El gallo de las botas amarillas

Había una vez un viejo que tenía un gallo. El viejo era tan pobre que no ganaba lo suficiente para su comida y la del gallo. Por eso, el gallo se marchó a correr mundo. El gallo iba cantando: "Tengo que buscar fortuna para sacar a mi amo de la miseria…". De pronto, vio una bolsa tirada en medio del camino. El gallo se puso muy contento cuando vio que en la bolsa había dos monedas de oro.

Cogió la bolsa en el pico y decidió regresar a casa de su amo. Por el camino, se cruzó con el carruaje del hombre más rico de la región. Entonces, el ricachón gritó: "Cochero, tráeme la bolsa que lleva ese gallo en el pico." El ricachón guardó en su bolsillo las dos monedas de oro siguió su camino. El gallo, detrás del carruaje, gritaba una y otra vez: "Quiquiriqui, quiquiriquero, devuélveme mi dinero…".

Entonces, el ricachón, muy enfadado, gritó: "Cochero, para junto a aquel pozo y echa dentro a ese gallo testarudo." Cuando el gallo cayó al pozo empezó a tragar agua. Traga que te traga, se bebió toda el agua del pozo; saltó fuera y corrió detrás del carruaje gritando: "Quiquiriqui, quiquiriquero, devuélveme mi dinero…" "Maldito gallo, ya te daré tu merecido", protestó el ricachón.

Cuando llegaron a su casa, dijo a la cocinera: "Mete a ese gallo dentro del horno." Cuando el gallo se encontró entre las llamas, echó toda el agua del pozo. El horno se apagó, la cocina se inundó y el agua desbordó toda la casa. El gallo salió del horno y comenzó a picotear en la ventana del ricachón: "Quiquiriqui, quiquiriquero, devuélveme mi dinero…".

"Echad a ese gallo al corral", gritó el ricachón. Entonces, los criados tiraron al gallo en medio del rebaño de bueyes y vacas, para que lo aplastaran. Pero el gallo empezó a tragar uno por uno todos los bueyes y todas las vacas. Cuando terminó con todos los rebaños, el gallo era grande como una montaña. Se fue a la ventana del ricachón y gritó: "Quiquiriqui, quiquiriquero, devuélveme mi dinero…".

El ricachón empujó al gallo al sótano donde guardaba todas sus riquezas. "A ver si te atragantas con una moneda", pensaba el ricachón. Pero el gallo tragó todas aquellas riquezas. Y no se atragantó; porque volvió a gritar: "Quiquiriqui, quiquiriquero, devuélveme mi dinero…".

El ricachón, desesperado, le tiró las dos monedas y dijo: "No quiero volver a verte por aquí." Cuando consiguió recuperar su dinero, el gallo testarudo se encaminó a casa de su amo. Al ver aquel gallo tan enorme y tan fuerte, todas las aves del corral del ricachón echaron a andar y a volar detrás de él.

Y cuando llegó a casa de su amo le dijo: "Extiende una sábana grande en el suelo." El gallo sacudió con fuerza las alas y comenzaron a caer monedas y joyas y piedras preciosas; luego vacas y terneras, toros y bueyes… El viejo estaba muy contento y no sabía que hacer con tantas riquezas. Abrazaba a su gallo y le daba las gracias por todo lo que había traído. Desde aquel día, el gallo y el viejo tuvieron una vida desahogada. Construyeron una casa grande con un jardín muy hermoso y enormes corrales. El viejo le compró a su gallo unas botas amarillas y un collar de oro y todos los días salía de paseo con él. El gallo iba por las calles del pueblo muy estirado con su collar de oro y sus botas amarillas.

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4 comentarios

  1. quisier que pusiera imformacion ma ssobre4 el autor como por ejemplo uno que ba a la escuela nesesita esos tipos de datos

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