La pornografía en la cultura actual



5. Algunas claves para afrontar estas cuestiones

Debo ya enfocar el final de mi exposición y quiero hacerlo con lo que prometí al comenzar, esto es, con algunas pautas con las que —a mi entender— cabría afrontar este tema desde nuestra condición de intelectuales, de humanistas. Son las siguientes enunciadas de modo muy sumario, y quizá pueden discutirse más despacio en el coloquio ya inminente:

1) Rechazar sistemáticamente la pornografía en todas sus formas y denunciar su carácter degradante tanto para las mujeres en ella utilizadas como para los consumidores:

Como se ha dicho, la pornografía no es tanto la explicitación de la genitalidad, como el establecimiento de unas cadenas de excitación y consumo —de verdadera explotación— entre creadores o productores y audiencia. En este sentido, la pornografía sería una adicción plenamente asimilable a la droga, tanto por el volumen de negocio que mueve, como por la borrosa distinción entre drogas duras y blandas (hard y soft porn), o incluso por la ingenua tolerancia satisfecha que se tiene acerca de ella en muchos países democráticos en nombre de la libertad de expresión. Concretamente, en algunos casos la adicción a la pornografía, el voyeurismo o intrusión visual inadvertida en el espacio íntimo de otros, la búsqueda compulsiva de nuevas imágenes excitantes (y prohibidas), puede llegar a trastornar realmente la conducta personal de algunos varones, incluso entre los casados. El zapping solitario, como reflejo de la desintegración sexual de la persona, tiene algo de todo ello [24].

2) Luchar por la erradicación de la excitación sexual en los medios de comunicación:

La influencia más negativa y general de la pornografía o el erotismo es que empobrece la imaginación de varones y de mujeres hasta el punto de llegar a conformar reductivamente las relaciones entre ellos. Como las relaciones entre las personas están mediadas por su imaginación, la sistemática reducción de las relaciones entre mujeres y varones en términos de mutua excitación sexual es una degradación violenta de nuestra humana condición. "Nuestro almacenamiento de imágenes constituye el recurso principal para la comprensión" [25]. En la medida en que aspiramos a forjar una sociedad democrática, plural y respetuosa de las diferencias entre varones y mujeres, ha de afrontarse con decisión la eliminación de la excitación sexual en los medios de comunicación. La tolerancia ingenua de la pornografía en los medios de comunicación (incluida internet en la que el consumo pornográfico parece ser desbordante [26]), so capa de libertad de expresión, es un resabio de aquel sometimiento unilateral y multisecular de las mujeres a la satisfacción sexual de los varones. Sólo erradicando la objetualización imaginaria de la mujer se logrará una verdadera igualdad y una relación respetuosa de las diferencias entre varones y mujeres.

3) Exigir una clara identificación de los productos pornográficos como peligrosos y contaminantes de nuestro entorno moral e intelectual para mantenerlos lo más lejos posible, cuando no puedan ser eliminados [27]. Como escribiera C. S. Lewis, "cuando los venenos se ponen de moda, no dejan de matar" [28].
Las famosas autopistas de la información de las que se hablaba hace algunos años se han convertido en vertederos de la corrupción, a través de los que se distribuyen estilos de vida incompatibles realmente con la dignidad humana. Por eso, se alzan voces cada vez con más fuerza defendiendo el "derecho a la desinformación", el derecho a no tener noticia de la intimidad sexual de otras personas, o de la perversión o las barbaridades de nuestros congéneres, tal como se empeñan en presentarnos los telediarios —que compiten a base de "morbo" por su cuota de audiencia— o incluso los periódicos de información general.
Las dos primeras pautas tienen un carácter negativo; esta tercera es un intento de contención del mal. He pensado que podía formularse de la siguiente manera:

4) Empeñarse en educar la imaginación y el corazón de uno mismo y de los demás:
Como se ha dicho anteriormente, el consumo de pornografía es un sucedáneo degradante de la sexualidad humana. Por el contrario, la búsqueda de una efectiva integración de la sexualidad en la vida real de cada una o cada uno, lleva a descubrir que la sexualidad se torna verdaderamente humana cuando se expresa en la mutua donación entre varón y mujer, total e ilimitada en el tiempo. Es preciso que nos empeñemos en un proceso de purificación del clima social, que pasa no sólo por la eliminación o contención de los productos contaminantes, sino sobre todo por la difusión de estilos de vida creativos y solidarios, capaces de hacer más felices a los seres humanos.

Hoy en día a la mayor parte de los estudiantes les parece, por supuesto, mucho más atractivo el matrimonio que el amor libre. Os invito a que defendáis el "amor romántico", la recíproca y fiel donación para siempre del varón y de la mujer en el matrimonio, presentando también los aspectos más exigentes de entrega personal que a veces pueden no estar tan presentes en vuestra imaginación. Os invito también a difundir entre vuestros amigos un estilo de vida limpio, alegre y atractivo en el que no haya lugar para la pornografía. Un mundo sin pornografía sería un mundo mucho mejor que el actual. Si hay pornografía es porque la vida cotidiana no llena su imaginación. Dejadme que cite un texto de Simone Weil que expresa bien esta paradoja de la imaginación humana: "El mal imaginario es romántico, variado; el mal real, triste, monótono, desértico, tedioso. El bien imaginario es aburrido; el bien real es siempre nuevo, maravilloso, embriagante" [29]. Así es la imaginación humana y por eso hace falta educar la propia imaginación purificándola y desarrollándola de manera creativa.

En este sentido, la literatura y el cine tienen un papel decisivo en el cultivo de la imaginación. Su misión no es simplemente el entretenimiento, sino la educación más plena del ser humano, la educación del corazón [30]: son el mejor invento para ensanchar nuestra experiencia humana, para cultivar nuestro corazón, para educar nuestra imaginación. A través de algunas películas o novelas nuestra experiencia personal, tantas veces inexplicable, se ilumina hasta llegar a formar parte de la experiencia universal humana [31]. En particular estoy persuadido de que el cine y la literatura pueden ser el medio más eficaz para que los varones aprendamos de la experiencia de las mujeres y las mujeres aprendan de la de los varones, y sobre todo para que unas y otros aprendamos a tratarnos mutuamente como personas.

Por eso, para batallar contra la pornografía hemos de empeñarnos en llegar a ser "mejores personas" y eso tiene que ver con el desarrollo de la imaginación, su enriquecimiento y purificación, de forma que nuestros proyectos vitales, nuestro estilo de vida, se definan por la búsqueda de la verdad, de la belleza y del bien, por la solidaridad con los demás para un crecimiento común, y no por el consumo egoísta de sensaciones o la acumulación privada de placeres. Me decía una estudiante de Bellas Artes no hace mucho tiempo, "no me gustaría saber que mi novio consume pornografía" y todos la comprendemos bien.

Referencias

[1] En esta presentación me baso en el texto que preparé para un seminario sobre "Claves para abordar la pornografía en las enseñanzas de cine" en el Departamento de Cultura y Comunicación Audiovisual en mayo de 1996. Agradezco las sugerencias de M. Arrondo, L. Chapa, G. Díaz, A. Gallego, T. Hernández, O. Lamberto, J. López, A. Marín, I. Martínez, C. Montes, B. Pascual, J. Pérez-Tomé, A. Piqué, M. Revuelta y A. Romero en la preparación de este texto. Una versión más amplia con el título "Pornografía y erotismo" está en curso de publicación.

[2] J. Lee, "Postcards from Planet Google", The New York Times, 28 noviembre 2002.

[3] D. Dutonnerre, La marée noire de la pornographie: Un fléau aux origines et aux conséquences mal connues , Editions de Chiré, Chiré-en-Montreuil, 1992.

[4] U. Eco, "Como reconocer una película porno", Segundo diario mínimo, Lumen, Barcelona, 1994, 196.

[5] Real Academia Española, Diccionario de la lengua española, Madrid, 2001, 22ª ed., s.v.

[6] W. Percy, Signposts in a Strange Land, Farrar, Straus & Giroux, New York, 1991, 362.

[7] Una definición semejante puede encontrarse en D. Jones (ed.), Censorship. A World Encyclopedia, Fitzroy Dearborn, London, 2001, vol. 3, 1907: "Pornography is the depiction of sexual behaviour in the arts and media that is intended to cause or does cause sexual arousal".

[8] D. L. Mosher, "Pornography Defined: Involvement Theory, Narrative Context, and Goodness of Fit", Journal of Psychology and Human Sexuality, 1 (1988), 67-85.

[9] G. Kolata, Sex in America: A Definitive Survey, Little, Brown, Boston, 1994; P. Elmer-Dewitt, "Now for the Truth about Americans and Sex", Time, 17 octubre 1994, 44.

[10] A. Machado, Los complementarios, Losada, Buenos Aires, 1968, 143.

[11] C. Magris, El Danubio, Anagrama, Barcelona, 1989, 46.

[12] G. Steiner, "Night Words", Language and Silence. Essays 1958-1966, Faber & Faber, London, 1985, 91. Para un cuidadoso estudio de esta cuestión, puede verse R. Shattuck, Conocimiento prohibido. De Prometeo a la pornografía , Taurus, Madrid, 1998.

[13] T. Sancton, "Preying on the Young", Time, 2 septiembre 1996, 22-25.

[14] Un estudio de la Carnegie Mellon sobre pornografía en internet aportaba los datos de que el "98,9% de los consumidores on-line de pornografía son varones. Y hay alguna evidencia de que del restante 1,1% muchas son mujeres pagadas para tomar parte en las "chat rooms " y en los boletines para que los clientes se sientan más a gusto". P. Elmer-Dewitt, "On a Screen Near You: Cyberporn", Time, 3 julio 1995, 38.

[15] Cf. G. Cowan y K. F. Dunn, "What Themes in Pornography Lead to Perceptions of the Degradation of Women?", Journal of Sex Research , 31 (1994), 11-21; D. Linz y N. Malamuth, Pornography, Sage, Newbury Park, CA, 1993, 4.

[16] D. L. Mosher y P. MacIan, "College Men and Women Respond to X-rated Videos Intended for Male or Female Audiences: Gender and Sexual Scripts", Journal of Sex Research , 31 (1994), 108.

[17] S. M. Easton, The Problem of Pornography. Regulation and the Right to Free Speech. Routledge, London 1994; R. Osborne, "Liberalismo y feminismo: ¿Un dilema para las mujeres?", Doxa, 13 (1993), 285-299; J. Malem, "Feminismo radical, pornografía y liberalismo", Doxa, 13 (1993), 301-314.

[18] S. Graham, "What Does a Man Want?", American Psychologist , 1992 (47), 837.

[19] M. Serrill, "Smut that Harms Women", Time, 9 marzo 1992, 48; K. Mahoney, "Por una sociedad más limpia", Nuestro Tiempo, diciembre 1992, 86-91; C. MacKinnon, Only Words , Harvard University Press, 1994; M. Le Doeuff, El estudio y la rueca. De las mujeres, de la filosofía, etc. , Cátedra, Madrid, 1993.

[20] A. Dworkin, Pornography: Men Possesing Women, Women"s Press, London, 1981; P. Elmer-Dewitt, "On a Screen Near You: Cyberporn", 41

[21] D. Zillmann, "Effects of Prolonged Consumption of Pornography", en D. Zillmann y J. Bryant (eds.), Pornography: Research Advances and Policy Considerations , Lawrence Erlbaum, Hillsdale, NJ, 1989, 127-157 y R. J. Harris, "El impacto de los media explícitamente sexuales", en D. Zillmann y J. Bryant (eds.), Los efectos de los medios de comunicación. Investigaciones y teorías, Paidós, Barcelona, 1996, 329-364; véase también D. Linz y N. Malamuth, Pornography , 16-28.

[22] P. Gimferrer, Arde el mar, Cátedra, Madrid, 1994, 132. Sobre la memoria de imágenes sexuales, L. Downey et al, "How Could I Forget? Inaccurate Memories of Sexually Intimate Moments", Journal of Sex Research, 32 (1995), 177-191.

[23] E. Laumann, Sex in America, 1994; P. Elmer-Dewitt, "On a Screen Near You: Cyberporn", 40.

[24] Consta que el tratamiento mediante Prozac contra la depresión puede eliminar en algunos casos esa adicción P. Kramer, Listening to Prozac, Penguin, New York, 1997; cf. C. Wallis, "Medicine for the soul", Time, 11 julio 1994, 60.

[25] E. W. Eisner, "La incomprendida función de las artes en el desarrollo humano", Revista Española de Pedagogía, 50 (1992), 21.

[26] Cf. E. Subirats, Culturas virtuales, Biblioteca Nueva, Madrid, 2001, 167.

[27] Cf. R. Shattuck, Conocimiento prohibido, 359.

[28] C. S. Lewis, A Preface to "Paradise Lost", cap IV; cf. R. Shattuck, Conocimiento prohibido, 347.

[29] S. Weil, La gravedad y la gracia , Trotta, Madrid, 1994, 111
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2 comentarios

  1. Mi opinion acerca de la pornografía es realmente neutral. De acuerdo a mi punto de vista las personas que la ven pueden o no tener una opinión buena y mala acerca de ella, a pesar de que se fomenta la pornografía y sin duda alguna la explotación sexual creo que el problema realmente debe arrancarse de raíz, las personas que la realizan.
    Sin duda las personas que realizan pornografía se exhiben y en lugar de dignificar su cuerpo lo degradan de manera grotesca, cosa que creo mata y degrada también el alma y el espíritu ya que se vuelven de un sentido espiritual a uno mas carnal.

  2. Considero que sí la pornografía no es una forma sana de ver al cuerpo humano materializan dolo en algo de placer y deseo, no en algo divino y real. Concuerdo en muchos argumentos y los considero muy validos pero también están ciertas necesidades humanas que si no se tiene a la persona adecuada como llenarlas, al igual que a ese mismo argumento veo que no somos animales ni estamos en una epoca que el pansexualismo sea un camino viable por que no somos animales al fin y al cabo, sin embargo cada persona utiliza los objetos que deseen y no se le puede negar sus acciones.

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