La sana diversión

La importancia de buscar actividades recreativas que nos permitan seguir creciendo en los valores humanos.

El valor de la sana diversión consiste en saber elegir actividades que nos permitan sustituir nuestras labores cotidianas, por otras que requieren menor esfuerzo, sin descuidar nuestras obligaciones habituales, facilitando el desarrollo físico, intelectual y moral de las personas.

Hay quienes piensan que divertirse consiste en reír todo el tiempo y hacer sólo las cosas que nos gustan y sirven de entretenimiento, sin embargo, una buena diversión va mucho más allá de sentirse bien y cómodo.

La realidad es que todos nos divertimos de alguna manera, pero cabe cuestionarnos si todas nuestras alternativas permiten formar y desarrollar los valores; muchas veces dejamos “reposar” (a los valores) y actuamos como si la diversión fuera un apartado en nuestra vida.

El problema de fondo radica en la moderación de nuestros gustos y el control de nuestras apetencias, es decir, saber dedicar el tiempo necesario e indispensable a cada actividad recreativa y no caer en cualquier tipo de excesos.

La buena diversión nos permite crecer humanamente y realizar algo positivo, quién vive inmerso en un mundo agitado, se olvida de los demás y es la imaginación, la vista, el gusto o el tacto quienes gobiernan su actuar, convirtiéndose en “dependiente” de las actividades que le proporcionan placer físico y lo hacen sentirse bien, y a eso, no se le puede llamar diversión.

Aún dentro de las actividades de sano esparcimiento corremos el riesgo de excedernos, como el joven y destacado deportista que prefiere seguir entrenando a cumplir con sus obligaciones escolares y familiares. Recordemos que toda diversión debe facilitarnos vivir los valores de responsabilidad, laboriosidad, trabajo…

Si no tenemos cuidado, es fácil abandonar la convivencia en familia, la responsabilidad en el estudio, o afectar el rendimiento en el trabajo. Por las consecuencias que se presentan, es fácil advertir el momento en que nuestra diversión no cumple con un requisito indispensable: descansar y recobrar ánimos para continuar con nuestras labores habituales.

La diversión no excluye el esfuerzo y el estudio, sería equivocado pensar lo contrario. Se necesita práctica y dedicación para jugar bien al tenis; tener conocimientos sobre las tácticas del ajedrez; conocer las técnicas de la pintura. Toda afición se convierte en una oportunidad para conocer más y desarrollar nuestras capacidades y habilidades.

Son muchas las alternativas que nos proporcionan la facilidad de seguir cultivando los valores: actividades al aire libre, los deportes, juegos de mesa, eventos sociales y culturales, afición por alguna de las bellas artes. A través de ellas desarrollamos nuestras capacidades físicas e intelectuales, y dependiendo de su naturaleza, fomentan la amistad, el liderazgo o la actitud de servicio y solidaridad.

Del mismo modo, todas nuestras aficiones personales pueden ser un buen pretexto para fomentar la convivencia (tocar un instrumento, pintar, leer, armar modelos a escala…), pues siempre encontraremos con quien compartir y aprender más.

Cuando una persona ha comprendido y asimilado el valor de la sana diversión, es capaz de comprender y apreciar los intereses y preferencias de los demás, siempre dispuesto a compartir las diversiones que otros proponen aunque no sean de su total agrado, porque ha descubierto la importancia de la convivencia.

Para aprender a divertirnos como se debe, es necesario evaluar con seriedad cada una de nuestras diversiones:

– Revisa si tus actividades recreativas te sirven para volver a tus ocupaciones con buen ánimo.

– Aprende a dejar tu diversión oportunamente para cumplir con tus obligaciones.

– Comparte tus aficiones con los demás y participa de otras actividades que te propongan, siempre y cuando estén de acuerdo con la vivencia de este valor.

– Haz el propósito de practicar con seriedad y aprender más acerca de tus pasatiempos.

– Evita la inactividad, pues fomenta la pereza y te impide desarrollar este valor.

Al cuestionarnos seriamente la manera como vivimos la sana diversión, estamos en condiciones de asimilar que la satisfacción de los sentidos, los excesos y el encerrarnos en nuestras propias actividades, no sólo afecta nuestra integridad física, disminuye nuestra capacidad de convivencia, impide mejorar nuestro rendimiento en el trabajo y nos imposibilita para crecer en calidad humana.

A primera vista este valor parece tan trivial y sin importancia, pero al aprender a vivirlo, descubrimos que aún en la diversión es posible crecer y perfeccionarnos como seres humanos.

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12 comentarios

  1. Me ha gustado mucho este artículo. Tanto que me he decidido por primera vez a realizar un comentario en web. Lo he encontrado de casualidad buscando precisamente el valor de la diversión para trabajarlo los primeros días de clase con mis alumnos de segundo nivel de primaria. Los niños siempre tienen ganas de diversión y entre otros muchos valores éste para mí es el más importante porque nadie se niega a practicarlo. Lo difícil es enseñar lo bien. Por lo menos yo me lo he planteado y animo a todo maestro también a intentarlo y compartir su experiencia, por lo que he comprado, en enseñanza hay bastante poco.
    Gracias.

  2. Hola.
    Gracias por este artículo. Cotidianamente no es común encontrarse con este tipo de lecturas.. pienso que tal vez sea porque no hay muchas personas que lo consideran digno de reflexionar. Sin embargo, son sólo algunas almas enamoradas de vivir las que se toman el tiempo para pensar y hablar acerca de estos detalles humanos.

    Recuerdo que una vez, mientras me encontraba conviviendo con indígenas de la cultura totonaca, uno de ellos, cuando le preguntaron el por qué de las «Danzas», respondió que lo hacían «por que cuando Dios creó el mundo, seguramente danzó», señalando que para él (Dios) había tenido que ser divertido crear, como el artista que se goza en su obra.

    Aquella repuesta me pareció de lo más interesante, pues nunca me había imaginado tal situación; tenía en mente a un Dios que, aunque amoroso y misericordioso, no concebía la diversión. Desde aquél momento llevo la palabra «diversión» con un nuevo significado, como alegría adentro que no depende de la actividad que realice, sino de las ganas de recrearme y divertirme en todo lo que hago. Gracias a esto, brota en mí un buen humor que me permite realizar TODO LO QUE HAGO.

    Salir con amigos, estar con mi familia, incluso, caminar solitariamente, es para mí una diversión, pues, el sólo imaginar al Dios de dioses danzar mientras nos hacía, me llena de alegría.

    Lamentablemente, en muchas de las culturas actuales (consumistas, materialistas, hedonistas) la diversión tiene que ver sólo con aquello que está afuera de la rutina de casa y de trabajo, como si fuere esencialmente todo lo contrario a los valores y responsabilidades, es decir, una puerta de salida del estrés en el que vivimos: un derecho a divertirse como a cada quien le pegue la gana. Nos han vendido fuertemente la idea de que somos libres para hacer y deshacer con nuestra vida lo que nos plazca.

    Sin embargo, después de toda esa «diversión» nada deja en la persona, que sólo se llena de harta de todo y se llena de nada.

    Gracias por leerme.
    Saludos!

  3. La diversión es parte de la vida, lo ideal seria que nos sintamos mejor en todas las actividades que efectuemos.

  4. gracias por este articulo; personalmente considero que las actividades de recreación deben ayudarnos a crecer en todo para cumplir mejor con nuestros deberes y ser mejores como personas cada día y alimentarnos con otros tipos de conocimiento.

  5. nosotros como seres humanos tenemos la obligacion de ser libres al descanso en especial al de los niños q son lo mas pequeños de la casa yo me hago una pregunta cuantos niños se quedan sin divertir

  6. claro que me hacia esta pregunta por una vez que se sacaron unas fotografías que no me calleron muy bien bueno me refiero fotos sarpadas de doble sentido y me dijeron que eso era divercion sana donde le ven lo sano

  7. claro que si es un tema bastante interesante y muy contundente ,actualmente la juventud se encuentra absorbida por la influencia negativa que recibe por parte los amigos que los lleva a cada fin de semana una discucion con los padres para la obtencion del permiso (para una fiesta) dinero , con fines lucrativos que los llevan a ejecutar acciones erroneas que por ende se convierten en visios y adiccones yo como adolecente opino que no se nesecita «ir a calentar motores» para una fiesta…es simplemente divertirse sanamente bailar y compartir un lindo momento con los amigos hay que buscar actividades en las cuales mostremos nuestro talento y descarguemos toda nuestra potencialidad ya sea en algun deporte (como yo en el taekwondo) o ballet ,scouts,algun curso taller u en cualquier grupo social o mejor y lo mas importante ser participe de un grupo de oracion el cual te permita abrir las puertas de tu vida a jesus y que te ayude a sembrar valores para tener una formacion culta y humana

  8. Hola Génesis, me pareció interesante este artículo, te lo envío para que lo leas con calma.Un abrazo. Tia Erika.

  9. Muy bueno este articulo sobre diversiòn sana, desearìa material sobre: còmo elegir el lugar de veraneo, amigos, vecinos , familia.çEstamos trabajando un grupo de padres en un congreso sobre educaciòn organizado por el colegio de nuestros hijos "Monte VI".Desde ya muchas gracias,marcela bonasso

  10. es interesante lo q dice el articulo por lo general nosotros nos preoucpamos en divertirnos de maneras desordenadas que no edefican ningun valor y sobre todo q no agrada a Dios

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