Maternidad y pobreza

Oscar Ibáñez

La imagen de una joven mujer indígena mexicana dando a luz  a su tercer hijo en el pasto de un hospital en Oaxaca, no puede ser más elocuente. Y para sobreabundar en la elocuencia, unos días después otra mujer es filmada dando a luz en el piso de la recepción del hospital de la mujer en Tehuacán, Puebla, mientras sus familiares suplican por atención, y se quitan sus camisas para cubrir a la mujer.

Las “razones” de ambos episodios aparentemente están relacionadas con la indiferencia de los médicos y autoridades, que no quisieron atender a las mujeres que llegaron a “aliviarse” a los hospitales. Al ver las imágenes es imposible no pensar en la Virgen María peregrina, que al no encontrar posada, dio a luz a Jesús en un pesebre.

En un mundo con tantos recursos, la pobreza no debería de existir. Sin embargo,  el desamor, el egoísmo, y la indiferencia, actualizan los efectos de la pobreza, como en el caso de los hospitales, donde a pesar de que había instalaciones y personal, la falta de misericordia hizo que las mujeres vivieran el nacimiento de sus hijos en condiciones denigrantes.

La Iglesia es Madre y maestra, -como diría el Beato Juan XXIII a quién celebramos esta semana y que será canonizado junto con Juan Pablo II el próximo año- porque engendra hijos, los educa y les da vida plena en Jesús. La Iglesia, al igual que María, y las madres que recién dieron a luz a sus hijos, demuestran su compromiso indubitable con la vida, sin importar las condiciones de pobreza en que se encuentran.

Ayer, el Papa Francisco nos recordaba en el aniversario de la Mulieris dignitatem (La dignidad de la mujer) que la mujer  conserva “’una sensibilidad particular por las cosas de Dios, especialmente porque nos ayuda a entender la misericordia, la ternura y el amor que Dios tiene por nosotros”.

Qué el testimonio de estas mujeres no sea un evento noticioso más, y nos mueva las entrañas para que hagamos compromisos por erradicar la pobreza y sus efectos en cada persona que encontremos; y además nos lleve a valorar la maternidad que da vida, como expresión sagrada que conecta lo temporal y lo eterno.


Oscar Fidencio Ibáñez Hernández
@OFIbanez

Casado, padre de 3 hijos, profesor e investigador universitario, y aprendiz de bloguero. Ingeniero Civil, Maestro en Ingeniería Ambiental y Doctor en política y políticas ambientales.

Mexicano, católico, autor entre otros textos de «El Espíritu Santo en tiempos de Twitter: Documentos del Concilio Vaticano II para tuiteros. Celebrando el #AñoDeLaFe»

Admirador de la Creación en todas sus dimensiones. Nací en La Misión de Nuestra Señora de Guadalupe de los Mansos del Paso del Norte (Hoy, Ciudad Juárez, Chihuahua).

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2 comentarios

  1. que bonita frase: la maternidad que da vida, como expresión sagrada que conecta lo temporal y lo eterno.

    Gracias.

  2. A propósito de este artículo del maestro Ibáñez… ciertamente indignó la situación que viven mujeres en nuestro país, y más de uno, nos cuestionó en nuestro que hacer. Les comparto que Argentina tiene un Observatorio de la Maternidad, cuya misión es promover el valor social de la maternidad, a través de la generación de información y conocimiento.
    Experiencias que vale la pena conocer, para promover políticas públicas en este sentido.

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