El descubrimiento de la penicilina la hizo el famoso médico inglés doctor Alexander Fleming. Este descubrimiento no fue sólo fruto de su inteligencia, sino también de su voluntad firme y de su enorme capacidad para trabajar bien.
De muchacho, Fleming fue en la escuela un buen alumno, pero no sobresalió en ninguna asignatura, ni siquiera fue el primero de la clase. Tenia dos hermosas cualidades, jamás se apresuraba, controlaba su prisa y sabía hacer bien las cosas.
El laboratorio donde trabajaba Fleming era pequeño, oscuro, repleto de cosas, papeles, frascos, cajas, cultivos etc. Un día Fleming observó sorprendido que en una de sus preparaciones había crecido moho (planta muy pequeñita) y la colonia de bacilos de estafilococos se había disuelto, se había muerto. Fleming dijo en alta voz, con indiferencia: «Esto es curioso.» Con una asa de platino se dedicó a separar una muestra de moho. Quería conservar aquella misteriosa planta que había matado sus bacterias. El gran Investigador se dedicó con todo ahínco a saber qué clase de moho o de hongo era. Por fin, y después de muchos trabajos, averiguó que se trataba del penicillium. La enseñó a muchos científicos, pero nadie le hizo caso.
Un día una pobre mujer, al salir de la estación de Paddigton, resbaló y fue atropellada por un autobús. Rápidamente la llevaron al hospital con una profunda herida. Le cortaron la pierna y se le desarrolló la septicemia. Fleming le aplicó un poco de penicilina, pero como era insuficiente los efectos fueron nulos.
Otra vez ensayó la penicilina con un policía que se moría, en Oxford, de septicemia. Había empezado su enfermedad con una pequeña llaga cerca de la boca. Después toda la sangre se le infectó. Se inyectó al moribundo penicilina y al cabo de veinticuatro horas el enfermo mejoró. Las llagas dejaron de supurar. Más tarde le desapareció la fiebre, empezó a comer, pero la penicilina era tan escasa que el policía falleció al cabo de varias semanas. Fleming y sus ayudantes sabían que de haber tenido suficiente penicilina el policía se hubiera salvado.
Por fin, después de varios años de indiferencia por la penicilina los científicos y hombres de negocios se dieron cuenta de la enorme importancia de la penicilina para combatir las enfermedades, y en el año 1943 las fábricas empezaron a producir penicilina para ser entregada al ejército, pues en este año estaba en toda su crudeza la guerra mundial.
Fleming fue un hombre de ciencia totalmente absorbido por su trabajo, pero un trabajo sereno y bien hecho, pero con la cualidad de poder dejar su trabajo fácilmente y atender a la persona que le venía a consultar algo.
Explicación Doctrinal:
El trabajo que el día de mañana tengas que realizar, ya seas médico, carpintero, ingeniero, abogado, tornero, mecánico, etc., debes empezarlo y terminarlo bien, con toda perfección. Que lo que haces lo hagas bien, sin chapucerías ni defectos. Todo trabajo para realizarlo bien es necesario concentres tu atención en la labor que haces. Nunca te distraigas, estate todo entero a lo tuyo y verás como te luce el trabajo. Trabaja con calma y serenidad de espíritu, sin precipitación, ni prisa. De este modo tu trabajo será una obra de arte por su perfección, y esto redundará en prestigio tuyo.
Cuando tú vas a comprar una cosa y la ves con un defecto la rechazas porque está mal trabajada. Pues si tú exiges perfección en el trabajo de los demás, los demás tienen derecho a que el trabajo tuyo lo hagas bien.
Norma de Conducta:
Pondré toda mi atención en mi trabajo.