La conversión de John Henry Newman

John Henry Newman nació en Londres, el 21 de febrero de 1801, en el seno de una familia anglicana de banqueros. Experimentó a los 15 años una “primera conversión”, como él la llamaba. En 1825, después de haber concluido sus estudios en Oxford, fue ordenado sacerdote anglicano. Tres años después era nombrado vicario de la iglesia de Santa María, anexa a la Universidad de Oxford.

En ese cargo, que mantuvo hasta 1843, cultivó amistad con personas cultas e intelectuales de la Inglaterra de aquella época. Fue promotor, a partir de 1833, del “Movimiento de Oxford”, una corriente religiosa dentro de la Iglesia anglicana, que promovía una “vía media”, un tercer camino, entre el protestantismo y la Iglesia católica. Dice en su Autobiografía: “Sucesivamente, y sin que pueda precisar el orden o fechas en mis palabras, yo hablé de la Iglesia de Roma como ligada a la causa del anticristo como “uno de los muchos anticristos” o como Iglesia que tenía en sí misma algo “verdaderamente anticristiano” o “no cristiano”.

Pero, estudiando la historia de los herejes monofisitas y arrianos, se dio cuenta de que no podía mantener esa tercera vía y que debía permanecer anglicano o hacerse católico. Tuvo que sufrir muchas luchas interiores y exteriores para ser fiel a su conciencia y tuvo que esforzarse mucho en investigar la verdad en los santos Padres de la Iglesia de los primeros siglos hasta que llegó gradualmente a la verdad.

En 1843 decidió dejar su cargo de pastor anglicano y quedó reducido a un simple laico, aunque todavía no estaba decidido a hacerse católico por tener obstáculos como la devoción a la Virgen y a los santos.

Dice: “En 1843 di dos pasos muy importantes: 1) En Febrero hice una retractación formal de todas las cosas duras que había dicho contra la Iglesia de Roma. 2) En setiembre renuncié a mi beneficio de Santa María, Littlemore.”

“Entre los otoños de 1843 y 1845 yo me mantuve en comunión de laico con la Iglesia de Inglaterra, asistiendo, como de ordinario, a sus actos de culto y absteniéndome completamente del trato con católicos y de sus lugares de culto, y de aquellos ritos y prácticas religiosas como la invocación de los santos, que son características de su credo. Todo esto lo hacía yo por convicción, pues nunca pude entender cómo pueda nadie pertenecer a la vez a dos confesiones religiosas”. El 9 de octubre de 1845 abrazó el catolicismo.

Desde el momento que me hice católico, no tengo naturalmente más historia de mis ideas religiosas que relatar. Al decir esto, no quiero decir que mi entendimiento ha permanecido ocioso o que haya dejado de pensar en temas teológicos, sino que no tengo variaciones que anotar ni he tenido angustia alguna de corazón. He estado en perfecta paz y contento, nunca he tenido una duda. Al convertirme, no me he dado cuenta de cambio alguno, intelectual o moral, operado en mi espíritu… Tampoco he sentido más fervor. Fue como llegar al puerto tras una borrasca, y la felicidad, que entonces sentí, permanece sin interrupción hasta el presente.

Tampoco me ha supuesto turbación alguna la aceptación de los artículos adicionales, que no se encuentran en el credo anglicano. Algunos los creía ya, pero ninguno de ellos ha sido para mí una prueba. Al ser recibido en la Iglesia católica, hice profesión de ellos con la mayor facilidad y lo mismo siento al creerlos ahora”.

“Voy a tomar la doctrina que los protestantes consideran la mayor dificultad: la de la Inmaculada Concepción (de María)…, que la bienaventurada Virgen María fue concebida sin pecado original. De hecho, cae por su propio peso decir que los católicos no han venido a creerlo por haber sido definido, sino que fue definido, porque ellos lo creían. Lejos de ser la definición, dada en 1854, una imposición tiránica al mundo católico, fue por todas partes recibida, al promulgarse, con el mayor entusiasmo. La definición se hizo a consecuencia de la petición unánime a la Santa Sede de toda la Iglesia para que la doctrina sobre la Inmaculada Concepción fuera declarada doctrina apostólica”.

Tras un viaje a Roma, en 1847, fue ordenado sacerdote católico. Uno de sus principales objetivos, entonces, fue demostrar a los ingleses que se puede ser buen católico y ciudadano leal. El Papa León XIII lo nombró cardenal en 1879.

Con él se convirtieron 22 pastores anglicanos y 11 profesores de la Universidad de Oxford y Cambridge. Se calcula que desde Newman hasta 1935, se han pasado a la Iglesia católica 900 pastores anglicanos.

Fragmento del Libro “Regresando a Casa” del P. Ángel Peña O.A.R.

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2 comentarios

  1. BENDITOS ETERNEMENTE SEA DIOS PADRE, HIJO Y ESPIRITU SANTO, Y LA SANT[ISIMA VIRGEN M AR[IA POR ESTA NECESARIA CONVERSION HACIA LA VERDAD SUPREMA. CRISTO JES[US FUND[O A TRAV[ES DE SANPEDRO UNA SOLA IGLESIA, LA UNIVERSAL O CAT[OLICA, CON TODS SU ORGANIZACI[ON SANTA APOST[OLICA Y ROMANA, PARA LOGRAR NUESTRA SALVACI[ON ETERNA Y NO SER ARROJADOS AL FUEGO QUE NUNCA DE APAGA O INFIERNO, HECHO PARA EL DIABLO Y SUS SEGUIDORES./ GRACIAS.

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