Estos días una persona buscaba que comer entre botes de basura, un cuidador de autos en el estacionamiento se le acercó para ofrecerle de su comida. Esta semana 450 familias de las que son atendidas por la diócesis de Ciudad Juárez no pudieron recibir su apoyo alimenticio, porque los donativos no fueron suficientes para atender a las tres mil familias que han estado recibiendo comida ante la falta de trabajo o de medios para sostenerse, el hambre es real y está aquí.
Tenemos ya algunos años en un proceso de transición entre épocas que se manifiesta a través de distintos rompimientos sociales, que a su vez generan incertidumbre y miedo en la sociedad.
Las guerras entre ejércitos se sustituyen por conflictos, violencia y abusos del crimen organizado o del terrorismo por lo que el Papa Francisco señala que estamos en una “tercera guerra mundial en partes” que genera altos niveles de inseguridad, violencia e injusticia en todo el mundo.
La irrupción de los populismos, junto con las oligarquías y autoritarismos que borran las tradicionales denominaciones de izquierda y derecha sin soluciones a los problemas de la gente, llevan a la desesperanza y a la crisis de la política como vía eficaz para construir el bien común.
Millones de personas viven en niveles de subsistencia infrahumanos, sin acceso a los servicios básicos de salud, agua, vivienda y educación, y la situación se agrava con la expectativa de millones de nuevos pobres que empiezan a sufrir hambre por la crisis económica.
La crisis global no se desató con la pandemia, ésta solo la aceleró e hizo visibles muchas contradicciones y limitaciones de los modelos políticos, económicos y sociales existentes. Sin embargo, también nos ha permitido visualizar oportunidades y formas nuevas de relacionarnos con la familia, el trabajo y el entorno, que nos pueden ayudar a construir nuevas realidades.
En circunstancias de crisis anteriores, ya sea por catástrofes naturales, guerras o epidemias, las generaciones que vivieron con privaciones y sin las oportunidades y herramientas que hoy tenemos, fueron capaces de sobreponerse y salir adelante con austeridad, trabajo, solidaridad y perseverancia. Presento propuestas al vuelo para la situación actual sin entrar en detalles.
Lo mejor del espíritu humano se sobrepuso a los peores instintos de la humanidad, pero ello implicó enfrentar a los injustos y violentos para construir la paz y la seguridad, si el gobierno federal no lo quiere hacer, las autoridades estatales y municipales lo pueden hacer.
Para atender el hambre, se pueden institucionalizar los mecanismos de apoyo a empresas familiares que producen y distribuyen alimentos para quienes no tienen, como herramientas de solidaridad y desarrollo económico local. También se puede fortalecer la infraestructura de producción y comercialización de alimentos en el campo, que no ha parado durante la pandemia y que puede entrar en una etapa de industrialización, protegiendo amplias zonas económicas y territoriales del país.
La mejor opción no se construye dando dinero a los jóvenes por no hacer nada, sino motivándolos y habilitándolos para construir soluciones solidarias que fortalezcan a la sociedad, hoy se puede dar educación a todos sin necesidad de construir nuevas universidades, solo fortaleciendo la infraestructura de conectividad y educación a distancia de cada joven mexicano, lo que además obligaría a los maestros a actualizarse.
Hay quienes defienden las omisiones y errores del actual gobierno argumentando que los anteriores eran peores, por lo que habría que tolerar las malas decisiones actuales. En realidad, éste y los gobiernos anteriores ya están en el pasado; no se trata de escoger al menos malo, ni pensar que con cambiar al actual se resuelve todo. La nueva época en gestación se construye con distintas propuestas, procesos, instituciones y cultura de gobierno, cambiar actores no es suficiente. Eso lo podemos hacer los ciudadanos, la sociedad organizada y los gobiernos locales sin esperar a que despierte el gobierno federal o a que haya elecciones.
Dr. Oscar Fidencio Ibáñez Hernández
30 de Junio de 2020
Oscar Fidencio Ibáñez Hernández
@OFIbanez
Casado, padre de 3 hijos, profesor e investigador universitario, y bloguero. Ingeniero Civil, Maestro en Ingeniería Ambiental y Doctor en política y políticas ambientales.
Mexicano, católico, autor entre otros textos de “El Espíritu Santo en tiempos de Twitter: Documentos del Concilio Vaticano II para tuiteros. Celebrando el #AñoDeLaFe”
Admirador de la Creación en todas sus dimensiones. Nací en La Misión de Nuestra Señora de Guadalupe de los Mansos del Paso del Norte (Hoy, Ciudad Juárez, Chihuahua).
Estoy de acuerdo con el Dr
Oscar Ibáñez.. Mucho podemos hacer los ciudadanos en solidaridad con quién menos tienen. Solo basta llevar un despensa y un mensaje de apoyo, una muestra de bondad que mucho ayuda.
Me diste agua, cuando la necesitaba, me vestiste, me visitaste cuando estaba solo. Curaste mis heridas. No cuesta nada y parece y es cierto, cuando compartes te llega más abundancia. Por otro lado, como funcionario de Gobierno, entreguemos nuestra capacidad y experiencia para dar una mejor atención a quien lo solicite.
Recomiendo la lectura del directorio para la Pastoral Social en Mexico (publicado en el año 2005 y reeditado en el año 2008 por parte de CEM) de los numerales 428 al 463 haciendo enfasis en los numerales 447 al 462que presenta una metodología para las emrrgencias sociiales y sus etapas y en las cuales puede ampliar y tener un fondo aún más profundo de las acciones señaladas sl final del articulo.
Me gustan tus propuestas ojalá se aterricen y se pongan en práctica, sobretodo por los que tenemos un pequeño negocio y por tantas miles de personas que merecen una ayuda para salir de su extrema pobreza.
Tenemos que ponernos las pilas todos en la medida que pueda cada quien saludos