Todo el tiempo para mí
Andaba yo peleándome, estropajo en mano, con la olla ennegrecida y poniendo todas mis fuerzas en quitar la persistente mancha cuando de pronto, a la altura de mis rodillas oí la suavecita voz de mi niña Elena que me decía para halagarme: «mamá, yo de mayor quiero ser… NADA, COMO TÚ… Casi meto mi cabeza […]

