La fiesta de los Tabernáculos

La fiesta de los Tabernáculos, o de las tiendas, era una de las tres grandes solemnidades judías, que, si no había obstáculos graves, debían acudir al Templo para celebrarla.

Se recordaba la peregrinación de los hebreos por el desierto antes de su instalación en la tierra prometida, y los muchos beneficios recibidos por Dios en aquellos tiempos. Se levantaban tiendas por toda la ciudad. También era la fiesta de la recolección, y se daba gracias a Dios por las cosechas. Duraba ocho días, en octubre. Era una fiesta popular, con múltiples manifestaciones alegres y gozosas, que, a menudo, acababan en excesos.

Las ceremonias religiosas eran variadas; una de ellas consistía en llevar agua de la piscina de Siloé y derramarla sobre el altar, para pedir lluvia para la cosecha del año próximo; simbolizaba también la presencia del Espíritu. Jesús aprovechará este simbolismo para mostrar su misión. También se recordaba el fuego que guió al pueblo en el desierto, y se encendían grandes hogueras en el atrio de las mujeres.

La fiesta recordaba también las murmuraciones de los israelitas en el desierto, cuando, asediados por la sed, dudan de Dios, pese a la protección divina experimentada hasta entonces. Tras la rebelión en Masá, Moisés, con el poder de Dios, cambia en dulces las aguas amargas. En Meribá, hace salir de la roca una fuente de agua.

Jesús no había querido acudir a la fiesta con sus parientes, y llega sin grandes avisos, pero "mediada ya la fiesta, subió al Templo y se puso a enseñar". Su predicación es la que hemos visto anteriormente: la conversión al Reino y el modo de vivir cara a Dios, Jesús predicaba con la autoridad de siempre, pero sin el prestigio de haber estudiado en alguna de las escuelas del momento. "Los judíos quedaron admirados y comentaban: ¿Cómo sabe éste de letras sin haber estudiado?" Esta sorpresa va a ser la ocasión para declarar el origen de la doctrina y de sí mismo. "Entonces Jesús les respondió y dijo: Mi doctrina no es mía sino del que me ha enviado". Él es el enviado con una misión más alta que la de Moisés, pero ¿cómo saber si verdaderamente es enviado de Dios, o son doctrinas suyas? Jesús les dice que tienen un testimonio interior el que deben escuchar, con esa luz interna pueden descubrir que su doctrina es origen divino. "Si alguno quiere hacer su voluntad conocerá si mi doctrina es de Dios, o si yo hablo por mí mismo. El que habla por sí mismo busca su propia gloria; pero el que busca la gloria del que le envió, ése es veraz y no hay injusticia en él." Jesús es sincero, y su vida es irreprochable, nadie puede acusarle de pecado, porque no lo hay, su intención es dar gloria a Dios. Los que no le querían recuerdan el episodio de la última Pascua en Jerusalén, cuando curó al paralítico en sábado, y le acusaron de pecador queriéndole matar. Ante la sorpresa de los que no conocían los hechos dice Jesús "¿Acaso no os dio Moisés la Ley? Sin embargo, ninguno de vosotros cumple la Ley. ¿Por qué queréis matarme? Respondió la multitud: Estás endemoniado; ¿quién te quiere matar? Jesús les contestó: Yo hice una sola obra y todos os habéis extrañado". Y acude a los razonamientos rabínicos que decían que realizar la circuncisión el octavo día después del nacimiento no era pecado, pues era una obra buena, ¿cómo no a ser bueno curar milagrosamente a un hombre? "Puesto que os dio Moisés la circuncisión -aunque no es de Moisés sino de los Patriarcas-, incluso en sábado circuncidáis a un hombre. Si un hombre recibe la circuncisión en sábado para no quebrantar la Ley de Moisés, ¿os indignáis contra mí porque he curado por completo a un hombre en sábado? No juzguéis según las apariencias, sino juzgad con recto juicio".

Y se encendió de nuevo la controversia. Sabe que los del Sanedrín han decidido matarle; pero habla con libertad en el Templo."Entonces, algunos de Jerusalén decían: ¿No es éste el que buscan para matarle? Pues mirad cómo habla con toda libertad y nada le dicen. ¿Acaso habrán reconocido las autoridades que éste es el Cristo?" Este era el núcleo de la cuestión: si creen o no en Jesús como el Cristo. Entonces, se suscita la cuestión del origen de Jesús. "Sin embargo, sabemos de dónde es éste, mientras que cuando venga el Cristo nadie conocerá de dónde es". Piensan que conociendo su origen de Nazaret ya conocen todo. Desde luego ignoran que nació en Belén, pero la cuestión era más honda; se trataba del origen divino de Jesús, y aprovecha la oportunidad para aclararlo. Y "clamó: Me conocéis y sabéis de dónde soy; en cambio, yo no he venido de mí mismo, pero el que me ha enviado, a quien vosotros no conocéis, es veraz. Yo le conozco, porque de El vengo y El mismo me ha enviado". La declaración era importante: era enviado por el Veraz, por Dios mismo. Ahora era más explícito que en la ocasión anterior. No se pueden quedar indiferentes ante una declaración de este estilo. Los que no querían creer se enfurecieron y "Buscaban cómo detenerle, pero nadie le puso las manos encima porque aún no había llegado su hora"(Jn).

Los ánimos estaban divididos y "muchos de la multitud creyeron en él y decían: Cuando venga el Cristo, ¿acaso hará más milagros que los que éste hace?". Y este entusiasmo del pueblo exasperó a sus enemigos. "Al oír los fariseos que la multitud comentaba esto de él, los príncipes de los sacerdotes y los fariseos enviaron alguaciles para prenderlo. Entonces Jesús les dijo: Aún estaré entre vosotros un poco de tiempo, luego me iré al que me ha enviado. Me buscaréis y no me encontraréis, porque donde yo estoy vosotros no podéis venir. Les está hablando de su muerte y de su resurrección, pero no pueden entenderle. "Se dijeron los judíos: ¿Adónde se irá éste que no podamos encontrarle? ¿Se irá tal vez a los dispersos entre los griegos y enseñará a los griegos? ¿Qué significan estas palabras que ha dicho: Me buscaréis y no me hallaréis, y donde yo estoy vosotros no podéis venir?"(Jn). Tras esta discusión Jesús se aleja de allí.

"En el último día, el más solemne de la fiesta, estaba allí Jesús y clamó: Si alguno tiene sed, venga a mí, y beba quien cree en mí. Como dice la Escritura, brotarán de su seno ríos de agua viva"(Jn). Las celebraciones del agua dan pie a este clamor de Jesús. No les dice que vayan a las aguas, sino venid a Mí. Las aguas son bendiciones de Dios. Él es la fuente de esas aguas y bendiciones. Y así como Él es enviado, también va a enviar al que fecundará a todas las tierras que no se cierren a su llamada. "Dijo esto del Espíritu que iban a recibir los que creyeran en él, pues todavía no había sido dado el Espíritu, ya que Jesús aún no había sido glorificado"(Jn).

Las reacciones, como siempre, fueron variadas. Muchas positivas, pues "de entre la multitud que escuchaba estas palabras, unos decían: Este es verdaderamente el profeta. Otros: Este es el Cristo". Otras negativas y contrarias pues "en cambio, otros replicaban: ¿Acaso el Cristo viene de Galilea? ¿No dice la Escritura que el Cristo viene de la descendencia de David y de la ciudad de Belén de donde era David? Se produjo, pues, una disensión entre la multitud por su causa. Algunos de ellos querían prenderle, pero nadie puso las manos sobre él"(Jn).

"Volvieron los alguaciles a los príncipes de los sacerdotes y fariseos, y éstos les dijeron: ¿Por qué no lo habéis traído? Respondieron los alguaciles: Jamás habló así hombre alguno. Les replicaron entonces los fariseos: ¿También vosotros habéis sido engañados? ¿Acaso alguien de las autoridades o de los fariseos ha creído en él? Pero esta gente, que desconoce la Ley, son unos malditos".

Sin embargo, no pueden impedir que en su mismo ambiente empiece a germinar la fe. "Nicodemo, aquel que vino de noche a Jesús y que era uno de ellos, les dijo: ¿Es que nuestra Ley juzga a un hombre sin haberle oído antes y conocer lo que ha hecho? Le respondieron: ¿También tú eres de Galilea? Investiga y te darás cuenta de que ningún profeta surge de Galilea. Y se volvió cada uno a su casa"(Jn). Realmente no había respuesta para una norma tan clara de la Ley como escuchar al acusado. Pero evitan una búsqueda sincera de la verdad, porque en realidad les importa poco; sus corazones están oscurecidos

Reproducido con permiso del Autor,

Enrique Cases, Tres años con Jesús, Ediciones internacionales universitarias

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6 comentarios

  1. gracias por tan importante ayuda es muy interesante el tema de la gran fiesta q exclamo Jesús me fue de mucha ayuda gracias Dios les bendiga

  2. gracias por su ayuda es muy interesante el tema de la gran fiesta me fue de mucha ayuda gracias Dios les bendiga

  3. fovar ayudar a conocer cual es la fiesta de los azimos, la de las semanas y la de los tabernculos en la actualida gracias teresa

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