Las miserias temporales

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5 comentarios

  1. Señor, que maravilla tenerte entre nosotros, Tu Presencia me reconforta… quédate con nosotros y parte para nosotros el Pan… Amén…

  2. Señor… de qué me quejo? Nada es comparable con los terribles dolores que Tú sufriste durante tu pasión para redimirnos en este mundo y dejarnos en condiciones merecedoras para entrar en la presencia del Padre.

    Te ruego me des paciencia para soportar mis dolores con la alegría de ofrecerlos por la salvación de los pecadores -yó incluido- y de las benditas ánimas del purgatorio para que todos juntos y a tu lado, te bendigamos, alabemos y ensalcemos por toda la eternidad… que así sea… Amén

  3. Mi Señor, soy obra de tus manos, tu me creaste. Con el libre albedrío que me diste, he cometido acciones para bien y para mal de mi cuerpo, muy aleccionadoras.

    Hoy, en el ocaso de mi vida, mi cuerpo sufre las consecuencias físicas de mi comportamiento. Te pido paciencia y humildad para sobrellevarlas, a la vez que las ofrezco por las benditas ánimas de purgatorio, por los enfermos y agonizantes, por los que no tienen trabajo, por los discapacitados, en fin, por los que sufren en esta vida, para que Tu paciencia nos alcance y salgamos adelante para alabanza y gloria de tu nombre y para alcanzar contigo la dicha eterna, Amén….

  4. Mi Señor, soy obra de tus manos, tu me creaste. Con el libre albedrío que me diste, he cometido acciones para bien y para mal de mi cuerpo, muy aleccionadoras.

    Hoy, en el ocaso de mi vida, mi cuerpo sufre las consecuencias físicas de mi comportamiento. Te pido paciencia y humildad para sobrellevarlas, a la vez que las ofrezco por las benditas ánimas de purgatorio, por los enfermos y agonizantes, por los que no tienen trabajo, por los discapacitados, en fin, por los que sufren en esta vida, para que Tu paciencia nos alcance y salgamos adelante para alabanza y gloria de tu nombre y para alcanzar contigo la dicha eterna, Amén…

  5. Señor mío y Dios mío… Cuanta razón tienes en tus palabras, nuestros sufrimientos terrenos son nada en comparación con lo que tú sufriste por amor a nosotros. Hoy más que nunca, te doy las gracias por los dolores y sufrimientos que padezco, los que te ofrezco por la salvación de las benditas ánimas del purgatorio, la expiación de nuestros pecados y de los del mundo eterno…
    Te ruego que, por tu gran misericordia, tu gracia perdure en mí y tu presencia gloriosa me infunda ánimos para salir adelante… y como tú dijiste: «Padre, aparta de mí este cáliz, pero hágase tu voluntad y no la mía…»
    Bendito seas… Alabado seas… Gloria a Ti Señor… por los siglos de los siglos, Amén…

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