El Centurión de Cafarnaúm

Aquel centurión vivía en Cafarnaúm como Pedro, Andrés y el paralítico. Pero sus circunstancia eran muy diversas. Era un gentil y además militar -hoy diríamos que pertenecía al ejercito ocupante-, mandaba la guarnición del lugar. Muchos pasan por la vida sin enterarse de lo que sucede a su alrededor, van a sus cosas, buscan sus interés y nada más, no sucedió así con el centurión. Lo que estaba pasando en Cafarnaún no le fue indiferente a este militar. Ve los milagros, escucha los comentarios de los habitantes del lugar, se entera de lo que sucede, quizá pregunta. Y actúa como un hombre de bien.

El centurión, como buen militar, tiene dos ideas muy claras: jerarquía y disciplina, sin ellas su mundo sería un caos; y por eso cuando aborda a Jesús tiene muy presente ese estilo de lenguaje y de conducta: está pidiendo un milagro, lo cual problablemente es contrario a las ordenanzas, pero lo pide sin perder el talante castrense[512].

Para empezar, en realidad no pide nada, sólo expone la enfermedad de su criado: Señor, mi criado yace paralítico en casa con dolores muy fuertes[513], como si diera el parte esperando órdenes, no tiene que decir más, un superior no se equivoca.

La respuesta del Señor se adapta al estilo del militar:Yo iré y le curaré. Los dos se debían mirar frente a frente. Sus miradas reflejan confianza y lealtad. el centurión sabe que, si es posible y conveniente, Jesús hará el milagro. El Señor lee en el alma de un hombre bueno y se alegra.

Los que les rodean hacen una recomendación merece que le concedas esto, porque ama a nuestro pueblo y él nos ha edificado la sinagoga, es como decir: te puedes fiar de él. Jesús agradece estas palabras, pero mira el fondo de aquel hombre, y ve algo tan bueno que llega a decir de él ante todos: en verdad os digo, en ninguno he encontrado tanta fe[514], o como precisa Lucas ni aún en Israel he encontrado tanta fe[515].

Y junto a la fe la delicadeza, pues dice a Jesús: Señor, no soy digno de que entre en mi casa; basta que lo mandes de palabra y mi criado quedará sano. Pues yo, que soy un hombre subalterno con soldados a mis órdenes, digo a uno ve, y va; y a otro: ven, y viene; y a mí siervo: haz esto y lo hace[516].

El centurión pronunció estas palabras, no porque no desease ver a Jesús en su casa, sino porque no quería comprometerle haciéndole blanco de las críticas de los judíos observantes por entrar en la casa de un gentil. Es una muestra de delicadeza que Jesús sabe apreciar.

La hombría de bien de aquel hombre se hace patente. Su modo externo de expresarse es el de un militar. Evoca sus mandatos sobre la centuria e insinúa el poder de Jesús como mayor que el suyo. Sus palabras revelan un interior delicado y atento a los detalles. Más de una vez habría experimentado los desprecios de los judíos por su condición de extranjero, y vería como las relaciones con sus convecinos se limitaban a lo externo. Pero la fe en el Dios verdadero se introdujo en su vida como la semilla en la tierra buena. Es verdad que no basta esa capacidad personal: nadie se salva sin la gracia de Cristo. Pero si el individuo conserva y cultiva un principio de rectitud, Dios le allanará el camino; y podrá ser santo porque ha sabido vivir como hombre de bien [517].

Jesús advierte la calidad de este hombre y lo alaba públicamente:En verdad os digo que en nadie de Israel he encontrado una fe tan grande[518]

Luego dirigiéndose a los que le rodeaban dijo con fuerza:Y os digo que muchos en Oriente y Occidente vendrán y se pondrán a la mesa con Abraham, Isaac y Jacob en el Reino de los Cielos, mientras que los hijos del Reino serán arrojados a las tinieblas exteriores; allí será el llanto y el rechinar de dientes[519].

La fe y la hombría de bien del centurión es ocasión para que Jesús recuerde que la salvación es para todos los hombres sin distinción de raza o de nación. La vida eterna dependerá de la respuesta en la conciencia, y si no se rechaza el pecado no será suficiente aducir que se pertenece al pueblo elegido, sino que serán reos del infierno. La falta de fe de muchos de los israelitas de aquellos tiempos se produjo sin duda por no conservar ese principio de rectitud humana que sí poseía del militar romano.

Como refrendo de sus palabras Jesús realiza el milagro, y dirigiéndose al centurión le dijo: Vete ya que se haga conforme has creído. Y en aquel momento quedó sano el criado[520]. Aquel hombre era el símbolo de la gran cosecha, las primicias de los gentiles, de la salvación de Dios que se dirige ante todo al judío, pero que se abre al griego, al romano y al universo[521].

Nosotros admiramos la fe del centurión y seguimos usando sus palabras en la comunión conscientes de que no han perdido su brillo con el paso de los siglos. San Agustín comenta que al tenerse por indigno de que Cristo entrara en su casa, fue tenido por digno de que Cristo entrara en su corazón. Son una declaración de humildad y de realismo. ¿Quién es suficientemente digno de recibir en su casa al mismo Dios? ¿Cabe pensar que recibir a Jesús es hacerle un favor?. No somos dignos, pero Él no nos rechaza sino que nos busca.“Este centurión afortunado vería, además, sus palabras convertidas en diálogo eucarístico de la espera de los cristianos a lo largo de los siglos. Su casa se convertiría el el símbolo de todo corazón que espera a Jesús. Cuando llegó a ella se encontró con su fe convertida en alegría”[522]

Jesús se maravilló ante el centurión, el Hijo de Dios se admira y se sorprende, se conmueve, lo cual da idea de la grandeza moral de aquel hombre. Bueno es desear que también se maraville Dios de la sencillez de nuestro corazón sabiendo pedir, y conseguir.


[512] Cfr Carlos Pujol. Gente de la Biblia. El centurión de Cafarnaúm

[513] Lc 7,2

[514] Mt 8.10

[515] Lc 7,9

[516] Mt 8,9

[517] Beato Josemaría Escrivá. Amigos de Dios. n. 75

[518] Mt 8,11

[519] Mt 8,12

[520] Mt 8,13

[521] Cfr. Rom 1,16

[522] Martín Descalzo. Vida y misterio de Jesús de Nazaret. p. 466

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16 comentarios

  1. gracias por su extensa y completisima descripcion del relato de jesu y el centurion me servira de mucho si pudieran mandarme algo de como predicar en el sistema carcelario se los agradeceria

  2. El centurion ¿solo sabia de los milagros de Jesus? ¿O era cristiano? Me queda claro que tenia fe en Jesus, pero tengo esa duda.

  3. para entender el mensaje y descubrir la grandeza de Dios es necesario vivirlo todo para despues darlo todo desde mi encuentro personal.

  4. El ejemplo de vida del centurión nos enseña que en cualquier profesión o circunstancia que nos desempeñemos podemos amar y practicar la rectitud y sencillez de corazón. La fe se trata de eso: El reino de Dios está aqui y con los que nos rodean tenemos que construir ese Reino de justicia, amaor y verdad. Estas reflexiones son en verdad muy enriquecedoras.

  5. ALMA SENCILLA DE ESTE HOMBRE CON MIRA DE MISERICORDIA Y CARIDADAMOR A SU PROJIMO Y FE EN JESUCRISTO NUESTRO SEÑOR EJEMPLO DE VIDA Y SENCILLEZ GRACIAS CENTURION POR TU LECCION QUE SEGUIRA CON NOSOTROS POR TODOS LOS SIGLOS

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