¡Perdón!, ¡perdón, hermanos!

Una indígena tarahumara vive con su hermano albañil, por mucho tiempo no tenía en su habitación-vivienda más que una cama por lo que ella prefería ir a dormir con amigas, no hay muebles, ni siquiera lo indispensable en ese espacio que debería ser un santuario para el descanso diario. Alguien se dio cuenta y donó un catre, un espacio dónde descansar después del trayecto de dos horas desde el otro lado de la ciudad.

Nuestra protagonista es una de 30 indígenas agraciadas por una beca de los Hermanos Lasallistas para que tengan estudios universitarios y puedan salir de su condición de marginación y exclusión. Nada es fácil, a los 30 años y después de una preparatoria rural deficiente, las clases son un reto diario, la beca incluye el costo de la escuela, una comida diaria y menos de 2 mil pesos mensuales para sus gastos. Empezó sin computadora, alguien se dio cuenta y donó.

La séptima en una familia de nueve hijos criada en la sierra tarahumara busca aprender para ayudar a otros, pero por lo pronto tiene que superar el desánimo diario de sus limitaciones, sus compañeros de clase son más de diez años menores que ella, viven con sus familias y tienen todos sus problemas resueltos. Nada le es fácil, a pesar de ser una de las pocas indígenas privilegiadas que está recibiendo apoyos extraordinarios, aun así, se encuentra en desventaja.

El Papa Francisco fue a San Cristóbal de las Casas en Chiapas a llevar un mensaje de aliento a los jóvenes, denunciando a quienes “de muchas formas han pretendido aletargar y adormecer la vida de nuestros niños y jóvenes con la insinuación de que nada puede cambiar o de que son sueños imposibles.” Perdón por sembrar la apatía y matar sueños, perdón por creer que lo poco que hacemos por ayudar al necesitado es suficiente.

También nos interpeló a todos: “Ya no podemos hacernos los sordos frente a una de las mayores crisis ambientales de la historia.” porque “La violencia que hay en el corazón humano, herido por el pecado, también se manifiesta en los síntomas de enfermedad que advertimos en el suelo, en el agua, en el aire y en los seres vivientes. Por eso, entre los pobres más abandonados y maltratados, está nuestra oprimida y devastada tierra, que “gime y sufre dolores de parto” (Rm 8,22)» (Laudato si’ 2).

Perdón por vivir como propietarios con derecho a expoliar los bienes de la creación como si fueran propios y no para compartir con todos, perdón por no respetarlos como «fuente de alimento, casa común y altar del compartir humano» (Aparecida, 472). Perdón hermana tierra por nuestro egoísmo, prepotencia y explotación.

El Misionero de paz y misericordia visitó simbólicamente a los indígenas, mexicanos que representan la suma de casi todas nuestras contradicciones, un hermano católico argentino tuvo que venir desde Roma a ponernos el ejemplo y pedir perdón. “sus pueblos han sido incomprendidos y excluidos de la sociedad. Algunos han considerado inferiores sus valores, sus culturas y sus tradiciones. Otros, mareados por el poder, el dinero y las leyes del mercado, los han despojado de sus tierras o han realizado acciones que las contaminaban. ¡Qué tristeza! Qué bien nos haría a todos hacer un examen de conciencia y aprender a decir: ¡Perdón!, ¡perdón, hermanos!”

El viaje del sucesor de Pedro lo llevó a un lugar simbólico por su riqueza cultural y ambiental, y al mismo tiempo por su pobreza que se manifiesta en la marginación y la depredación. Habló de la Ley del Señor que es perfecta “reconforta el alma, hace sabio al sencillo, alegra el corazón, es luz para alumbrar el camino.

El hermano Francisco se despidió de sus hermanos los más pequeños con un mensaje pascual para todos los mexicanos: “Celebramos que Jesucristo sigue muriendo y resucitando en cada gesto que tengamos con el más pequeño de nuestros hermanos.” Ojalá que las lágrimas nos limpien los ojos para ver a tantos hermanos “invisibles” a quienes tenemos que pedir perdón con gestos y obras de misericordia.


 

OscarFidencioIbanez

Oscar Fidencio Ibáñez Hernández
@OFIbanez

Casado, padre de 3 hijos, profesor e investigador universitario, y bloguero. Ingeniero Civil, Maestro en Ingeniería Ambiental y Doctor en política y políticas ambientales.

Mexicano, católico, autor entre otros textos de “El Espíritu Santo en tiempos de Twitter: Documentos del Concilio Vaticano II para tuiteros. Celebrando el #AñoDeLaFe”

Admirador de la Creación en todas sus dimensiones. Nací en La Misión de Nuestra Señora de Guadalupe de los Mansos del Paso del Norte (Hoy, Ciudad Juárez, Chihuahua).

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Un comentario

  1. Que Dios tenga misericordia por que tal vez el pedir perdón no sea suficiente. Que podamos amar a quien mas lo necesita, pues en eso nos va nuestro perdón.

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