Paciencia y Lucha

El Alma:

1. Señor Dios, a lo que yo echo de ver, la paciencia me es muy necesaria; porque en esta vida acaecen muchas adversidades. Pues de cualquiera suerte que ordenare mi paz, no puede estar mi vida sin batalla y sin dolor. Jesucristo:

2. Así es, hijo; pero no quiero que busques tal paz, que carezca de tentaciones, y no sienta contrariedades. Antes cuando fueres ejercitado en diversas tribulaciones, y probado en muchas contrariedades, entonces piensa que has hallado la paz. Si dijeres que no puedes padecer mucho ¿cómo sufrirás el fuego del Purgatorio? De dos males siempre se ha de escoger el menor. Por eso, para que puedas escapar de los tormentos eternos, estudia sufrir con paciencia por Dios los males presentes. ¿Piensas tú que sufren poco o nada los hombres del mundo? No lo creas, aunque sean los más regalados.

3. Pero dirás que tienen muchos deleites y siguen sus apetitos, y por esto se les da poco de algunas tribulaciones.

4. Mas aunque fuese así, que tengan cuanto quisieren, dime, ¿cuánto les durará? Mira que los muy sobrados y ricos en el siglo desfallecerán como humo; y no habrá memoria de los gozos pasados. Pues aun mientras viven no se huelgan en ellos sin amargura, congoja y miedo. Porque de la misma cosa que se recibe el deleite, de allí frecuentemente reciben la pena del dolor. Justamente se procede con ellos; porque así como desordenadamente buscan y siguen los deleites, así los disfrutan con amargura y confusión. ¡Oh! ¡Cuán breves, cuán falsos, cuán desordenados y torpes son todos! Mas por estar embriagados y ciegos no discurren: sino a la manera de estúpidos animales, por un poco de deleite de la vida corruptible, caen en la muerte del alma. Por eso tú, hijo, no sigas tus apetitos y quebranta tu voluntad. Deléitate en el Señor, y te dará lo que le pidiere tu corazón.

5. Porque si quieres tener verdadero gozo, y ser consolado por Mí abundantísimamente, tu suerte y bendición estará en el desprecio de todas las cosas del mundo, y en cortar de ti todo deleite terreno, y así se te dará copiosa consolación. Y cuanto más te desviares de todo consuelo de las criaturas, tanto hallarás en Mí más suaves y poderosas consolaciones. Mas no las alcanzarás sin alguna pena, ni sin el trabajo de la pelea. La costumbre te será contraria; pero la vencerás con otra costumbre mejor. La carne resistirá; pero la refrenarás con el fervor del espíritu. La serpiente antigua te instigará y exasperará: pero se ahuyentará con la oración, y con el trabajo provechoso le cerrarás del todo la puerta.

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4 comentarios

  1. Todo lo puedo en aquel que me conforta… si estoy consciente de ello, porqué me angustio en los problemas y dificultades? Debo dejar que Dios actúe por mi y vivir los resultados alabándolo y enalteciéndolo cada vez más… Bendito seas Señor por recordarme tu presencia en mi… soy Tuyo así como las obras de mis manos que de ti proceden … Acrecienta mi fe en Ti, que lo demás viene de Ti, amén…

  2. Si Tú estas conmigo, nada debo temer. Si yo soy obra de Tus manos, nada me faltará. Es la ambición material la que le da al traste a la ambición espiritual.
    No permitas Señor que me domine lo material a lo espiritual; recuérdame siempre que estás conmigo y debo abandonarme a Tu Voluntad: “… hágase Señor Tu Voluntad, así en la tierra como en el cielo…”.

    La carne es débil, más el espíritu es fuerte y más aún si está en consonancia contigo… como dijo uno de tus discípulos, …”quédate con nosotros y parte para nosotros el Pan… Amén…

  3. Señor… si Tú estas conmigo nada me faltará, pero para ello necesito despojarme de todo lo vano y superfluo de este mundo que me distrae y me aleja de Tí…
    Para lograrlo requiero de la presencia de Tu Espíritu en mi persona que desplace todas las tentaciones mundanas que me acosan y me separan de Tí…No lo permitas mi Señor y deja que Tu Presencia se apodere de mi alma y sea quien gobierne mis actos y decisiones; aléjame de toda tentación y déjame vivir solo para Tí… Amén…

  4. Cuanta preocupación nos provoca el conservar los bienes terrenos y, más aún, luchar por más y más. Dios permite en ocasiones que los alcancemos en mayor o menor grado; nuestro esfuerzo es grande y en ocasiones infructuoso.

    En la medida en que nos vayamos alejando de la ambición de fabricar nuestro presente y futuro con nuestras propias fuerzas y nos vayamos poniendo en manos de Dios, La Paz nos empezará a invadir paulatinamente y dejaremos que Dios se vaya haciendo cargo de nuestros problemas. Su infinita misericordia actuará en nosotros y nos otorgará más, mucho más, de lo que deseamos. Confiemos en Él más que en nosotros mismo; abandonémonos en sus manos, pues así como es grande su misericordia, así de grande es su amor hacia nosotros. Gloria a Dios…

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