¿Qué función tienen los Padres de la Iglesia?

 

 

 

Los Padres de la Iglesia son maestros, voces del pueblo cristiano, mantienen  la rectitud de la doctrina y el bienestar espiritual de los fieles y presentan a Cristo a los hombres de su tiempo.


Los Padres de la Iglesia son los pensadores cristianos que han contribuido de forma determinante en la construcción del edificio doctrinal del cristianismo, aceptado y ratificado por la Iglesia. Estos autores fundaron los cimientos de la Iglesia, por lo que su acción se limita a un lapso determinado: entre los siglos I a VI D.C

¿Cuál era la función de estos autores dentro su contexto propio? ¿Eran simplemente pastores o también académicos? Teniendo en cuenta las características que hacen de un autores cristiano un Padre de la Iglesia, procedamos a observar la función que desempeñaban, y aún hoy desempeñan en el seno de la Iglesia.

Los Padres son maestros.

«Estamos acostumbrados a llamar «Padres de la Iglesia» a los autores de los primeros escritos cristianos. Antiguamente, la palabra «padre» se aplicaba al maestro, porque, en el uso de la Biblia y del cristianismo primitivo, los maestros son considerados como los padres de sus alumnos. En la antigüedad cristiana, el oficio de enseñar incumbía al obispo. Así, pues, el título de padre le fue aplicado primeramente a él. (…) El uso de la palabra «padre» alcanzó una mayor extensión; se hizo extensivo a escritores eclesiásticos, siempre que fueran reconocidos como representantes de la tradición cristiana» (1) Quaesten

Este pasaje aclara el origen etimológico y el significado de «padre». Debemos tener en claro que «padre» es quien genera a alguien, en este caso, los Padres de la Iglesia engendran nuevos cristianos a partir de la enseñanza del Evangelio. Por tanto, los Padres son esencialmente maestros. Los cristianos se nutren de los Padres y de sus enseñanzas. Recurren a ellos para alimentar su espíritu y permanecer en Cristo, quien, es vida y se hace repartir por los difusores del Evangelio.

Los Padres son voz del pueblo cristiano

La mayoría de los Padres toma dos fuentes principales de la doctrina cristiana. Una es la enseñanza apostólica recibida en los evangelios y en las cartas de los primeros cristianos. Otra es la tradición cierta que se heredaba de una generación a otra. Hay que aclarar que la tradición a la que nos referimos es la que concierne a las enseñanzas de la fe que no están escritas en los primeros textos cristianos. Muchos obispos y pensadores cristianos primitivos exponían a la comunidad sus ideas y explicaciones sin dejar textos escritos. La comunidad los integraba al cuerpo de la doctrina, la cual era ratificada por la jerarquía, que a su vez, se basaba en las enseñanzas de los apóstoles o en la iluminación del Espíritu Santo para interpretar las doctrinas explicadas.

«Aunque los Padres de la Iglesia ocupan un puesto importante en la historia de la literatura griega y latina, su autoridad en la Iglesia católica se basa en motivos totalmente distintos. Lo que da gran importancia a los escritos y opiniones de los Padres es la doctrina de la Iglesia que considera la Tradición como fuente de fe. La Iglesia considera infalible el unanimis consensus Patrum cuando versa sobre la interpretación de la Escritura.» (2) Ibid.

El cardenal John Henry Newman, ilustre sabio inglés del sigo XIX, comenta al respecto diciendo que cuando hablan de doctrinas, lo hacen como universalmente aceptadas. «Cuando hablan de tales doctrinas universalmente aceptada. Dan testimonio de que tales doctrinas son aceptadas, no sólo aquí o allá, sino en todas partes. Nosotros aceptamos las doctrinas que ellos enseñan de esta manera , no sólo porque ellos las enseñan, sino porque dan testimonio de que en su tiempo las profesaban todos los cristianos y en todas partes» (3) Newman

Los Padres mantienen  la rectitud de la doctrina y el bienestar espiritual de los fieles

Una de las características más destacables de la era patrística es la aparición de diversos movimientos separatistas dentro del cristianismo. Es decir, surgieron doctrinas que interpretaron de modo incorrecto algunas de las doctrinas enseñadas por los apóstoles con la autoridad de Cristo. Por ejemplo, se pensó que Cristo no era a una vez Dios y hombre, sino sólo una de estas naturalezas. Se pensó también que Dios no es Uno y Trino, sino qu ea veces actuaba como Hijo, a veces como Padre, y a veces como Espíritu Santo. Algunos otros cristianos dejaron de aceptar el Antiguo Testamento como fundamento del cristianismo.

Es frente a estos problemas que los Padres desplegaron sus herramientas intelectuales para presentar el cuerpo doctrinal sistematizado e inmune a las herejías. Mencionemos que en este tiempo se encontraron la filosofía y la teología. Algunos Padres pusieron la filosofía como servidora de la teología. Otros la vieron como colaboradora del estudio de las realidades divinas. Otros como preparativa de la teología. El punto es que los Padres supieron hacer una exposición razonable de las verdades reveladas para presentarla a los hombres como una realidad asequible y plenificadora.

En este mismo tiempo se revisaron las doctrinas establecidas y se distinguieron las correctas de las incorrectas. Las doctrinas correctas fueron sistematizadas y protegidas de las formulaciones heréticas  a través de una esquematización razonada. Surgieron entonces brillantes expositores contra las herejías como San Ireneo de Lyon, Orígenes, San Agustín, Boecio, San Atanasio, entre otros muchos e ilustres autores.

Los Padres dialogan con los hombres de su tiempo y les presentan a Cristo

El encuentro con la filosofía permitió a los cristianos acceder a la cultura clásica y las explicaciones de las últimas causas de la realidad desde la razón. ¿Iba el cristianismo a rechazar la filosofía si ya tenía el conocimiento revelado de la realidad última? La tendencia fue que no. Por el contrario, los Padres comenzaron a dialogar con los filósofos y los hombres de cultura clásica para presentarles la verdad de Cristo en un lenguaje que pudieran entender. De este modo, la filosofía funcionó algunas veces como preparación para la óptima recepción de la fe. Algunas otras funcionó como una métrica para extraer toda impureza del discurso teológico. Algunas otras trabajó como complemento de la fe, a fin de buscar su entendimiento para creer óptimamente.

Los Padres supieron presentar a Cristo como el Dios que se hizo hombre para llevar a la especie humana a la plenitud en Dios. También lo presentaron como el Dios Pedagogo que nos enseña cómo ir al cielo, también como el Logos o Razón amorosa de Dios, también como el Dios que está entre nosotros y que, por su caridad, nos participa de su vida divina.

 Bibliografía:

(1) QUAESTEN, Patrología, Vol I, BAC, Madrid, 1961, pp. 11-14

(2) Ibídem.

(3) NEWMAN, Discussions and Arguments, II, 1.

 

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