Pobreza y entrega cristianas

Hijos, ¡qué difícil es entrar en el Reino de Dios!

"Jesús, mirando a su alrededor, dijo a sus discípulos: ¡Qué difícilmente entrarán en el Reino de Dios los que tienen riquezas! Los discípulos quedaron impresionados por sus palabras. Y hablándoles de nuevo, dijo: Hijos, ¡qué difícil es entrar en el Reino de Dios! Es más fácil a un camello pasar por el ojo de una aguja que a un rico entrar en el Reino de Dios. Y ellos se asombraron aún más diciéndose unos a otros: Entonces, ¿quién podrá salvarse?"(Mc). Saben bien lo que cuesta desprenderse de los bienes materiales, y la exclamación del Señor revela que, aunque han dejado sus trabajos y sus posesiones, quizá algunos guardaban la secreta esperanza de que aquello fuese una situación transitoria, hasta la instauración del reino que predica Jesús; pero no es así, siempre se debe vivir con ese espíritu de pobreza nada fácil. El asombro y el temor llenan sus almas. Jesús, fijándose en ellos, dijo: "Para los hombres esto es imposible, pero no para Dios; pues para Dios todo es posible" (Mc). Para cumplir esa nueva ley, para seguir a Cristo de cerca, contarán con una ayuda divina extraordinaria, la gracia de Dios, un don por el cual Dios habita en el alma, sana las heridas del pecado original, y permite cumplir lo que, sin ella, sería una ley de perdición, el hombre conocería lo que es el deber, pero no lo podía hacer.

"Comenzó Pedro a decirle: Ya ves que nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido". Era sincero, manifiesta su amor, su entrega real, no pide nada, pero sus palabras esconden una cierta inquietud. Por eso, Jesús respondió: "En verdad os digo que no hay nadie que habiendo dejado casa, hermanos o hermanas, o madre o padre, o hijos o campos por mí y por el Evangelio, no reciba en esta vida cien veces más en casas, hermanos, hermanas, madres, hijos y campos, con persecuciones; y en el siglo venidero, la vida eterna. Porque muchos primeros serán últimos, y muchos últimos serán primeros"(Mc). El ciento por uno es la felicidad en la tierra, esa que la posesión de cosas no puede dar, pues el egoísmo siempre se cobra su tributo de inquietud. Pero, por si fuese poco, alcanzarán como premio la vida eterna. Vale la pena buscar de un modo decidido esa paga. Dios, que es Amor, no dejará sin recompensa a los que por amor suyo viven generosamente, pues no se deja ganar en generosidad. La esperanza en la meta lleva a no querer tomarse anticipos de otras felicidades que, por ser terrenas, siempre son efímeras, y dejan el corazón seco tantas veces, porque no incluyen el amor total y excedente.

Reproducido con permiso del Autor,

Enrique Cases, Tres años con Jesús, Ediciones internacionales universitarias

pedidos a eunsa@cin.es 

1 2Página siguiente

Publicaciones relacionadas

7 comentarios

  1. Me da alegria ver que Dios siempre encuentra la manera de hacerme llegar su mensaje. Feliz dia para todo el mundo

  2. gracias hnos por estos hermosos articulo que recibo todos los dias me qyudan a refleccionar mi vida cristiana y saber quedios me ama y esta siempre a mi lado

  3. gracias hnos por estos hermosos articulo que recibo todos los dias me qyudan a refleccionar mi vida cristiana y saber quedios me ama y esta siempre a mi lado

  4. gracias hnos por estos hermosos articulo que recibo todos los dias me qyudan a refleccionar mi vida cristiana y saber quedios me ama y esta siempre a mi lado

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Botón volver arriba

Copyright © 2024 Encuentra by Juan Diego Network. Todos los derechos reservados.