Letanía de San José

Especialmente, “la Iglesia nos anima a prepararnos para la hora de la muerte, … confiándonos a San José, patrono de la buena muerte.”[1]

Señor, ten piedad, Señor, ten piedad.

Cristo, ten piedad, Cristo, ten piedad.

Cristo, óyenos, Cristo, óyenos.

Cristo, escúchanos, Cristo, escúchanos.

Dios Padre celestial, Ten piedad de nosotros.

Dios Hijo Redentor del mundo,

Dios Espíritu Santo,

Santa Trinidad, un solo Dios,

Santa María, Ruega por nosotros

San José,

Esposo de la Madre de Dios,

Custodio de la Virgen,

Padre Adoptivo del Hijo de Dios,

Solícito defensor de Cristo,

Jefe de la Sagrada Familia,

José justo

José casto

José prudente

José fuerte

José obediente

José fiel

José pobre

José paciente

Modelo de los trabajadores

Ejemplo de amor al hogar

Amparo de las familias,

Consuelo de los que sufren,

Esperanza de los enfermos,

Abogado de los moribundos,

Protector de la Santa Iglesia,

Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo.

Perdónanos, Señor.

Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo.

Escúchanos, Señor.

Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo.

Ten misericordia de nosotros

Oración

Oh Dios, que has querido elegir a San José para esposo de tu Madre Santísima: te rogamos nos concedas que, pues le veneramos como protector en la tierra, merezcamos tenerle por intercesor en el cielo: Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.

V. San José, haz que vivamos una vida inocente,

R. Asegurada siempre bajo tu patrocinio.


[1] F. Fernández Carvajal, Antología de Textos, 1984.

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