b) Ofrenda sacerdotal (/Hb/02/14-18). Jesús, como sumo sacerdote, agradable al Padre y solidario con los hermanos, nos salva viviendo todas las formas de la condición humana, excepto el pecado. La acción de Jesús: 1) produce la liberación de la esclavitud de la muerte, signo expresivo del poder del mal sobre el hombre; 2) induce a vivir en él y para él, en adhesión plena a la voluntad de Dios; 3) nos procura un gran consuelo porque Jesús, por su misma experiencia humana, está en grado de tener compasión de nuestras caídas. "Todos los rasgos característicos del sacerdocio se encuentran en el misterio de Cristo. Por esto podemos, con absoluta certeza, acercarnos a Dios, pues tenemos en Jesús un sacerdote misericordioso y fiel.Jesús, pues, ha venido a instaurar un nuevo culto, del cual es él sumo y eterno sacerdote.