Pobreza ¿por qué?

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La pregunta recurrente a un tema de actualidad que siempre toca el corazón de la religión ¿Por qué hay pobres?

1 ¿Faltan recursos?

Anota el Editor de la revista National Geographic que cada diez segundos la población mundial aumenta en 27 personas, -y añade- esta no es una estadística inventada para asustarlo a usted, sino un hecho, según el Buró de Referencia sobre Población. Con suerte, esos 27 humanos tendrán suficiente alimento, agua potable y hogares adecuados (…) y si todo sale bien, vivirán muchos años. También talarán bosques para labrar la tierra y edificar viviendas, generarán barcazas de basura y contaminarán los ríos con residuos de fertilizantes [1].

Desde los años sesenta algunos medios de comunicación, fiados en los datos que aportan los “expertos”, han hecho especial hincapié en el aumento desorbitado de la población colocándolo en contra de la limitación de los recursos, manejando cifras más o menos exactas de su escaséz. Existen otros, también conocedores, que discienten en las mismas materias, asegurando que los recursos son y serán más abundantes con el aumento de la población y el transcurso del tiempo. Dentro de los pesimistas se encuentran Paul Ehrlich, el Club de Roma y Lester Brown, del World-watch Institute; dentro del otro grupo se encuentran Julian Simon, Norman Macrae y Aaron Wildavsky.

Pero, para el público en general resulta imposible comprobar la mayoría -por no decir la totalidad- de las aseveraciones que estas gentes hacen, no quedando más remedio que confiar en quienes parezcan más fidedignos, y, en ese caso ¿en cuáles conocedores se ha de depositar la fe? y esa fe ¿se ha de basar exclusivamente en lo que los medios de comunicación transmiten? o sea, ¿quien más se escucha será el más capaz? y sobre todo, ¿ese es el procedimiento único para llegar a sostener una postura?

Ante esta última pregunta la respuesta evidente es que no, porque es posible también acudir a los argumentos mismos que manejan, a la experiencia sobre los aciertos o errores de esos autores, al tipo de soluciones que proponen, etc. La revista inglesa The Economist del 20-XII-97 habla de ello, y para ilustrarlo, selecciona algunas predicciones catastróficas de las últimas décadas.

Señala esta publicación que en 1865, Stanley Jevons dijo que en pocos años Inglaterra se quedaría sin carbón. En 1914 United States Bureau of Mines, predijo que las reservas de petroleo de Estados Unidos se terminarían en diez años. En 1939 y de nuevo en 1951, el Department of the Interior, aseguró que en trece años se acabaría el petroleo de Estados Unidos. Y por supuesto nada de esto ocurrió. En 1972 el Club de Roma publicó “Limits to Growth”, en donde se dijo que el total de las reservas de petroleo eran 550 mil millones de barriles y que alcanzaría sólo hasta el final de la década siguiente. Para muchos el Club de Roma era como el faro luminoso al que se debía seguir. Ahora bien, tenemos que de 1970 a 1990 el mundo usó 600 mil millones de barriles de petróleo e inexplicablemente en 1990 había reservas por 900 mil millones de barriles, sin incluir el depósito de Alberta que contiene más de 550 mil millones de barriles [2].

Así que la insistencia con que algunos profetizaron una crisis mundial de alimentos y materias primas no se ha dado. Se hizo creer que la gente es pobre porque es numerosa, sin tomar en cuenta que la pobreza se mide no en función del número de personas, sino de la capacidad que se tiene para satisfacer las necesidades de esas personas. De hecho es difícil encontrar ejemplos de un desarrollo, que sea resultado de una caída de la natalidad.

En los setentas Etiopía era el paradigma de la hambruna y de la incapacidad para alimentar a su población; en los medios de comunicación aparecían imágenes de niños cadavéricos por desnutrición. Hoy, con el cambio de régimen y de política agrícola, ya no se habla de hambre. Desde el final de la dictadura marxista, en 1991, la producción de los principales cultivos se ha duplicado. En este país de 60 millones de personas y un 85% de población dedicada a la agricultura, el problema se resolvió cambiando los métodos de gobierno [3].

Sin embargo, la visión que algunas personas tienen sobre la producción mundial de alimentos es alarmante para aquellos que únicamente han escuchado los puntos de vista de los pesimistas como Paul Ehrlich y Lester Brown. En contra de ellos hablan los hechos, así tenemos, por ejemplo, que desde 1961 la población mundial se ha duplicado, pero la producción alimenticia se ha más que duplicado, aumentando en un 20% per capita. Además, de acuerdo con la FAO, en el Tercer Mundo el consumo de calorias por persona ha aumentado en un 27% en comparación con 1963. Las muertes por escasez de alimento, hambre y malnutrición, son mucho menores que nunca. Sin embargo “Global 2000”, un reporte escrito para el presidente de los Estados Unidos, predecía una mayor rapidez en el crecimiento de la población que de los alimentos, ocasionando el aumento de los precios entre un 35 y un 115% para el año 2000. Pues bien, para probar que “Global 2000” tenía razón, hubiera sido necesario que en 1998 los precios se hubieran quituplicado [4].

Paul Ehrlich escribió en su libro The Population Bomb (1968): “La batalla para alimentar a la humanidad está perdida. En los años 70 el mundo sufrirá hambrunas que causarán cientos de millones de muertes”. Probablemente muchos lo creyeron así, sin embargo la realidad ha sido otra, pues la producción de alimentos ha crecido siempre más que la población. Lester Brown, presidente del World-watch Institute, también viene anunciando hambre desde 1973. Todos los años predice carestía de cereales, con la consiguiente alza de precios; pero los precios, salvo alguna subida transitoria, bajan año tras año. Hasta ahora, los precios han bajado un 50% desde 1980. Ahora bien, cualquiera puede equivocarse, aunque quienes no se equivocaron -como Norman Macrae, Julian Simon o Aaron Wildawsky- nunca han sido reconocidos. The Economist se pregunta ¿cómo es posible que los mitos catastróficos sigan difundiéndose? La alergia a aceptar la evidencia -concluye- es difícil de explicar sin suponer cerrazón ideológica o mala fe [5].

N. Gregory Mankiw, profesor de economía en Harvard, autor de Principles of Economics, hace ver que las predicciones de Malthus han continuado difundiéndose, especialmente por el biólogo Paul Ehrlich, quien se ha equivocado también en sus afirmaciones respecto a los recursos naturales y sus precios. Mankiw sostiene que precisamente son las personas las que crean los recursos [6].

Julian Simon, es autor de varias decenas de libros y profesor de la Universidad de Maryland (E.U.), y durante 30 años efectuó investigaciones sobre recursos y crecimiento de la población. De él se conserva la siguiente esclarecedora entrevista, realizada una semana antes de fallecer:

Como economista de la población, usted estudia la relación entre volumen de población y recursos disponibles. ¿Cuál es esa relación?

Desde hace doscientos años hay mucha más población, debido a una disminución espectacular de la mortalidad infantil, y con la población ha aumentado la producción de recursos naturales y la esperanza de vida. Respecto a la disponibilidad de los recursos naturales, no hay evidencia científica de que éstos sean limitados. Existen más recursos naturales disponibles que antes. La medida de la escasez es el precio y los precios de todos los recursos naturales han bajado. En 1973, con la crisis del petróleo, la mayoría de los recursos subieron de precio, pero después han vuelto a bajar todos y están por debajo de los niveles anteriores. Al examinar los datos, es necesario estudiar periodos relativamente largos de tiempo; si nos contentamos únicamente con intervalos cortos, distorsionaremos la realidad, y nuestros análisis no serán fiables.

Las advertencias contra la superpoblación han resultado ser catastróficas. Ahora el problema demográfico parece ser el envejecimiento de la población. ¿Hay motivos para nuevos temores?

Todos los indicadores del bienestar material humano muestran con el correr del tiempo una importante mejora. Yo me atrevo a retar a cualquier pesimista de renombre a que elija uno o varios de esos indicadores (calidad de agua, de la vivienda o del vestido, número de teléfonos, etc.), que elija también un año del futuro y un país del mundo, y me apuesto la nómina de la semana o del mes a que ese indicador presentará mejores datos que ahora. Esta mejora no será por causas naturales, sino por la evolución del trabajo humano.

Después de tanto predicar en el desierto, ¿ha visto algunos cambios en el pesimismo “oficial” respecto al crecimiento de la población?

Sí, ha habido un gran cambio desde los años 80. Respecto a los economistas de la población, ahora sí que existe consenso sobre el hecho de que un incremento de la población no afecta de modo negativo al crecimiento económico, aunque yo voy un poco más lejos, al afirmar que no sólo no es negativo sino que resulta positivo. A más población, mayor y mejor economía [7].

En 1980 Julian Simon retó a Paul Ehrlich a que escogiera cinco recursos naturales que, según él, se harían más escasos en un plazo de diez años. La prueba de la abundancia es el precio: el que perdiera pagaría al otro la diferencia entre la suma apostada (un mil dólares) y el cambio de precios entre el principio y el final del periodo. De 1980 a 1990, la población mundial creció en 800 millones, y los precios de los recursos elegidos por Ehrlich bajaron alrededor del 50%. Así que Ehrlich tuvo que enviar a Simon un cheque por valor de 570 dólares [8].

Ahora, más datos publicados por The Economist (17-IV-99) confirman a Simon. Esta revista británica viene informando desde 1964 un Indice de Precios de Materias Primas (IPMP) cuyos primeros datos corresponden al año 1845. Del quinquenio 1845-50, se ve que hoy las materias primas cuestan, en términos reales, el 20% del precio que tenían hace 150 años, el nivel más bajo en todo el periodo, en el que se ha registrado, a la vez, un crecimiento sin precedentes de la población y de la economía mundiales. La explicación se debe, por una parte, a que la economía se basa cada vez menos en la industria pesada y más en los servicios y en la información. Esto implica que el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) se traduce en un menor incremento de la demanda de materias primas. Por otra parte, el progreso tecnológico ha permitido aumentar la productividad tanto de las extracciones de minerales como de las explotaciones agrícolas, así como sustituir los metales por materiales más baratos. La conclusión general es que la humanidad ha logrado obtener mayor rendimiento de los recursos naturales, de modo que estos se han abaratado. Pensar que cuantos más seamos, forzosamente nos tocará menos, supone no contar con el trabajo humano, que es la fuente de todos los recursos disponibles [9].

Los límites de la capacidad de la Tierra son estrictamente hablando indefinibles, porque es imposible asignar límite a la capacidad de intervención del hombre en el mundo. Por ejemplo, los pobladores de Texas han vivido durante siglos encima de yacimientos de petróleo, sin saber que era explotable. Se volvió un recurso natural a partir de que el hombre hizo de él una fuente de energía y la base de productos químicos. El Titanio se convirtió en recurso natural cuando se empezó a utilizar en la industria aerospacial y en cirugía. El sílice es el elemento más abundante sobre la Tierra después del oxígeno, sin embargo apenas hace unas décadas se empezó a usar con la forma de fibras ópticas. También las investigaciones en agronomía y zootecnia no cesan de progresar [10].

El programa de Desarrollo de las Naciones Unidas, United Nations Development Programme (UNDP) contiene datos muy significativos sobre indicadores económicos de calidad de vida en 173 economías en desarrollo. El UNDP publicó en 1990 el primer informe sobre el desarrollo humano, combinando factores tales como la esperanza de vida, grado de educación, porcentaje de población con acceso a agua potable, dosis diarias de calorías. En todos los países en vías de desarrollo, la esperanza de vida al nacer se incrementó de 46.2 años en 1960 a 62.8 años en 1990. El porcentaje de población con acceso a agua potable creció del 36% al 68%. La dosis diaria de calorías, expresada en porcentaje frente a la dosis mínima, creció de 90% en 1960 a 107% en 1990. Todo esto en los países en vías de desarrollo. La población de los países desarrollados se contrae y envejece desde los años 60. La baja tasa de natalidad y la mayor esperanza de vida se están combinando para producir países despoblados con un alto número de personas ancianas. El problema de quienes ven en el crecimiento de la población una dificultad, es asumir que vivimos en un mundo estático, que los Estados distribuyen recursos mejor que los mercados, y que la gente será incapaz de reaccionar inteligentemente para sustituir recursos naturales cuando la oferta disminuya y los precios suban [11].

En la Cumbre Mundial de la Alimentación, organizada por la FAO en 1996, se confirmó que hay recursos suficientes para alimentar a la población mundial [12].

La experiencia de las últimas décadas demuestra que la producción alimentaria ha crecido más de prisa que la población. Como declaró el director general de la FAO: “el mundo produce hoy suficientes alimentos para dar de comer a todos, pero no todos tienen acceso a ellos”.

Consumo de calorías per capita por día:

1969-1971 1990-1992 2010

Total mundial 2,440 2,720 2,900

Países desarrollados 3,190 3,350 3,390

Países en desarrollo 2,140 2,520 2,770

Fuente: FAO. Agricultura mundial: hacia el año 2010 (1996) [13].

Somos el doble de habitantes, comparados con 1960, y la producción de alimentos por persona ha superado de manera constante y significativa el crecimiento de la población.

Por tanto el ser humano constituye el principal recurso natural con el que contamos. Sin embargo, el hecho realmente doloroso es que a pesar de todo el desarrollo, no se ha logrado erradicar ni el hambre ni la pobreza. Muchas personas no logran consumir las 2,200 calorías diarias aceptadas como el límite mínimo alimenticio. En las ciudades y en el campo, en los países avanzados y subdesarrollados, hay cinturones de miseria, pero la causa no es la cantidad de población.

Amartya Sen ha demostrado en sus investigaciones sobre el origen de las hambrunas, que no se deben a la falta de producción de alimentos o a catástrofes naturales, sino a estructuras sociales como la falta de democracia y de libertad de prensa. El hambre no ha afligido nunca a ningún país que sea independiente, que convoque a elecciones con regularidad, que tenga partidos de oposición, que permita que los periódicos informen libremente y cuestionen la validez de las políticas de los gobiernos. Las causas que hacen a los países democráticos inmunes a las hambrunas son dos: los incentivos políticos y la información independiente, ¿por qué? porque la hambruna se evita cuando el gobierno toma las medidas necesarias, pero no lo hace cuando no está eficazmente motivado por las consecuencias políticas de un fracaso en evitar esas hambrunas [14].

Según el Informe sobre Desarrollo Humano de las Naciones Unidas, el progreso logrado en la reducción de la pobreza en el siglo XX es notable y no tiene precedentes, pero los adelantos han sido desiguales y aun afectados por retrocesos; en la actualidad una cuarta parte de la población mundial sigue sumida en la pobreza extrema. Estas diferencias obedecen a: condiciones geográficas, disponibilidad de recursos, características de sus poblaciones, historia política, oportunidades de educación, propensión al trabajo, al ahorro o al consumo, calidad de sus gobernantes y de sus empresarios. La solución se encuentra en la educación integral para que las personas adquieran conocimientos y aptitudes para ganarse la vida, pero también en los principios y valores para la formación de su carácter en orden a una conducta civilizada y positiva. El crecimiento económico es el instrumento principal para la reducción de la pobreza y las desigualdades, pero requiere numerosas medidas: reducir el desempleo, promover la agricultura en pequeña escala, las microempresas y el sector no estructurado, rescatar las zonas ecológicamente deterioradas, fomentar el ahorro popular e impulsar la participación de los interesados [15].

Lo que es un hecho es que el descendo de la tasa de fecundidad no ha sacado de la pobreza a México, y, en cambio, se ha aumentado el número de personas miserables.

Basar el progreso y bienestar económico y social en la reducción de la natalidad y la explotación de los recursos naturales, como por ejemplo del petroleo, es plantear mal las cosas.

Si hace treinta años alguien hubiera dicho que en 1998 el precio del barril de petróleo estaría por debajo de los 10 dólares, la mayoría de los expertos se habrían reído. En 1980 el precio impuesto llegó hasta 35 dólares por barril. Las previsiones aseguraban que el precio iría a más como consecuencia del aumento demográfico. Sin embargo, aunque la población mundial ha pasado de los 4,800 millones de 1985 a los 6,000, los precios de las materias primas van a la baja y esto ha sido compatible con el hecho de que existan 800 millones de personas malnutridas, pero no por falta de alimentos en el mundo, sino por carecer de poder de compra [16].

Se reúnen los productores de petroleo para establecer un mayor precio del crudo ¿por qué? porque no tiende a la alza, como se supondría, siguiendo las predicciones de población y alimentos de Malthus, el Club de Roma, Paul Ehrlich y Lester Brown. El petroleo con el tiempo también será reemplazado por otro energético ¿cuál?, aquél que sea descubierto por la investigación y el ingenio humanos.

2 ¿Comida de Frankenstein?

Sin embargo, continúan existiendo las paradojas, pues dentro de la investigación e ingenio humano parecen colocarse los alimentos transgénicos, cuyas semillas modificadas genéticamente son capaces de soportar los mayores inconvenientes de la producción agrícola como plagas, sequías, heladas, etc., y su utilización no ha sido fácil, pues no han faltado quienes han reaccionado en contra del consumo de estos productos, a pesar de que con estas variedades de semillas se podría combatir el problema de la desnutrición en los países pobres.

Los investigadores esperan tener semillas que pueden aumentar el valor alimenticio. En la actualidad, los productos entre los que está más difundido el uso del nuevo tipo de semillas son el maíz, la soya y el algodón [17].

Hace años la doctora Maxime Singer, una de las responsables del Proyecto Genoma, que pretende descifrar el código genético humano, en una entrevista comentaba lo valioso que puede ser la genética animal y vegetal para acabar con el hambre en el mundo. Además hace un paralelismo interesante, pues comenta que por una parte la Iglesia Católica es bastante abierta en cuanto a la genética en general, pero muy estricta en lo que tenga que ver con la reproducción humana. En cambio existen otros que son muy reticentes a aceptar la genética para aumentar la producción agrícola o ganadera. Los países superproductores de vegetales, leche y ganadería se oponen a estos experimentos para mejorar la producción que podrían acabar con el hambre de millones de personas. En Francia o en Estados Unidos, aumentar la producción de trigo por hectárea o de leche por vaca puede ser perjudicial para el mercado, pero en Africa los experimentos podrían salvar países enteros. De hecho los países ricos obstruyen la llegada de nuevas especies mejoradas a los países pobres. Estados Unidos lo hace habitualmente para evitar que su superproducción deje de ser comprada por los pobres. Como hacer esto no resulta bien visto, para convencer a la opinión pública realizan un truco, se dice que es necesario rechazar la “química en la leche” -siendo que no es química-, y se termina suspendiendo la investigación para mejorar la productividad de las vacas. Se han decubierto muchas mejorías genéticas en la producción agrícola que permitirían obtener variedades mucho más resistentes a las plagas, lo cual permitiría reducir el uso de insecticidas y por lo tanto de contaminación, pero existen motivos políticos que impiden el progreso [18].

No han faltado hombres como Dario Fo y Umberto Eco, que apoyados por personajes del mundo literario y del espectáculo que subrayan los temores ante lo que llaman “la comida de Frankenstein” están en pugna contra grupos de catedráticos universitarios, como los de la Universidad italiana de Pavía, que han denunciado el fomento de alarmismos que no tienen características científicas y, al mismo tiempo, subrayan las enormes ventajas que pueden sacarse de una adecuada utilización de las biotecnologías. Según recordó uno de los genetistas más prestigiosos de Europa, el jesuita Angelo Serra, profesor emérito de la Facultad de Medicina de la Universidad del Sagrado Corazón de Roma, la investigación sobre el genoma humano comenzó en 1989 y después de diez años hemos llegado a conocer en torno al 6% de este mapa que contiene 3 mil millones de letras. Se conocen 1462 genes de los que dependen las enfermedades genéticas, y se han identificado 4.500 enfermedades monogenéticas, a las que hay que añadir todas las demás, como los tumores que son enfermedades poligenéticas. El profesor Serra, se dijo seguro de que el avance en los conocimientos traerá grandes beneficios para la humanidad. Ahora bien, reconoció que ésta requiere una mayor responsabilidad y atención por parte del cuerpo médico y de las instituciones, respetando los límites éticos que muchos querrían saltarse. Monseñor Elio Sgreccia, vicepresidente de la Academia Pontificia para la Vida y director del Instituto de Bioética de la Universidad del Sagrado Corazón de Roma, explicó que no existen indicaciones específicas del Magisterio de la Iglesia sobre las biotecnologías. La investigación en el campo biotecnológico podría resolver problemas enormes, como por ejemplo, la adaptación de la agricultura a terrenos áridos, venciendo de este modo el hambre. Se requiere que los productos biotecnológicos contribuyan al bienestar del hombre, dando garantías ante posibles riesgos. Por lo tanto, se requiere transparencia. Una vez que se garantiza las características sanitarias adecuadas del producto, es justo que el consumidor pueda saber si ha sido modificado genéticamente [19].

Es de llamar la atención la oposición que existe para la producción y consumo de estos alimentos que podrían beneficiar al Tercer Mundo y sobre los que no existe evidencia de efectos negativos para el ser humano, aunque es probable que sí lo tenga para el bolsillo de quienes han acaparado el mercado de los alimentos.

También el grupo Greenpeace es muy conocido por sus campañas en el sector del medio ambiente. En tiempos recientes ha estado muy activo en la lucha contra la introducción los alimentos transgénicos. Sin embargo, no pocas personas opinan que Greenpeace es demasiado extremo en sus posiciones. Ahora uno de los fundadores de Greenpeace, Patrick Moore, ha publicado un artículo en el cual afirma que el extremismo actual de la organización no refleja el espíritu que tenía en sus inicios. El texto del artículo, publicado en Il Sole-24 Ore (7/5/00) observa que Greenpeace es muy hábil en idear campañas, sin embargo, no siempre están bien orientadas estas actividades. Greenpeace está llevando a cabo una campaña feroz contra las semillas modificadas genéticamente, e incluso contra los experimentos en algunos campos. Sin embargo, Moore observa que no existen pruebas de que esas semillas hayan causado daños a la salud humana. De hecho pueden tener efectos positivos para el medio ambiente, dado que permiten reducir el uso de insecticidas y fertilizantes. Otra campaña de Greenpeace es la lucha contra los pesticidas que se emplean en la agricultura. A pesar de la propaganda de los ecologistas, Moore advierte que un estudio de cinco años del Instituto Nacional del Cáncer de Canadá no encontró ninguna relación entre los pesticidas y los tumores en el hombre. La investigación concluyó que el 30% de los tumores están causados por el tabaco y otro 35% por una dieta demasiada alta en grasa y colesterol. Si se hiciera caso a la campaña de Greenpeace de no usar pesticidas, entonces la producción de fruta y verdura, elementos necesarios en una dieta sana que ayuda a evitar el cáncer, disminuiría. El artículo concluye declarando que no se puede negar que los activistas del medio ambiente desempeñan un papel importante y necesario en muchos casos. Pero por desgracia, debido a sus exageraciones, están perdiendo credibilidad, además de la capacidad de establecer prioridades racionales y elaborar estrategias políticas bien fundadas [20].

3 Una última consideración

Algunos reúnen el tema de la población junto con la ecología y el medio ambiente, y formulan preguntas en estos términos: ¿no se tendría mayor comodidad con menos población en una determinada zona del planeta?; o bien ¿qué pasaría con la contaminación si todos los millones de habitantes de determinado país contaran cada uno con automóvil? La respuesta esperada es que se vive mejor con una menor población, que es preferible que continúen sin vehículo aquellos millones de personas, etc. Sin embargo, esa forma de plantearse las cosas prescinde absolutamente de la solidaridad, pues no toma en consideración que se está decidiendo sobre seres humanos. Quien piensa así ciertamente no se ha ubicado dentro de esa multitud que -a su juicio- no “deben” tener automóvil.

Son exactamente lo mismos que están de acuerdo en difundir las prácticas anticonceptivas en los países del Tercer Mundo -como se ha hecho hasta ahora-, como la principal respuesta al problema del hambre y la pobreza, y con ello se continúa sometimiento a la mujer, sin mejorar a las personas ni su comportamiento.

No se busca invertir en el control de uno mismo, la familia, el amor y respeto al cónyuge, etc., esto es, en una paternidad responsable auténtica.

Con el procedimiento que hasta ahora se ha seguido, la mujer continúa teniendo a un salvaje por marido, y éste, con una responsabilidad familiar semejante a la que tiene un perro (con todo el respeto que merecen estos agradabilísimos animales). Además, una política poblacional de ese estilo es ajena al verdadero problema, pues únicamente busca controlar el vientre femenino, sin importar que la mujer continúe siendo sólo una diversión del varón. En cambio, el segundo modo de actuar, esto es, ejerciendo la paternidad, acentúa la responsabilidad de ambos esposos por el autocontrol, y con esto, un sinnúmero de beneficios.

¿Que el primero es un método más eficaz que el segundo? Habría que demostrarlo. Si bien es verdad que parecería que con el uso de anticonceptivos se obtiene un resultado más inmediato, sin embargo, también habría que sumarle otras desafortunadas consecuencias como: infidelidad, abortos, efectos secundarios, embarazos precoces.

En cambio, aún cuando el dominio de uno mismo se consigue con mayor lentitud, todas sus consecuencias son ventajosas: respeto a la mujer y sin los negativos efectos secundarios que provocan los anticonceptivos. Se consigue una mayor armonía conyugal y familiar, y, previsiblemente, una disminución de embarazos no deseados, de madres solteras, infidelidad y violencia intrafamiliar.

 ¿Qué es más lento? Sí, y más seguro también

La propaganda ha querido convencer de los mayores beneficios del primer sistema; poco se menciona el otro método, y, por supuesto, todavía no se ha practicado con el mismo presupuesto con que se ha llevado a cabo denominada “planificación familiar”.

De continuar con las campañas, se corre el riesgo de transformarse en un país envejecido, como lo están las naciones europeas, sólo que le sucedería esto antes de convertirse en una nación rica, como lo son los países de Europa. Incluso ya se empieza a cuestionar que la planificación familiar -que fue el modelo seguido durante décadas para erradicar la pobreza en México- continúe siendo el camino adecuado [21]. También se comenta que en México se ha iniciado el proceso de envejecimiento de la población [22].

En cambio Asia continúa creciendo. El tamaño de la población en edad de trabajar es lo que determina la rapidez de su expansión económica. De manera semejante sucedió con la generación que fue denominada en los Estados Unidos como baby-boomers (nacidos después de la Segunda Guerra Mundial). Al principio constituyó un lastre para el crecimiento, pero después, en la medida de su incorporación en el mundo laboral, representaron un gran impulso para la economía. Ahora bien, por supuesto, la población no es una garantía absoluta. Gran parte de América Latina tuvo una transición demográfica sin cosechar tantos beneficios, porque también se necesitan políticas económicas sensatas (señala Jim Rowher, en Fortune) [23].

Parecería que para errar vamos adelante y rápido; en cambio, hacia acertar, no parece que vayamos. En materia de riqueza y población, lo nuestro ha sido, perder/perder, para México y los mexicanos. Ha faltado asumir la tarea de salir todos adelante, y en cambio se ha preferido disminuir la población entre los más necesitados.

Existen pues, maneras y maneras de resolver los problemas, pero para algunos se les agotó la imaginación. Eligieron el camino de secundar a los países del Primer Mundo fomentando las campañas de planificación familiar y, definitivamente, acéptenlo o no, equivocaron el rumbo.

El diario norteamericano Wall Street Journal, critica la actitud antipoblación en una nota editorial titulada “La Iglesia de Malthus” y comenta que durante décadas, la ONU ha sostenido que el desarrollo económico dependía del control poblacional; pero señala que “en años recientes, sin embargo, los esfuerzos se han visto afectados con revelaciones sobre el entusiasmo en esta tarea: abortos forzados en China, esterilizaciones obligatorias en la India y así por el estilo. Además, critica el intervencionismo de la ONU en las legislaciones de los países. Así, por ejemplo, el Comité de la ONU contra la Discriminación de la Mujer, expresó “preocupación” porque la legislación chilena no permitiera el aborto y el divorcio. Y aunque la charla sobre reducir población se amortigua con términos como «libertad individual» o «elección», el contexto de estas elecciones es el de un mundo donde más bebés -especialmente bebés amarillos, marrones o negros- son vistos como un mal que amenaza el bienestar de todos. Según el periódico, estos argumentos son una repetición del catastrofismo del controlista Paul Ehlrich, que en 1974 señalaba que el mundo estaba al borde de la hambruna generalizada, o del presidente del Banco Mundial, Robert McNamara, para quien la sobrepoblación era una amenaza mayor a la guerra nuclear. Lo que no oiremos de la ONU -señala el Wall Street Journal- es que las noticias desde el terreno son muy diferentes. Un informe del Banco Mundial señaló que en casi cualquier índice imaginable -mortalidad infantil, expectativa de vida, consumo de calorías, educación primaria- la vida ha ido mejorando, y que los más dramáticos avances se han producido en el Tercer Mundo. Ciertamente, para el Wall Street Journal era imposible esperar que la burocracia dorada de la ONU y los grupos de presión controlistas que rondan en busca de más fondos, fueran capaces de virar, durante la última reunión de El Cairo +5 en Nueva York hacia una visión de la riqueza “encaminada a servir un banquete más amplio en vez de reducir el número de sillas en la mesa”, pero deberíamos insistir, por lo menos, que no sigan impulsando “su evangelio de la oscuridad” a cuenta de los Estados Unidos”, concluye el editorial [24].

Citando la fuente y el nombre del autor, se autoriza la reproducción de este artículo que forma parte del libro “SIN MIEDO A LA VIDA”:

FUENTE

Oscar Fernández Espinosa de los Monteros
Abogado e investigador en materias de Bioética

AUTOR

Primera versión: 12-V-99
Versión anterior: 29-III-00
Última versión: 20-VII-00

MÉXICO

e-mail: oscarf@altavista.net


[1] Cfr. ALLEN, Bill, “Carta del Editor” en revista National Geographic en español, octubre de 1998.

[2] Cfr. “Environmental scares” en The Economist, 20-XII-97, Londres, Inglaterra, p. 19

* Si deseas conocer más acerca de este tema, comunícate directamente con el autor del libro a la siguiente dirección de internet: oscarf@altavista.net

[3] Cfr. “Etiopía crece y no pasa hambre”, en ACEPRENSA , 87/98, Madrid, España, 20-VI-98

[4] Cfr. “Environmental scares” en The Economist, 20-XII-97, Londres, Inglaterra, pp. 19 y 20

[5] Cfr. “Los que nunca rectifican” en ACEPRENSA , 1/98, Madrid, España, 7-I-98

[6] Cfr. MANKIW, N. Gregory, “Be Fruitful and Multiply” en revista FORTUNE, 7-IX-98, p. 21

[7] Cfr. ABAD MARTÍNEZ, Enrique, “La población es el recurso por excelencia”, en ACEPRENSA, 25/98, Madrid, España, 18-II-98

[8] Cfr. “El reto a los neomaltusianos”, en ACEPRENSA, 25/98, Madrid, España, 18-II-98

[9] Cfr. «Cada vez somos más, pero con más recursos naturales», en ACEPRENSA, 83/99, Madrid, España, 2-VI-99

[10] Cfr. SCHOOYANS, Michel, Bioética y Población, primera edición, 15-VI-95, México D.F., pp. 200-202

[11] Cfr. VILLEGAS, Bernardo, Tendencias en el crecimiento de la población al acercarse el tercer milenio, y su impacto en la calidad de vida, Conferencia en el I Congreso Panamericano sobre la Familia y la Educación, Monterrey, México, mayo de 1994

[12] Cfr. CONTRERAS, Diego, «Es posible alimentar a la población mundial», en ACEPRENSA, 152/96, Madrid, España, 13-XI-96

[13] Cfr. «Un problema de pobreza, no de producción», en ACEPRENSA, 152/96, Madrid, España, 13-XI-96

[14] Cfr. “Amartya Sen, un economista preocupado por la justicia social” en ACEPRENSA, 149/98, Madrid, España, 28-X-98

[15] Cfr. SERVITJE SENDRA, Lorenzo, “La igualdad y desigualdad entre las naciones” en revista ISTMO, nº 238, México D.F., septiembre-octubre de 1998, pp. 5 y 8

[16] Cfr. ARÉCHAGA, Ignacio, “Materias primas: lo escaso es el precio” en ACEPRENSA, 177/98, Madrid, España, 16-XII-98

[17] Cfr. “Estados Unidos: dudas sobre las semillas modificadas genéticamente”, en ZENIT, http://www.zenit.org, 27-XI-99

[18] Cfr. “La ingeniería genética, en su sitio” en ACEPRENSA, 122/91, Madrid, España, 18-IX-91 y La Vanguardia, Barcelona, España, 2-IX-91

[19] Cfr. “La Academia Ponificia para la Vida se pronuncia sobre la biotecnología”, en ZENIT, http://www.zenit.org, 12-X-99

[20] Cfr. “Greenpeace: la organización ecologista criticada por uno de sus fundadores” en ZENIT, http://www.zenit.org, 13-V-00

[21] Cfr. MELGAR, Ivonne, «Cuestionan demógrafos el modelo económico», en periódico EL NORTE, Monterrey, México, 7-VII-99

[22] Cfr. «Envejece la población» , en periódico EL PORVENIR, Monterrey, México, 25-VII-99

[23] Cfr. ROWHER, Jim, «Asia seguirá creciendo», suplemento quincenal del periódico EL NORTE, tomada de la revista Fortune, Vol. 3, Nº 15, p. 4, Monterrey, México, 19-VII-99

[24] Cfr. “Influyente diario critica “fundamentalismo de El Cairo +5” , en ACI Digital, http://www.aciprensa.com, 8-VII-99

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5 comentarios

  1. exelente articulo me quede imprecionado como podemos bajar el indise de pobreza en el mundo y sies sierto a mayor poblacion mayor produccion lo interesante seria como ensenarnos a producer los recursos que nesesitamos para sobrevivir con calidad de vida

  2. LA AMBICION DESMEDIDA DEL HOMBRE HA OCASIONADO TODOS LA SITUACIONES QUE HOY Y SIEMPRE EL MUNDO HA VIVIDO SIN EMBARGO TODAVIA HAY HOMBRES QUE GUIADOS POR DIOS HAN ENCONTRADO LAS SOLUCIONES ADECUADAS AL MUNDO QUE NOS HA TOCADO VIVIR.EXELENTE ARTICULO.

  3. Que articulo tan interesante, pues me hizo ver otros puntos de vista que los medios de comunicacion callan por convenienciaExcelente.

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