La resurrección de los muertos

Dios es Dios de vivos. La vida es inmortal. Cuando un hombre entra en la vida pasará por la muerte, una dura separación de cuerpo y alma. Pero el alma pervive tras la muerte para siempre y se unirá con el cuerpo al final de los tiempos.

Después de los fariseos y los herodianos acuden a la controversia algunos de los saduceos. Eran pocos en el pueblo de Israel, pero ocupaban puestos de gran relevancia en el Sanedrín. Eran conservadores en lo económico y bastante escépticos en lo religioso. Aceptan la religión como algo esencial en el momento, pero al negar la resurrección desconocen y se confunden en cuanto a la situación del hombre después de la muerte, es decir, sobre la misma espiritualidad del ser humano.

"Después se le acercan unos saduceos, que niegan la resurrección, y le preguntaban: Maestro, Moisés nos dejó escrito: Si muere el hermano de alguien y deja mujer sin hijos, que su hermano tome a la mujer para dar descendencia a su hermano. Eran siete hermanos. El primero tomó mujer, muriendo sin dejar descendencia. Entonces el segundo se casó con ella, y murió sin dejar tampoco descendencia. De igual modo el tercero. Y los siete no dejaron descendencia. Después de todos murió también la mujer. En la resurrección, cuando resuciten, ¿de cuál de ellos será mujer?, porque los siete la tuvieron por mujer"(Mc). La cuestión de la resurrección de los cuerpos, que aceptaban los fariseos, comportaba problemas acerca de la sexualidad que convenía dilucidar. Ambas cuestiones, lo que ocurre tras la muerte y la transmisión de la vida, han sido, y son, muy importantes para los hombres. No se pueden resolver sin atención. Son muy distintas las posturas de los materialistas y de los que aceptan una vida auténticamente espiritual. En ambos se debe aclarar el sentido del cuerpo y su relación con el principio vital, que es el alma.

Jesús, como es habitual, no rehuye la cuestión, sino que la aprovecha para dar luz en todo lo que se planteaba, y les contestó: "¿No habéis caído en error al no entender las Escrituras ni el poder de Dios? Cuando resuciten de entre los muertos, ni los hombres tomarán mujer ni las mujeres marido, sino que serán como los ángeles en el Cielo. Y acerca de que los muertos resucitan, ¿no habéis leído en el libro de Moisés, en el pasaje de la zarza, cómo le habló Dios diciendo: Yo soy el Dios de Abraham, el Dios de Isaac, y el Dios de Jacob? Ahora bien, Dios no es Dios de muertos, sino de vivos. Estáis muy equivocados"(Mc).

La unión sexual para transmitir la vida no es sólo algo físico, sino que debe ser una expresión de amor. Tan es así que, cuando los cuerpos resuciten, ya no se realiza la unión sexual porque el cuerpo está espiritualizado y vive más profundamente el amor del alma. La revelación de que son "como ángeles en el Cielo" es grandemente consoladora, y desvela la dignidad del cuerpo y de su unión vital con el alma y el espíritu.

Por otra parte, la vida tras la muerte queda claramente afirmada una vez más. Dios es Dios de vivos, y vivos están Abraham, Isaac y Jacob. La vida es inmortal. Cuando un hombre entra en la vida pasará por la muerte, una dura separación de cuerpo y alma. Pero el alma pervive tras la muerte para siempre y se unirá con el cuerpo al final de los tiempos. Pero la inmortalidad del alma y la resurrección del cuerpo son objeto de una enseñanza clara por parte de Jesús.

Reproducido con permiso del Autor,

Enrique Cases, Tres años con Jesús, Ediciones internacionales universitarias

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