El eco de un mensaje

Un libro reciente, “Ataque a Ratzinger” (de Paolo Rodari y Andrea Tornielli, ed. Piemme, 2010∗), recoge, en su prefacio, el deseo, que algunos tenían, de que el pontificado de Benedicto XVI fuera breve y pasara inadvertido. El mismo Papa explicó que elegía el nombre de Benedicto en honor del santo patrono de Europa y también en recuerdo de Benedicto XV: un Papa que había trabajado por la paz, si bien su pontificado no había sido muy largo.

Lo de pasar inadvertido no cuadra con la actividad del Papa. Y ya que no ha pasado tan velozmente como alguno deseaba –dicen con fina ironía los autores–, “visto que su pontificado está destinado a dejar un signo, se han multiplicado los ataques contra Benedicto XVI”. De ahí el título del libro.

Se preguntan estos dos expertos vaticanistas si el Papa está solo; responden que realmente no es así, porque muchas personas le apoyan, aunque sus colaboradores probablemente podrían ayudarle mejor en la organización del trabajo, las relaciones con los medios de comunicación, etc. No faltan quienes silencian su mensaje, lo obstaculizan o lo manipulan. Y en algunos casos se puede comprobar la existencia de verdaderas “alianzas” mediáticas para desprestigiarle.

El prefacio termina citando las palabras de Benedicto XVI en la Misa inaugural de su pontificado (24.IV.2005): “Rogad por mí, para que no huya, por miedo, ante los lobos”.

Ahora bien, cabe preguntarse, ¿qué podemos hacer nosotros, los cristianos de a pie, para ayudar al Papa en su ministerio de unidad y servicio a los cristianos y a la humanidad?

San Josemaría Escrivá de Balaguer escribió: “Nuestra Santa Madre la Iglesia, en magnífica extensión de amor, va esparciendo la semilla del Evangelio por todo el mundo. Desde Roma a la periferia. –Al colaborar tú en esa expansión, por el orbe entero, lleva la periferia al Papa, para que la tierra toda sea un solo rebaño y un solo Pastor: ¡un solo apostolado!” (Forja, 638).

Además de rezar y seguir trabajando cada uno lo mejor posible para gloria de Dios y servicio de la sociedad, podemos y debemos hacer eco a su mensaje, sirviéndole de altavoz con nuestra vida y nuestras palabras. No vale pensar: “Esto a mí no me afecta mucho, es cosa del Papa y sus colaboradores…”.

Es necesario que los cristianos –junto con otras muchas personas de buena voluntad– ayudemos a que se “escuche” y se valore el mensaje de Benedicto XVI, que no es otro sino el del Evangelio, renovado en nuestro tiempo. Hay que contrarrestar los silencios de algunos, la ineficacia de otros, las manipulaciones de ciertos medios de comunicación. Es preciso llegar, como podamos, individualmente o en grupo, a mucha gente, para explicar lo que realmente el Papa propone: la primacía del amor, el aprendizaje de la esperanza, la responsabilidad de todos por la promoción humana y el desarrollo integral de las personas. Para esto se requiere conocer bien sus grandes documentos (las tres encíclicas y la exhortación sobre la Eucaristía), así como sus principales mensajes y discursos.

Brevemente: se impone el estudio y el diálogo sobre lo que el Papa dice: ¿lo conocemos? ¿Hemos pensado en nuestras posibilidades para hacerle eco en todos los niveles de la sociedad?

Es éste un buen momento para que los jóvenes (porque son los que pueden tener más vigor para expresar su fe, y en los que la Iglesia y el mundo ponen su esperanza), sean convocados a “apiñarse” junto al Papa. Todos los cristianos hemos de sentir esta invitación a la unidad: primero a través de nuestra unión con Jesucristo, puesto que el Papa es el vicario de Cristo, cabeza del Cuerpo místico. También, planteándonos cada uno, según su lugar en la Iglesia y en el mundo, sus dones y circunstancias (edad, capacidad, estudios, responsabilidades, misión, carismas, etc.), “qué hacemos y qué podemos hacer”, además de rezar por el Papa y su ministerio, además de ser personalmente mejor cristianos y ayudar a otros a serlo, que es sin duda lo primero. Todo ello puede ser y será sin duda percibido por otros creyentes, y aun por personas que buscan un sentido transcendente de la vida.

Los estudiantes podrán hablar con sus compañeros, organizar grupos de encuentro y diálogo sobre los grandes temas del Papa. Otro tanto, por su parte, podrán hacer los educadores y comunicadores, los responsables de grupos y movimientos, los padres y madres de familia (y los abuelos), los sacerdotes en las parroquias y en las instituciones eclesiales, los profesionales con sus amigos, etc.. Todos podemos colaborar a nivel personal y social. Algunos podrán convocar a más personas, promover acciones de alcance cultural y público: adhesiones, entrevistas, publicaciones, etc., a nivel local, nacional o internacional.

Lo único que no deberíamos hacer es cruzarnos de brazos, pues eso significaría prolongar los silencios, las ineficacias y las manipulaciones. No podemos dejar al Papa solo, porque su misión –promover la unidad y la vida de los cristianos, testimoniar y fortalecer la fe, presidir e impulsar el Evangelio por el mundo, de forma que la humanidad se convierta en la gran familia de Dios– es también nuestra misión. Debemos hacernos eco de su mensaje, el Evangelio, con nuestra vida y nuestras palabras.

Una ocasión especialmente apropiada son los viajes del Papa, principalmente con motivo de la Jornada Mundial de la Juventud. Se trata de trabajar para que muchos jóvenes se encuentren con él (físicamente o a través de los medios de comunicación), de modo que el Evangelio pueda hacerse vida –como una propuesta de sabiduría y belleza, de verdad, bien y alegría– en la vida del mundo.

Ramiro Pellitero, Instituto Superior de Ciencias Religiosas, Universidad de Navarra


(publicado en www.religionconfidencial, 29-VIII-10)

1 2Página siguiente

Publicaciones relacionadas

4 comentarios

  1. DIOS BENDITO, SIEMPRE SI, SIEMPRE SI, Y POR ESO AUNQUE TODOS ESTEN CONTRA EL PAPA, SIEMPRE POR TI, CON EL PAPA EL DULCE CRISTO EN LA TIERRA. VIVA EL PAPA, VIVA CRISTO, VIVA MARIA, DUELA A QUIEN LE DUELAAAAAAAAAAAAAAAAA

  2. Estoy completamente de acuerdo. La iglesia somos todos los bautizados y es nuestra obligación, ser uno con el papa en todo lo que el necesite de nuestro apoyo, con oracion, sacrificio y apostolado desde donde nos encontremos. Debemos aprovechar todo nuestro dia, ofreciendolo desde que nos levantamos, hasta nuestro descanso, por la paz, la unidad y el amor de unos con otros a semejanza de Jesucristo el Maestro que con su palabra y ejemplo nos enseño el camino a seguir. Es imprtate estar al tanto de los mensajes y escritos que el Papa nos ofrece, para asi crecer en nuestra vida de fe y union con la Iglesia. De mi parta con gusto, con amor y alegria pongo mi granito de arena. Soy feliz de ser Hija amartelada de la Iglesia mi madre, a quien tanto amo.

  3. Definitivamente que tenemos que estar con el Papa apoyarlo, orar por el y sobretodo difundir sus mensajes para qu el mundo sepa la bendicion que es tenerlo como Pastor, es triste que muchos catolicos aun no lo acepten,esto es porque no lo conocen, asi que los que le conocemos, aceptamos, seguimos y sobretodo amamos tenemos la obligacion de ser testimonios y dar a conocer su mensaje donde quiera que estemos.La primera jornada de la juventud que presidio el Papa BenedictoXVI, en Alemania muchos dijeron que iba a ser un fracaso y fue todo un exito, asi que esta del proximo año que ya la estan esperando millones de jovenes sera la muestra de cuanto le amamos y apoyamos, nunca pasara inadvertido su pontificado pues esto no es obra humana sino que de Dios y su Santo Espiritu!!!!

  4. Efectivamente, todos con el Papa, nuestro Pastor. Con fe, esperanza y caridad, trabajemos en el sitio en que Dios nos puso para llevar la Palabra de Jesús, que es Camino, Verdad y Vida en el que encontraremos la auténtica felicidad. Vayamos al encuentro en cada uno de nuestros semejantes para llevarles la verdadera Luz que es Jesucristo. ¡Todos con el Papa, por María a Jesús.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Botón volver arriba

Copyright © 2024 Encuentra by Juan Diego Network. Todos los derechos reservados.