Misión de Pedro: confirmar a sus hermanos

«Yo he rogado por ti para que tu fe no desfallezca. Y tú, cuando hayas vuelto, confirma a tus hermanos» (Lc. 22, 31-32).

1. Durante la última cena Jesús dirige a Pedro unas palabras que merecen atención particular. Sin duda se refieren a la situación dramática de aquellas horas, pero tienen un valor funda mental para la Iglesia de siempre, pues pertenecen al patrimonio de las últimas recomendaciones y las últimas enseñanzas que dio Jesús a los discípulos en su vida terrena.
 
Al anunciar la triple negación que hará Pedro por el miedo durante la Pasión, Jesús le predice también que superará la crisis de esa noche: «Simón, Simón! Mira que Satanás ha solicitado el poder cribaros como trigo, pero yo he rogado por ti para que tu fe no desfallezca. Y tú, cuando hayas vuelto, confirma a tus hermanos» (Lc 22, 31-32).
 
En esas palabras Jesús le garantiza una oración especial por su perseverancia en la fe, pero también le anuncia la misión que le confiará de confirmar en la fe a sus hermanos.
 
La autenticidad de las palabras de Jesús no sólo nos consta por el cuidado con que Lucas recoge informaciones seguras y las expone en una narración que también es válida desde el punto de vista crítico, como se puede apreciar por lo que dice en el prólogo de su evangelio, sino también por esa especie de paradoja que encierran: Jesús se queja de la debilidad de Simón Pedro y, al mismo tiempo, le confía la misión de confirmar a los demás. La paradoja muestra la grandeza de la gracia, que actúa en los hombres .y en este caso en Pedro. muy por encima de las posibilidades que le ofrecen sus capacidades y virtudes y sus méritos; y muestra, asimismo, la conciencia y la firmeza de Jesús en la elección de Pedro. El evangelista Lucas, cuidadoso y atento al sentido de las palabras y de las cosas, no duda en referirnos esa paradoja mesiánica.
 
2. El contexto en que se encuentran esas palabras, dirigidas por Jesús a Pedro, es decir, dentro de la última cena, es también muy significativo. Acaba de decir a los Apóstoles: «Vosotros sois los que habéis perseverado conmigo en mis pruebas; yo, por mi parte, dispongo un reino para vosotros, como mi Padre lo dispuso para mí» (Lc 22, 28.29). El verbo griego diatithemai (que significa: preparar, disponer) tiene un sentido fuerte, algo así como disponer de una manera eficaz, y alude a la realidad del reino mesiánico establecido por el Padre celeste y participado a los Apóstoles .Las palabras de Jesús se refieren sin duda a la dimensión escatológica del reino, cuando los Apóstoles serán llamados a «juzgar a las doce tribus de Israel» (Lc 22, 30), pero tienen valor también para su fase actual, para el tiempo de la Iglesia aquí en la tierra. Y éste es un tiempo de prueba. A Simón Pedro Jesús le asegura, por eso, su oración, a fin de que en esa prueba no venza el principe de este mundo: «Satanás ha solicitado el poder cribaros como trigo» (Lc 22, 31 ) La oración de Cristo es indispensable, especialmente para Pedro, a causa de la prueba que le espera y del encargo que Jesús le confía. A ese cometido se refieren las palabras: «Confirma a tus hermanos» (Lc 22, 32)
 
3. La perspectiva en que se ha de contemplar el cometido de Pedro (como toda la misión de la Iglesia) es, por consiguiente, a la vez histórica y escatológica. Es una misión en la Iglesia y para la Iglesia en la historia, donde se deben superar pruebas, se han de afrontar cambios, y es preciso actuar en particulares situaciones culturales, sociales y religiosas, pero todo ello en función del reino de los cielos, ya preparado y dispuesto por el Padre como término final de todo el camino histórico y de todas las experiencias personales y sociales. El «reino» transciende la Iglesia en su peregrinación terrena, y transciende sus tareas y poderes. Transciende también a Pedro y al colegio apostólico y, por tanto, a sus sucesores en el episcopado. Y, a pesar de ello, está ya en la Iglesia, y ya actúa y se desarrolla en la fase histórica y en la situación terrena de su existencia, por lo cual ya existe en ella algo más que una institución y estructura social. Existe la presencia del Espíritu Santo, esencia de la nueva ley, según san Agustín (Cfr. De spiritu et littera, 21) y santo Tomás de Aquino (Cfr. S. Th., I.II, q. 106, a. 1), pero esta presencia no excluye, sino que por el contrario exige, a nivel ministerial, lo visible, lo institucional, lo jerárquico.
 
Todo el Nuevo Testamento, custodiado y predicado por la Iglesia, está en función de la gracia, del reino de los cielos. En esta perspectiva se coloca el ministerio petrino. Jesús anuncia esta tarea de servicio a Simón Pedro después de la profesión de fe que hizo como portavoz de los Doce: fe en Cristo, Hijo de Dios vivo (Cfr. Mt 16, 16), y en las palabras que anunciaban la Eucaristía (Cfr. Jn 6, 68). En el camino de Cesarea de Filipo, Jesús aprueba públicamente la profesión de fe de Simón, lo llama piedra fundamental de la Iglesia y le promete que le dará las llaves del reino de los cielos, con el poder de atar y desatar. En ese contexto se comprende que el evangelista ponga especialmente de relieve el aspecto de la misión y del poder, que atañe a la fe, aunque en él se hallan encerrados otros aspectos, que veremos en la próxima catequesis.
 
4. Es interesante notar que el evangelista, aun aludiendo a la fragilidad humana de Pedro, que no está exento de las dificultades sino que es tentado como los demás Apóstoles, subraya que goza de una oración especial por su perseverancia en la fe: «He rogado por ti». Pedro no fue preservado de la negación, pero, después de haber experimentado su debilidad, fue confirmado en la fe, en virtud de la oración de Jesús, para que pudiera cumplir su misión de confirmar a sus hermanos. Esta misión no se puede explicar por medio de consideraciones puramente humanas. El apóstol Pedro, que se distingue por ser el único que niega .¡tres veces!. a su Maestro, sigue siendo el elegido por Jesús para el encargo de fortalecer a sus compañeros. Los juramentos humanos de fidelidad que hace Pedro resultan inconsistentes, pero triunfa la gracia.
 
La experiencia de la caída sirve a Pedro para aprender que no puede poner su confianza en sus propias fuerzas y en cualquier otro factor humano, sino que ha de ponerla únicamente en Cristo. Esa experiencia nos sirve también a nosotros, pues nos impulsa a ver a la luz de la gracia la elección, la misión y el mismo poder de Pedro. Lo que Jesús le promete y le confía viene del cielo y pertenece -debe pertenecer- al reino de los cielos.
 
5. El servicio de Pedro al reino, según el evangelista, consiste principalmente en confirmar a sus hermanos, en ayudarles a conservar la fe ya desarrollarla. Es interesante destacar que se trata de una misión que se ha de cumplir en la prueba. Jesús es muy consciente de las dificultades de la fase histórica de la Iglesia, llamada a seguir el mismo camino de la cruz, que él recorrió. El cometido de Pedro, como cabeza de los Apóstoles consistirá en sostener en la fe a sus «hermanos» y a toda la Iglesia. Y, dado que la fe no se puede conservar sin lucha, Pedro deberá ayudar a los fieles en la lucha por vencer todo lo que haga perder o debilitarse su fe. En el texto de Lucas se refleja la experiencia de las primeras comunidades cristianas, pues es consciente de la explicación que esa situación histórica de persecución, tentación y lucha encuentra en las palabras dirigidas por Cristo a los Apóstoles y principalmente a Pedro.
 
6. En esas palabras se hallan los componentes fundamentales de la misión de Pedro. Ante todo, la de confirmar a sus hermanos, con la exposición de la fe, la exhortación a la fe, y todas las medidas que sea preciso tomar para el desarrollo de la fe. Esta acción se dirige a aquellos que Jesús, hablando a Pedro, llama «tus hermanos»: en el contexto, la expresión se aplica en primer lugar a los demás Apóstoles, pero no excluye un sentido más amplio, extendido a todos los miembros de la comunidad cristiana (Cfr. Hech 1, 15). Y sugiere también la finalidad a la que Pedro debe orientar su misión de confirmar y sostener en la fe: la comunión fraterna en virtud de la fe. Más aún: Pedro -y como él cada uno de sus sucesores y cabeza de la Iglesia- tiene la misión de impulsar a los fieles a poner toda su confianza en Cristo y en el poder de su gracia, que él experimentó personalmente. Es lo que escribe Inocencio III en la carta apostólica «Sedis primatus» (12 de noviembre de 1199), citando el texto de Lucas 22, 32 y comentándolo así: «El Señor insinúa claramente que los sucesores de Pedro no se desviarán nunca de la fe católica sino que más bien ayudarán a volver a los desviados y afianzarán a los vacilantes» (DS 775). Aquel Papa del Medievo consideraba que la declaración de Jesús a Pedro se veía confirmada por la experiencia de un milenio.
 
7. La misión confiada por Jesús a Pedro se refiere a la Iglesia en su extensión a través de los siglos y las generaciones humanas. El mandato: «Confirma a tus hermanos» significa: enseña la fe en todos los tiempos, en las diversas circunstancias y en medio de las muchas dificultades y oposiciones que la predicación de la fe encontrará en la historia; y, al enseñarla, infunde valora los fieles. Tú mismo has experimentado que el poder de mi gracia es más grande que la debilidad humana; por ello, difunde el mensaje de la fe, proclama la sana doctrina, reúne a los «hermanos”), poniendo tu confianza en la oración que te he prometido. Con la virtud de mi gracia, trata de que los que no creen se abran y acepten la fe, y fortalece a los que se hallen vacilantes. Esta es tu misión, ésta es la razón del mandato que te confío. Esas palabras del evangelista Lucas (22, 31.33) son muy significativas para todos los que desempeñan en la Iglesia el munus petrinum, pues les recuerdan sin cesar aquella especie de paradoja original que Cristo mismo ha puesto en ellos, con la certeza de que en su ministerio, al igual que en el de Pedro, actúa la gracia especial que sostiene la debilidad del hombre y le permite «confirmar a sus hermanos»: «Yo he rogado por ti para que tu fe no desfallezca. Y tú, cuando hayas vuelto, confirma a tus hermanos».  
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  1. «LA MUJER VESTIDA DEL SOL CON LA LUNA DEBAJO Y UNA CORONA DE DOCE ESTRELLAS»

    GÉNESIS 37:9-11
    (9) Soñó aun otro sueño, y lo contó a sus hermanos, diciendo: He aquí que he soñado otro sueño, y he aquí que el “SOL Y LA LUNA Y ONCE ESTRELLAS” se inclinaban a mí.
    (10) Y lo contó a su padre y a sus hermanos; y su padre le reprendió, y le dijo: ¿Qué sueño es este que soñaste? ¿Acaso vendremos yo y tu madre y tus hermanos a postrarnos en tierra ante ti?
    (11) Y sus hermanos le tenían envidia, mas su padre MEDITABA EN ESTO.

    APOCALIPSIS 12:1-2.
    (1) Apareció en el cielo una gran señal: UNA MUJER VESTIDA DEL SOL, con LA LUNA debajo de sus pies, y sobre su cabeza una corona de DOCE ESTRELLAS.
    (2) Y estando encinta, clamaba con dolores de parto, en la angustia del alumbramiento.

    TODO HOMBRE DE DIOS SABE QUE:
    el sueño de Jose: “EL SOL, LA LUNA Y ONCE ESTRELLAS se inclinarían a ÉL”; y “LA MUJER VESTIDA DEL SOL, con LA LUNA debajo de sus pies, y sobre su cabeza una corona de DOCE ESTRELLAS” son la misma alegoría que representa a “ISRAEL” (Jacob con sus doce hijos) (las doce tribus de israel)

    LA MUJER VESTIDA DEL SOL CON LA LUNA DEBAJO Y UNA CORONA DE DOCE ESTRELLAS NO ES MAS QUE “ISRAEL” LA NACIÓN JUDÍA.

    Aunque Dios usó a una mujer (María) para que el Verbo fuera hecho carne; las citas mencionadas arriba en ninguna manera se refieren a ella, porque el plan de Dios no se circunscribe a etiquetar una mujer, sino a salvar la humanidad mediante la redención que es en Cristo Jesús.

    LOS ARGUMENTOS CATÓLICOS SIEMPRE HAN SIDO DE PERDICIÓN Y PARA PERDICIÓN.

    *******

    SI MARÍA, QUIEN ES CONSIDERADA: «REINA DEL CIELO» Y «SIN PECADO CONCEBIDO» (o sea, que nunca pecó)

    ¿¿ POR QUÉ, NO APARECE EN EL CIELO PARA TOMAR DE LA MANO DE DIOS, EL LIBRO ESCRITO POR DENTRO Y POR FUERA, Y SELLADO CON SIETE SELLOS ?? (Apocalipsis 5:1-13)

    Apocalipsis 5:1-13.

    1. Y vi en la mano derecha del que estaba sentado en el trono un libro escrito por dentro y por fuera, sellado con siete sellos.
    2. Y vi a un ángel fuerte que pregonaba a gran voz: ¿QUIÉN ES DIGNO de abrir el libro y desatar sus sellos?
    3. Y NINGUNO, NI EN EL CIELO NI EN LA TIERRA NI DEBAJO DE LA TIERRA, PODÍA ABRIR EL LIBRO, NI AUN MIRARLO.

    ¿¿ DÓNDE ESTÁ MARÍA LA QUE LE DICEN: “AVE MARÍA PURÍSIMA SIN PECADO CONCEBIDO” ?? ¿¿ POR QUÉ LA REINA DEL CIELO NO SE ENCONTRÓ DIGNA DE TOMAR EL LIBRO, NI DE ABRIRLO, NI DE LEERLO, NI DE MIRARLO ??

    4. Y lloraba yo mucho, porque no se había hallado a ninguno digno de abrir el libro, ni de leerlo, ni de mirarlo.
    5. Y uno de los ancianos me dijo: No llores. He aquí que el León de la tribu de Judá, la raíz de David, ha vencido para abrir el libro y desatar sus siete sellos.
    6. Y miré, y vi que en medio del trono y de los cuatro seres vivientes, y en medio de los ancianos, estaba en pie un Cordero como inmolado, que tenía siete cuernos, y siete ojos, los cuales son los siete espíritus de Dios enviados por toda la tierra.
    7. Y vino, y tomó el libro de la mano derecha del que estaba sentado en el trono.
    8. Y cuando hubo tomado el libro, los cuatro seres vivientes y los veinticuatro ancianos se postraron delante del “CORDERO” (Jesucristo); todos tenían arpas, y copas de oro llenas de incienso, que son las oraciones de los santos;

    ¿¿ DÓNDE ESTÁ MARÍA EN TODO ESTO ??

    9. y cantaban un nuevo cántico, diciendo: DIGNO ERES DE TOMAR EL LIBRO Y DE ABRIR SUS SELLOS; PORQUE TÚ FUISTE INMOLADO, Y CON TU SANGRE NOS HAS REDIMIDO PARA DIOS, DE TODO LINAJE Y LENGUA Y PUEBLO Y NACIÓN;
    10. y nos has hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes, y reinaremos sobre la tierra.

    ¿¿ ¡¡ PERO QUE PASA, QUE NO APARECE MARÍA POR NINGÚN SITIO !! ??

    11. Y miré, y oí la voz de muchos ángeles alrededor del trono, y de los seres vivientes, y de los ancianos; y su número era millones de millones,
    12. que decían a gran voz: El Cordero (JESUCRISTO) que fue inmolado ES DIGNO DE TOMAR EL PODER, LAS RIQUEZAS, LA SABIDURÍA, LA FORTALEZA, LA HONRA, LA GLORIA Y LA ALABANZA.

    ¿¿ ¡¡ PERO CÓMO ES POSIBLE !! ??
    ¿¿ ¡¡ DÓNDE ESTÁN LAS ALABANZAS A MARÍA LA REINA DEL CIELO !! ??

    13. Y a todo lo creado que está en el cielo, y sobre la tierra, y debajo de la tierra, y en el mar, y a todas las cosas que en ellos hay, oí decir: AL QUE ESTÁ SENTADO EN EL TRONO, Y AL CORDERO, (Jesucristo) SEA LA ALABANZA, LA HONRA, LA GLORIA Y EL PODER, POR LOS SIGLOS DE LOS SIGLOS.

    ¿¿ Y CÓMO ES POSIBLE, QUE TODO LO QUE EXISTE, NO GLORIFIQUE A MARÍA, SI SE SUPONE QUE ELLA ES: «LA REINA DEL CIELO» ??

    ……………………………………………………….

    DIOS NO COMPARTE SU GLORIA CON NADIE
    Dios no comparte su gloria con nadie y mucho menos con las imágenes fundidas (Isaías 42:8)
    Isaías 42:8 Yo Jehová; este es mi nombre; y a otro NO DARÉ MI GLORIA, ni mi alabanza a esculturas.

    NOSOTROS SABEMOS QUE NUESTRA HERMANA MARÍA ESTÁ EN EL TERCER CIELO GOZOZA Y VESTIDA DE BLANCO RESPLANDECIENTE, EN EL PARAÍSO DE DIOS, .

    PERO TODOS LOS QUE LA ADORAN Y VENERAN AQUÍ EN LA TIERRA, TIENEN SU PARTE EN EL LAGO DE FUEGO Y AZUFRE, POR IDÓLATRAS Y MENTIROSOS. (Apocalipsis 21:8)

    ¡¡¡ A DIOS SEA TODA LA GLORIA !!!

    *******

  2. El artículo es genial, pero no sé si lo ha escrito Juan Pablo II o Benedicto XVI, ni tampoco dice la fecha ni el lugar.Que Dios les bendiga. Gracias por todo.

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