Resurrección de Lázaro

La operación es lenta; se hace el silencio, todos se agolpan en el lugar…

"Jesús conmoviéndose de nuevo, fue al sepulcro. Era una cueva tapada con una piedra. Jesús dijo: Quitad la piedra. Marta, la hermana del difunto, le dijo: Señor, ya hiede, pues lleva cuatro días"(Jn). Parece que la buena hermana ha olvidado la fe con la que pedía el milagro al entrar en contacto con la cruda realidad. "Le dijo Jesús: ¿No te he dicho que si crees verás la gloria de Dios? Quitaron entonces la piedra". La operación es lenta; se hace el silencio, todos se agolpan en el lugar. Entonces, Jesús reza al Padre en voz alta: "levantando los ojos a lo alto, dijo: Padre, te doy gracias porque me has escuchado. Yo sabía que siempre me escuchas, pero lo he dicho por la multitud que está alrededor, para que crean que Tú me enviaste"(Jn). Esta es la petición: que crean porque así entrarán en la vida de amor en Dios, y de una manera mayor que todas las anteriores les va a poner delante de sus ojos incrédulos aquel signo que exigen. "Y después de decir esto, gritó con fuerte voz: ¡Lázaro, sal afuera! Y el que estaba muerto, salió atados los pies y las manos con vendas, y el rostro envuelto con un sudario. Jesús les dijo: Desatadle y dejadle andar"(Jn). Todos quedan paralizados por el milagro. Y lo ven los que creen, los que dudan y los que no creen. Todos pueden certificar la muerte, todos la han llorado, han acudido al entierro, han experimentado el olor de cadáver y la sorprendente salida de la tumba sin caminar, ceñido por las ventas, sanado, vivo, mirando sorprendido a los que le contemplan con estupor. Abre Lázaro la puerta de la vida por segunda vez ante la mirada atónita de la nube de testigos. Y se encuentra ante la mirada alegre, y aún llorosa, de su gran amigo, de Jesús, el Mesías Salvador, el Hijo de Dios viviente entre nosotros. Y a él le ha dado la vida en el alma y en el cuerpo. Y esa vida fluye como la sangre por las venas, con un amor y un agradecimiento que nunca había experimentado.

Reproducido con permiso del Autor,

Enrique Cases, Tres años con Jesús, Ediciones internacionales universitarias

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5 comentarios

  1. Gènesis. Dios Creò al Hombre y le dio vida ese espìritu divino no muere. Todos deseamos volver al seno de Dios de donde venimos, Amen

  2. Esta experiencia, es el adelanto de lo que será en el futuro para cada uno de nosotros. Esperamos ser dignos de ello. Sólo debemos esforzarnos permanentemente en cumplir los mandatos de Dios Padre y las enseñanzas del mismo Hijo de Dios, nuestro pagador por la recuperación de nuestras vidas, del pecado y la muerte.
    Lázaro en una muestra de lo que será el hombre resucitado, de carne y hueso pero con una estructura gloriosa.
    Lázaro también es una muestra que para Dios Trinitario, NO EXISTE NADA IMPOSIBLE (Lc.1,37)
    Dios los bendiga. Oremos por todos nuestros difuntos para que puedan lograr dicha Resurrección.

  3. Un ser humano que ha fallecido JAMÁS PUEDE VOLVER A LA VIDA. Solo desde la creencia o la fe puede ser admisible, pero jamás desde la Ciencia o la Razón.

  4. Un ser humano que ha fallecido JAMÁS PUEDE VOLVER A LA VIDA. Solo desde la creencia o la fe puede ser admisible, pero jamás desde la Ciencia o la Razón.

  5. Un ser humano que ha fallecido JAMÁS PUEDE VOLVER A LA VIDA. Solo desde la creencia o la fe puede ser admisible, pero jamás desde la Ciencia o la Razón.

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