La resurrección del hijo de la viuda de Naím

Al acercarse la segunda Pascua de su vida pública, Jesús y sus discípulos, se ponen en camino hacia Jerusalén. En el camino pasan por la pequeña ciudad de Naím. Allí son testigos de un hecho doloroso: el entierro del hijo único adolescente de una mujer viuda.

El dolor es patente en aquella mujer y en todos los que acuden al entierro, seguramente todo el pueblo.

El Señor con una reacción muy humana, pero que es también muy divina, ante las lágrimas de la madre viuda se compadeció de ella. Se acercó a ella y le dijo: “no llores”. Que es como darle a entender: no quiero verte en lágrimas, porque yo he venido a traer el gozo y la paz. Luego tiene lugar el milagro, manifestación del poder de Cristo Dios. Pero antes fue la conmoción de su alma, manifestación evidente de la ternura del Corazón de Cristo Hombre.

Veamos los hechos: "Sucedió, después, que marchó a una ciudad llamada Naím, e iban con él sus discípulos y una gran muchedumbre. Al acercarse a la puerta de la ciudad, he aquí que llevaban a enterrar un difunto, hijo único de su madre que era viuda, y la acompañaba una gran muchedumbre de la ciudad. Al verla, el Señor se compadeció de ella y le dijo: No llores. Se acercó y tocó el féretro. Los que lo llevaban se detuvieron; y dijo: Muchacho, a ti te digo, levántate. Y el que estaba muerto se incorporó y comenzó a hablar; y se lo entregó a su madre. Y se llenaron todos de temor y glorificaban a Dios diciendo: Un gran profeta ha surgido entre nosotros, y Dios ha visitado a su pueblo. Esta fama acerca de él se divulgó por toda la Judea y por todas las regiones vecinas"(Lc).

La voz del milagro se corrió rápidamente, y llegó a Jerusalén precediéndoles en el camino: ¡Un gran profeta está en Israel. Ha proclamado la llegada del reino de Dios, le siguen muchos, cura a gente enferma, y ha resucitado un muerto cuando le iban a enterrar! ¿Qué pensar de todo esto?

Reproducido con permiso del Autor,

Enrique Cases, Tres años con Jesús, Ediciones internacionales universitarias

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3 comentarios

  1. LA PALABRA DE DIOS NOS ENSEÑA Y aconteció después, que él iba á la ciudad que se llama Naín, é iban con él muchos de sus discípulos, y gran compañía.
    12 Y como llegó cerca de la puerta de la ciudad, he aquí que sacaban fuera á un difunto, unigénito de su madre, la cual también era viuda: y había con ella grande compañía de la ciudad.
    13 Y como el Señor la vió, compadecióse de ella, y le dice: No llores.
    14 Y acercándose, tocó el féretro: y los que lo llevaban, pararon. Y dice: Mancebo, á ti digo, levántate.
    15 Entonces se incorporó el que había muerto, y comenzó á hablar. Y dióle á su madre.AQUI PODEMOS APRECIAR QUE JESUS ENTRANDO ALA CIUDAD LA CUAL HABIA UNA PUERTA DONDE GENTE SALIA Y ENTRABAN POR ELLA , VEMOS QUE LA VIUDA IBA SALIENDO CON MUCHO DOLOR ,TRISTEZA DESTROZADA PARA ENTERAR A SU HIJO. PODEMOS NOTAR QUE JESUS IBA ENTRANDO CON GOZO CON BENDICIONES CON AMOR , Y AL VER ESTA VIUDA QUE HABIA PERDIDO TODO SU ESPOSO Y LUEGO A SU HIJO TUBO COMPASION MISERICORDIA Y LE DIJO NO LLORES MUJER LO PRIMERO QUE HIZO JESUS FUE QUE LA CONSOLO Y DESPUES SE GLORIFICO HOY EL SEÑOR SE GLORIFICA EN TU FAMILIA ALGUIEN QUE DIGA AMEN A ESTA PALABRA

  2. Los hechos narrados de la resurrección del hijo de la viuda de Naím, nos muestran el aspecto humano de Jesús, se vió conmovido por el dolor y sufrimiento de aquella madre viuda que quedaba desamparada y con su poder divino realizó el gran milagro de darle vida a aquel cuerpo y devolver la alegría a aquella mujer, que con seguridad estaba llena de fe. Con estos hechos como podemos dudar de la infinita misericordia de Nuestro Señor que se quedó en la tierra y vive con nosotros en los sacramentos que El nos dejó. Señor hoy te he encomendado a mi hijo, tu sabes lo que he vivido pidiéndote y sabes el dolor que llevo en mi alma, pero hoy despues de esta lectura se que estas acá y que vives conmigo, este sfrimiento y no dudo que tu acción divina le dará luz a su mente y a su espíritu. Confio en tí mi Jesús. Te amo y te amaré infinitamente. Amén

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