue la intención de Cristo el formar una sociedad exterior y visible.
Cristo quiso que su Iglesia fuera visible para que los hombres pudieran identificarla, reconocer su autoridad y acudir a sus ministros. De otra manera no hubiera podido obligarlos, bajo pena de condenación eterna, a pertenecer a ella.
De modo específico, ante cualquier confusión o duda, la Iglesia se identifica con Pedro, el Papa o Pastor Supremo: Ubi Petrus, ibi Ecclesia, ibi Deus, enseñaban los Santos Padres: «donde está Pedro, ahí está la Iglesia, ahí está Dios».
2o. Su perpetuidad consiste en que perdurará siempre, pues tiene la promesa de Cristo: «Yo estaré con vosotros hasta el fin de los siglos» (Mt. 28, 20).
La Iglesia debe ser perpetua en razón de su fin, pues debe salvara todos los hombres hasta el fin de los tiempos.
La perpetuidad de la Iglesia se llama también indefectibilidad. Indefectible significa que no puede faltar.
3o. Su inmutabilidad consiste en que ha conservado y conservará invariable el tesoro que recibió de Cristo, a saber: el dogma, la moral y los sacramentos.
No hay duda que ha habido desenvolvimiento y perfección en el dogma católico. Pero este desenvolvimiento consiste, no en que se hayan enseñado verdades nuevas, no contenidas en la Sagrada Escritura o en la Tradición; sino que se han declarado y enseñado en forma perfectamente clara y explícita verdades que estaban allí contenidas en forma general, oscura o imprecisa. Por ejemplo la Escritura enseña que en Dios hay Padre, Hijo y Espíritu Santo. El dogma se fue desenvolviendo hasta que encontró la fórmula precisa: en Dios hay tres personas en una sola Naturaleza. Y así ha sucedido con otras verdades.
4o. Su infalibilidad consiste en no poder errar en asuntos pertinentes a la fe y a la moral.
La infalibilidad es necesaria a la Iglesia porque Dios asoció la salvación a la pertenencia a la Iglesia: «el que creyere y se bautizare, se salvará» (Mc. 16, 16). Pero sí la Iglesia pudiera errar, ya no seria garantía absoluta de salvación, lo cual, repugna a Su Sabiduría.
muy buen trabajo, felicidades, he estado buscando este tipo de informacion, y es uno de los pocos sitios que lo ofrece, me gustaria de ser posible, un poco mas de informacion acerca de las fuentes, LUMEN GENTIUM, CATECISMO DE LA IGLESIA CATOLICA, MYSTICITI CORPORIS CHRISTI. o documentos relacionados. felicidades.