Pentecostés

Año C

El Evangelio nos narra el momento en que Cristo da poder a los Apóstoles para perdonar pecados.

 

Jn. 20:19-23

 

1.- Hoy es el día del ESPÍRITU SANTO.

 

2.- El Evangelio nos narra el momento en que Cristo da poder a los Apóstoles para perdonar pecados.

 

3.- Muchos dicen que no tienen que confesarse con un hombre, que ellos se confiesan directamente con Dios.

 

4.- Pero esto no vale. El modo por el que Dios nos perdona no es el que cada uno elija sino el que Dios ha establecido: «A quienes les perdonéis los pecados, Yo les perdono; y a quienes no les perdonéis, Yo tampoco.

 

5.- Si Dios ha dispuesto otorgar su perdón por medio de un hombre es porque es mejor así. No pretendamos saber más que Él.

 

6.- Dios pudo haber hecho la confesión con un muro. Como los judíos que van al Muro de las Lamentaciones a hacer sus rezos.

 

7.- Pero el muro no oye, no entiende, no contesta, no tranquiliza, no consuela, no aconseja. Y como Dios sabía que el pecador montones de veces necesita que le tranquilicen, que le consuelen, que le animen, que le aconsejen, ha hecho la confesión con un hombre que oye, contesta, consuela, tranquiliza, anima, aconseja, etc.

 

8.-Es verdad que la confesión puede dar vergüenza, pues allí no se cuentan hazañas, sino miserias. Pero el secreto de la confesión es el más grande del mundo. Ha habido sacerdotes que han dado su vida por guardarlo.

 

9.-Y es muy fácil. No se requieren títulos. Baste la sinceridad.

 

10.- Demos gracias a Dios de este enorme beneficio.

 

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4 comentarios

  1. por experiencia, me gusta decir que el Espíritu Santo tiene un gran valor en el sacramento de la reconciliación, ya que es el espiritu del amor del Padre el que nos lleva a pedir perdón de nuestras ofensas, cuando tú permites que el espiritu penetre en tu corazón, y le pides que te ayude a reconciliarte con él de todo corazón y realmente sientas la necesidad de recibir ese hermoso perdón que Cristo te dá por manos del sacerdote, tu vida comenzará a girar en conexión con esa partecita divina que todos llevamos dentro, el Espíritu Santo te purifica con el fuego de su amor, te nutre, te alimenta, te fortifica y te permite convertirte en otro Cristo, si tú lo pides verdaderamente de corazón, él se da completamente sin tardanzas, porque Él es el señor y dador de la nueva vida que todos deseamos.

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