¡QUÉ PENA CON NELSON!

La nota discordante luego de la descalificación del equipo mexicano del Mundial de Sudáfrica, la escenificaron algunos seudoaficionados que en el palco para personalidades, le faltaron al respeto a familiares de los jugadores del tricolor.

A la cabeza de estos barbajanes se encontraba el señor Miguel Gómez Mont, funcionario del gobierno mexicano y su hijo quienes, a decir de los testigos presenciales, agredieron física y verbalmente a la señora esposa del “Guille” Franco.

El hecho, deplorable de suyo, no es una cuestión aislada cuando de juzgar el comportamiento de los viajantes a un Mundial se trata. Desgraciadamente es cada vez mayor el número de turistas mexicanos que confunden la libertad con el libertinaje y escudados en el consumo excesivo de alcohol, arman camorra y le faltan al respeto a quién se les pone enfrente.

Lo peor es que los medios de comunicación hacen apología de este tipo de comportamientos. Una cosa es sacar al paisano disfrazado de nopal, bastante naco por cierto pero inofensivo, a ponderar a estas pandillas de briagos que a voz en cuello y sin venir a cuento se arrancan a desentonar el “Cielito lindo”.

La mayoría de las personas que pueden darse el lujo de venir hasta Sudáfrica provienen de esferas sociales altas y eso es una demostración que la educación no tiene nada que ver con el dinero.

Aquí en Johannesburgo, el sitio de reunión es la “Mandela Square”, la cual es literalmente asaltada por los grupos de aficionados de todas las nacionalidades. El común denominador es la fiesta, el cántico y el baile…Hasta que aparecen los mexicanos que al andar en bola, les sale lo machitos.

Andar con las botellas de cerveza en la mano, increpar al adversario, arrojar líquidos desde el anonimato y faltar a las mínimas formas de urbanidad, son moneda de curso corriente.

Además, el asunto se torna peor y caótico al no existir prácticamente la seguridad. La policía no interviene y eso propicia un ambiente favorable para los pelados y los rijosos.

¡Imagine usted, querido y amable lector, si este incidente tuvo lugar en la zona VIP del Soccer City, que no pasará en las calles!

En lugar de ser motivo de pena o verguenza, resulta que es una hazaña que un tipo salga a cámara ahogado de borracho o diciendo incoherencias y palabras soeces. Recordemos que se venera como héroe nacional al descerebrado que, desahogando una necesidad menor, apagó la llama eterna en el monumento al “Soldado desconocido” en París, durante el Mundial de Francia 98.

Al funcionario, hoy en cesantía, lo exhibe su propia notoriedad pero con tanto majadero vestido de verde suelto en las calles, solo me queda decir: ¡Ojalá sepa disculpar, querido señor Nelson Mandela!

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Un comentario

  1. Excelente artículo señor Brizio. La educación no se puede comprar eso en indudable. Que verguenza que los Padres no se preocupen en fomentar valores en sus hijos, pero que más se puede pedir de tal palo tal astilla. Que tristeza que solo tengan dinero y nada más…

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