Autoestima para dar Gloria a Dios

Es importante que como mujeres reflexionemos a la hora de educar a nuestros hijos, sobre los propios sentimientos que tenemos hacia nosotras mismas.

Hace poco tuve la oportunidad de presenciar una escena ante la cuál no pude evitar entristecerme. Este era un niño de cinco años jugando con su hermanita de un año y medio. El la perseguía y ambos reían a carcajadas. Se notaba que estaban felices jugando como hermanos y disfrutando de su juego. De repente el niño, toma un bate de plástico y hace como si fuera a pegarle con el mismo a la niña. Claro que yo note que era solo un juego. Pero la madre de los niños no lo tomo así. Inmediatamente y de una forma violenta y furiosa le grito al niño:-"vete ahora mismo dentro"-, el niño la miró atónito sin entender lo que había echo mal. La madre lo agarro violentamente por un brazo, lo metió en la casa y sin ninguna compasión le torció fuertemente su oreja izquierda al tiempo que lo tiraba contra el sofá y lo obligaba a sentarse. Todos sabemos lo que duele que te toquen una oreja. Duele toda la parte externa, pero la que más duele es esa parte nuestra que no se ve. Nuestra alma llora.

No pude evitar pensar: ¿Qué está haciendo esta mujer con los sentimientos de amabilidad hacia el mismo que este niño tendrá para sí?, ¿Cómo serán sus sentimientos hacia ella misma?;¿se dará cuenta ella que esa forma de disciplinar a un hijo lo que hace es destruir las raíces del sentimiento que le dice que merece ser amado?, ¿se sentirá ella amada y aceptada por sí misma y los otros?; ¿Cómo la misma madre que lleva en el vientre, amamanta y arrulla los primeros meses de la vida puede volverse tan dura con sus propios hijos a medida que crecen?, ¿sus padres habrán errado en esto con ella?

No olvidemos que muchas veces hay que romper un círculo vicioso que hace que sigamos con el mismo patrón que siguieron nuestros padres. Es importante que como mujeres reflexionemos a la hora de educar a nuestros hijos, sobre los propios sentimientos que tenemos hacia nosotras mismas, pues con esos sentimientos y problemas internos educaremos y fortaleceremos o no la personalidad de nuestros hijos. Es ahí donde reside la importancia de la auto-formación y cuando esta formación incluye a Dios para conocerlo y así poder amarlo mejor, el tema de la auto-estima se entiende de una forma ordenada, se entiende según el orden de la naturaleza y la gracia. La auto-estima no se entenderá como un merecimiento anclado en un individualismo desordenado, sino como un merecimiento anclado en la dignidad que nos da ser los seres más especiales de toda la creación.

Pensemos

¿Hay recuerdos de maltrato durante la niñez en mi memoria? ¿He dejado por esto dejar de amar a mis padres? Creo que la mayoría de nosotros tiene una que otra herida, más sin embargo no dejamos de amar a nuestros padres, aunque a muchos sus acciones nos llevaron a sentir miedo por ellos en lugar de admiración y respeto. Nuestros padres tal vez no fueron conscientes de la enorme dignidad que hay en cada niño que nace, en cada persona y con amor, pero también con dosis de ignorancia inocente del que no sabe nos educaron. Pero tú y yo sabemos que los niños tienen la misma dignidad que tienes tú y que tengo yo, el mismo corazón que late en ti, late en ellos y son personas ávidas de dirección, de ejemplo, de conocimiento de lo que significa llegar a convertirse en un hombre o en una mujer. Por esto y porque tarde o temprano nos convertiremos en madres se hace necesario revisar en nuestro interior; ¿cómo son los sentimientos de merecimiento(sin ser egoísta) y eficacia(aceptando que todos tenemos límites) que tengo hacia mí? Recordemos que es de acuerdo a como nos sentimos acerca de nosotros mismos como educamos y formamos, coronamos o no nuestra naturaleza. No puedo separar lo que siento por mí, de lo que le voy a transmitir a mis hijos. Y si lo que siento por mí es frustración, inseguridades y qué sé yo cuantas cosas más, es precisamente lo que estaré cultivando en ellos.

Por eso plantéate las siguientes preguntas:

¿Cómo inspiro o inspiraré en mis hijos la admiración y el respeto ordenado hacia mí a través de mi conducta para con ellos?; ¿la forma en que los corrijo o corregiré los invitará a pensar sobre sus actos? ¿Qué tanto doy ejemplo de lo que debe ser el dominio de mí misma ante ellos o ante las personas que están más cerca de mí?; ¿sé que el castigo daña la salud emocional, es un detonante para alimentar los sentimientos de culpa y destruye la idea de un sano auto-concepto? ¿Cómo afectaron mi autoestima estos castigos y que hago para superarlo? Además de apoyo psicológico, ¿he buscado el apoyo más importante?, es decir ¿He dejado que Dios juegue un papel clave para recobrar mi salud emocional y sentimientos de amabilidad hacia mí misma?

Autoestima y Dios

Recuerda querida amiga que el único lugar donde el niño o niña aprenderán a sentirse verdaderamente especial es en el seno del hogar. Ahí si tu quieres la cultura de la auto-estima se levantará a partir de Dios como Creador y dador de nuestro valor infinito. Es en el hogar donde ella o él se formarán su primer auto-concepto y aprenderán a sentirse a gusto a cerca de sí mismos y sobre todo aprenderán a saber qué es eso que se llama "dignidad".

Cuando a un niño se le grita, se le desaprueba o se le maltrata con gritos no puede tener la vivencia de que vale y de que merece ser amado. Menos la tendrá si ignora que su valor proviene de Dios. Por eso tú, si eres una mujer cristiana comprometida la autoestima que tendrás y heredarás a tus hijos tendrá sus raíces en que conoces que tu valor y merecimiento radican en que eres una Hija de Dios y así lo trasmitirás. En la medida en que interiorices esta verdad y la vivas, en esa medida podrás heredarla a tus hijos para que caminen seguros por la vida. Para cerrar este artículo quisiera mencionar brevemente de que es importante de que te respetes siempre y respetes a tus hijos. Si los tienes o cuando los tengas, trátalos como a un semejante. ¿Significa que son iguales? No. Tú sabes más y tienes más experiencia de la vida que ellos Tu tienes más responsabilidades pero los dos merecen o merecerán el mismo el mismo respeto.

Por esto es tan importante que si la educación en tus primeros años no fue lo que tenía que ser, te recobres y decidas que la educación en los primeros años de tus hijos sea diferente a partir de esa re-construcción de ti misma. Aspira a que brindarás: educación y disciplina llenas de amor, de acogida, de aceptación, de formación firme y flexible a la vez. Educación basada en el conocimiento y vivencia del amor de Dios en nuestras vidas. Nadie mejor que tu para decidirte a hacerlo con profunda reverencia consciente de que con cada acto estás dando Gloria a Dios.
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15 comentarios

  1. El articulo esta aparentemente bueno, sin embargo carece de apoyo biblico, y aun mas en contra de lo que la misma Iglesia Catolica ensena.
    La autora habla de «Auto Estima» como una doctrina Divina, y no es asi, Es cierto que la correccion de los hijos es motivo de meditacion, mas no con el proposito de auto estima, la correccion en fin es irlos guiando por el camino correcto hacia el Senor.
    Efesios 6:4: Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en DISCIPLINA y amonestación del Señor.
    A lo mejor la pesona que en esa historia corrigio a su hijo, pudo haber cometido un error, mas lejos esta toda ensenanza de AUTO ESTIMA. note este estudio de la misma iglesia catolica en cuanto a la auto estima:

    http://www.buenanueva.net/preguntasb/auto_estima.htm
    La autoestima ¿es cristiana?

    La llamada “auto-estima” es una palabra, un concepto y una enseñanza “moderna” que se nos ha establecido como un “valor” prácticamente en casi todos los ámbitos de la sociedad actual. Y, lo que es más serio, también se nos ha colado y establecido en el ambiente religioso … incluyendo el Católico.

    En respuesta a la pregunta y, para decirlo de una vez: la “auto-estima” no es cristiana. Todo lo contrario.

    Podemos observar que la “auto-estima”, como se trata de vender, como se está instaurando y como la estamos entendiendo, tiene dos vertientes:

    1.) Por una parte, el valor que se le asigna al “yo”, muy distinto, por cierto, a lo que en lenguaje católico llamamos la “dignidad de la persona humana”. Empecemos por notar que la moderna palabra es una adaptación del inglés “self-esteem”. Y “self” significa el “yo”, no la persona humana. ¡Persona es mucho más que eso!.

    En la Sagrada Escritura nunca se nos habla del valor que tiene el ser humano por sí mismo. ¿Dónde en la Biblia se nos habla de la estima de uno mismo, de la confianza en uno mismo, de la fe en nosotros mismos? Todo lo contrario: se nos exige el aprecio y la estima a Dios, y se nos recomienda la confianza y la fe en Dios. ¡Si hasta se nos dice que lo que tenemos dentro no es nada en lo que podamos confiar y Jesús nos recomienda negarnos a nosotros mismos! (cf. Mt. 15, 19 y 16, 24). Y en el Antiguo Testamento se nos advierte sobre el peligro de confiar en nosotros mismos: «Maldito el hombre que confía en el hombre, que en él pone su fuerza … Bendito el hombre que confía en el Señor y en El pone su esperanza…» (Jer. 17, 5-8).

    La “auto-estima” nos vende que debemos tener un alto concepto de nosotros mismos. Y Cristo nos dice que debemos ser pobres en el espíritu, y hacernos pequeños, sencillos y humildes. ¡Qué distinto es esto a lo que nos vende la “auto-estima”!.

    Tampoco en la enseñanza milenaria de la Iglesia se ha hablado nunca del propio valer. Muy por el contrario, siempre se ha enseñado que nada valemos ante Dios y que nada somos sin Dios. Es más: que de nuestra cuenta sólo podemos y sabemos pecar. Y, tomando a un solo de esos grandes maestros de la Iglesia, San Alfonso María de Ligorio nos enseña que no somos capaces por nosotros mismos de hacer nada bueno, y que cualquier bien que hagamos viene de Dios y cualquier cosa buena que tengamos pertenece a Dios. ¡Qué distinto a lo que nos vende la “auto-estima”! La “auto-estima” es más bien el término equivalente a aquel “amor propio” (el aprecio de uno mismo y la defensa de uno mismo) contra el cual tanto hablaron los Santos y el cual tanto se ha insistido debemos combatir, si hemos de progresar en la vida espiritual.

    Y, oficialmente, la Iglesia no ha cambiado este discurso milenario que está basado en la Sagrada Escritura. Basta revisar el Catecismo y los Documentos del Concilio Vaticano II para darnos cuenta de la corroboración de que todo valer nos viene de Dios … no de nosotros mismos. (cf. CIC # 1700-#1715, #1784-1785; GS #14-#19).

    2.) En segunda instancia, trata de basarse la llamada “auto-estima” en el supuesto amor que debemos tenernos a nosotros mismos, al interpretar erróneamente el mandamiento amar al prójimo “como a uno mismo”. Nunca nos dice la Biblia que debemos amarnos a nosotros mismos.
    Veamos: al decirnos Jesús que debíamos amar a los demás como a nosotros mismos, quiso el Señor poner una medida mínima a nuestro amor a los demás. Pero no significa este mandato que amar consiste en estimarse uno mismo. ¿Puede ser eso amor? ¿Puede la “estima” equipararse al “amor”? No de acuerdo al léxico meramente humano. Mucho menos de acuerdo al léxico cristiano, pues éste es muy claro: amar significa buscar el bien del otro. La medida mínima: el bien que buscamos hacernos a nosotros mismos. La medida máxima: la del mismo Cristo, que dio su vida por nosotros.

    Como vemos, se están confundiendo los términos, porque amarse a uno mismo es una cosa muy distinta a estimarse a uno mismo. Amarse a uno mismo es buscar el propio bien y la propia complacencia … y ¿dónde en la Sagrada Escritura se nos mandó eso? Esa fue la medida mínima que Dios nos puso para amar a los demás. Y amar a los demás no significa estimarlo por sus cualidades, sino más bien, buscar su bien sin tener en cuenta ni sus cualidades, ni sus defectos. ¡Qué distinto a lo que nos vende la “auto-estima”!.

    La “auto-estima” nos vende además que, ese alto aprecio de nosotros mismos y el complacernos a nosotros mismos es lo que nos hace ser personas “realizadas”. Pero Cristo nos dice que debemos negarnos a nosotros mismos y que primero vienen Dios y los demás, y uno debe ser el último. Este tema de la negación de uno mismo y de preferir a Dios y a los demás aparece a lo largo de toda la Biblia. Jesús es su ejemplo más claro. Y ¡oh paradoja! El nos asegura que, al negarnos a nosotros mismos y al poner las cosas en ese orden, seremos felices. La “auto-estima”, por el contrario, nos lleva a que seamos nosotros el centro de nosotros mismos (ego-centrismo) y a que nos sirvamos, primero o solamente, a nosotros mismos (ego-ísmo). Pero Cristo nos lleva a que Dios sea nuestro centro y a que no nos sirvamos a nosotros mismos, sino a los demás.

    Pero … el encanto del “yo”-igual que en el Paraíso terrenal- se ha hecho irresistible. La “auto-estima” ha logrado sustituir a Dios por el “yo”. Es lo que alertaba San Pablo sobre los últimos tiempos: los hombres se amarán más a sí mismos que a Dios, y todo bajo apariencia de bien (cf. 2 Tim. 3, 4). Es lo que alertaba la Iglesia Católica, desde el Concilio Vaticano II en 1965, al referirse al peligro que había al pretender convertir a “ciertos bienes (valores) humanos en sustitutos de Dios … exaltando tanto al hombre, que se deja sin contenido la fe en Dios … Con la exposición inadecuada de la doctrina se ha ‘velado’ más bien que ‘revelado’ el genuino rostro de Dios y de la religión”. (G.S. #19).

  2. Excelente informacion ,estaba poco bajo por una relacion que no apodido darse gracias a Dios por inspirarte y el esfuerso por educarte para poder compartir.

  3. realmente estoy muy impactada,agradesco alSeñor no sabe cuanto..el a sido bueno y su misericordia me a alcanzado hoy mismo.Gloria a Dios.

  4. Excelente mensaje, a pesar de q no tengo hijos, me sirve como reflexion y espero q dios me ayude a educar a mi bebe q se esta formando en mi vientre de la mejor manera, q nueno seria q todas las mamas del mundo pudieran leer este articulo tan maravilloso. que dios nos ilumine a todas como mujeres

  5. Esta super padre este articulo me gusto muchisimo pues tengo un hijo unico y ya es todo un hombre y pues tuve muchos errores al educar a mi hijo desde su niñez y pues tiene baja su autoestima pero GRACIAS A DIOS creo que ya lo supero su autoestima.Gracias por leerme.

  6. Esta buenisimo este articulo la verdad me gustaria que me brindaran mas apoyo de estos articulos dirigidos especialmente a madres solteras como yo que a veces nos desvoronamos es ciertas situaciones, gracias.

  7. gracias por esta reflexion muchas veces hacemos cosas,de las cuales nos arrepentimos,y no vemos mas alla,repetimos situaciones q vivimos en nuestra niñes pero se q con cristo todo es posible,DIOS les continue bendiciendo

  8. Esta muy bueno me hizo recordar muchas situaciones en que sin conocer a cristo era parte de esto y luego como fui viendo copn desagrado todas los herrores que cometemos al no amarnos y el lugar que Dios nos da como sus hijos gracias

  9. Este articulo es precioso, nos inspira como mujeres a descubrir nuestro rol en la creación, ser imagen de Dios protector y amante.

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