¿Y QUÉ ESPERABAN?

Italia no pudo vencer a Paraguay en la presentación del campeón defensor en este Mundial de Sudáfrica 2010. La “Squadra Azzurra” está a años luz de ese equipo práctico, perruno, rasposo pero con luces interesantes que le permitía ganar los partidos aunque fuera con poco.

El presente de los italianos es nebuloso, producto de una descapitalización de talento, imaginación y argumentos futbolísticos pero la explicación radica en que la internacionalización de su Liga hace que los jugadores de ese país, prácticamente no aparezcan en los grandes clubes.

Como botón de muestra esta el Inter de Milán. Ganador del “Scudetto” y monarca de la “Champions”, presentó en la Gran Final ante el Bayern Munich una alineación donde no apareció ni un solo jugador italiano.

¿Y que esperaban? Sería la pregunta obligada. El equilibrio entre el negocio y el balompié puro es cada vez más difícil de encontrar y por ello en los campeonatos más caros del mundo, como el citado italiano o el inglés y el español, vemos en forma alarmante como, entre los jugadores extranjeros y los comunitarios, cierran el paso al elemento nacional.

Bueno sería recordar las participaciones italianas en los Mundiales y estaremos de acuerdo en que generalmente son tacaños. Arrancan en primera y de a poco van acelerando hasta colarse a las últimas instancias llegando incluso a conseguir la corona.

Recuerdo que en la Copa del Mundo de Estados Unidos 94 me tocó dirigir en octavos de final a los “Azzurri”. Enfrentaban al durísimo y talentoso cuadro de Nigeria.

El partido se desarrollo en la cancha de Foxboro, en Massachusets y cuando se estaban acomodando, ya el cuadro africano ganaba uno por cero.

Los minutos transcurría y ya para terminar el juego, una genialidad de Roberto Baggio les permitió alcanzar el empate y forzar el tiempo extra. Ya en esa fase, un penal cobrado por el mismo y genial mediocampista les permitió alzarse con la victoria.

Tras ese sufrido encuentro llegaron hasta la Final y solo pudieron ser doblegados por Brasil, luego de dos horas de partido y en la tanda de penales.

En esta edición, el grupo parece demasiado fácil para los pupilos de Marcelo Lippi pues a la débil Nueva Zelanda debe sumarse la incógnita que representa Eslovaquia. La bronca será cuando enfrente a los rivales del otro grupo y ahí se podría topar con Holanda, Dinamarca o Japón.

El arbitraje de Armando Archundia estuvo a su nivel, es decir, sin el menor compromiso reglamentario, perdonando una tarjeta roja clarísima a Christian Riveros y manejando el juego a su antojo.

En fin, creo que veremos a una Italia progresiva en su crecimiento y que dará tinta para el comentario pero por el momento, ¡Que feo juegan!

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