De los ejemplos de los Santos Padres

1. Considera bien los heroicos ejemplos de los Santos Padres, en los cuales resplandeció la verdadera perfección y religión, y verás cuán poco o casi nada es lo que hacemos.

¡Ay de nosotros? ¿Qué es nuestra vida comparada con la suya?

Los Santos y amigos de Cristo sirvieron al Señor en hambre y en sed, en frío y desnudez, en trabajos y fatigas, en vigilias y ayunos, en oraciones y santas meditaciones, en persecuciones y muchos oprobios.

2. ¡Oh, cuán graves y cuántas tribulaciones padecieron los apóstoles, mártires, confesores, vírgenes y todos los demás que quisieron seguir las pisadas de Cristo?

Pues en este mundo aborrecieron sus vidas para poseer sus almas en la vida eterna

¡Oh, cuán estrecha y retirada vida hicieron los Santos Padres en el yermo! ¡Cuán largas y graves tentaciones padecieron! ¡Cuán de ordinario fueron atormentados del enemigo! ¡Cuán continuas y fervientes oraciones ofrecieron a Dios! ¡Cuán rigurosas abstinencias cumplieron! ¡Cuán gran celo y fervor tuvieron en su aprovechamiento espiritual! ¡Cuán fuertes peleas pasaron para vencer los vicios! ¡Cuán pura y recta intención tuvieron con Dios!

3. De día trabajaban, y por la noche se ; ocupaban en larga oración; aunque trabajan do, no cesaban de la oración mental.

Todo el tiempo gastaban bien; las horas les parecían cortas para darse a Dios, y por la gran dulzura de la contemplación, se olvidaban de la necesidad del mantenimiento corporal.

Renunciaban todas las riquezas, honras, dignidades, parientes y amigos; ninguna cosa ~ querían del mundo; apenas tomaban lo necesario para la vida, y les era pesado servir a su cuerpo aun en las cosas más necesarias. De modo que eran pobres de lo temporal, pero riquísimos en gracia y virtudes.

En lo de fuera eran necesitados; pero en lo interior estaban con la gracia y divinas consolaciones recreados.

Ajenos eran al mundo, mas muy allegados a Dios, del cual eran familiares amigos. Teníanse por nada en cuanto a sí mismos y para nada con el mundo eran despreciados; mas en los ojos de Dios eran muy preciosos y amados.

Estaban en verdadera humildad; vivían en sencilla obediencia; andaban en caridad y paciencia, y por esa cada día crecían en espíritu y alcanzaban mucha gracia delante de Dios.

Fueron puestos por dechados a todos los religiosos, y más nos deben mover para aprovechar en el bien, que no la muchedumbre de los tibios para aflojar y descaecer.

4. ¡Oh, cuán grande fue el fervor de todos los religiosos al principio de sus sagrados institutos! ¡Cuánta la devoción de la oración! ¡Cuanto el celo de la virtud! ¡Cuánta disciplina floreció! ¡Cuánta reverencia y obediencia al superior hubo en todas las cosas!.

Aun hasta ahora dan testimonio de ello las señales que quedaron, de que fueron verdaderamente varones santos y perfectos los que, peleando tan esforzadamente, vencieron al mundo.

Ahora ya se estima en mucho aquel que no quebranta la Regla, y con paciencia puede sufrir lo que aceptó por su voluntad.

5. ¡Oh tibieza y negligencia de nuestro estado, que tan presto declinamos del fervor primero, y nos es molesto el vivir por nuestra flojedad y tibieza!.

¡Pluguiese a Dios que no durmiese en ti el aprovechamiento de las virtudes, pues viste muchas veces tantos ejemplos de devotos.

1 2Página siguiente

Publicaciones relacionadas

2 comentarios

  1. Purifica mi alma Señor, aleja de mí todas las preocupaciones terrenales que dispersan mi mente y me alejan de Tí.
    Lléname Señor de tu Santo Espíritu para que totalmente me entregue a Tí para alabarte y bendecirte; límpiame de toda perturbación para entregarme por completo a Tí, oír tu palabra, seguirla y entrar en ese remanso de paz que solo tu presencia me puede dar.
    Tú en mí y yo en Tí… Amén

  2. Señor… Ilumina mi mente y mi corazón para que en plena armonía y empatía contigo, camine hacia Tí con plena seguridad y confianza.
    No permitas que los distractores de este mundo me aparten de Tí. No consientas que mis debilidades humanas se apoderen de mi para alejarme de Tí, seducido por los placeres terrenales…
    Haz Señor que todos y cada uno de los instantes de mi vida te sean consagrados para alabanza y gloria de tu nombre para que, unidos a las voces de estos Santos Varones, de los ángeles, arcángeles y de toda la jerarquía celestial, cantemos sin cesar el himno de tu gloria, Amén…

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Botón volver arriba

Copyright © 2024 Encuentra by Juan Diego Network. Todos los derechos reservados.