Elección de los doce apóstoles

Después "subiendo al monte llamó a los que él quiso, y fueron junto a él. Y eligió a doce, para que estuvieran con él y para enviarlos a predicar con poder de expulsar demonios. Y formó el grupo de los doce.

A Simón, a quien puso el nombre de Pedro; y a Santiago el de Zebedeo y a Juan, el hermano de Santiago, a quienes llamó Boanerges, esto es, "Hijos del trueno"; y a Andrés y Felipe, y a Bartolomé y Mateo, y a Tomás y Santiago el de Alfeo, y a Tadeo y Simón Cananeo, y a Judas Iscariote, el que lo entregó"(Mc).

El reino se consolida. Ha elegido a doce de los que llamó primero. Jesús institucionaliza a un grupo de discípulos, elegidos con cuidado, entre los que ya creen en él. El número doce evoca a las doce tribus de Israel. La figura del enviado, o apóstol, equivale a la de un representante, que actúa con plenos poderes de quien envía. Es una figura corriente en Israel, y en nuestros días. Más tarde, les comunicará con detalle su función: "Vosotros sois los que habéis permanecido junto a mí en mis tribulaciones. Por eso yo os preparo un Reino como mi Padre me lo preparó a mí, para que comáis y bebáis a mi mesa en mi Reino, y os sentéis sobre tronos para juzgar a las doce tribus de Israel"(Lc).

Antes de llamarles, Jesús, pasó la noche entera en oración. La oración es una constante en la vida de Jesús. Pero aquella elección es tan importante que requiere una oración más intensa. Tiene que elegir y ver la voluntad del Padre en estas vocaciones. Y eligió a los que quiso. Se trata de una verdadera vocación divina para ser las columnas del nuevo Pueblo de Dios, abierto a todos los hombres sobre la raíz del antiguo pueblo fundamentado sobre los doce hijos de Jacob .

Y Jesús explicará con detalle, paso a paso, en qué va a consistir su misión en la tierra. "A estos doce envió Jesús dándoles estas instrucciones: No vayáis a tierra de gentiles ni entréis en ciudad de samaritanos; sino id primero a las ovejas perdidas de la casa de Israel. Id y predicad diciendo que el Reino de los Cielos está al llegar. Curad a los enfermos, resucitad a los muertos, sanad a los leprosos, arrojad a los demonios; gratuitamente lo recibisteis, dadlo gratuitamente. No llevéis oro, ni plata, ni dinero en vuestras fajas, ni alforja para el camino, ni dos túnicas, ni sandalias, ni bastón, porque el que trabaja merece su sustento.

“En cualquier ciudad o aldea en que entréis, informaos sobre quién hay en ella digno; y quedaos allí hasta que salgáis. Al entrar en una casa dadle vuestro saludo. Si la casa fuera digna, venga vuestra paz sobre ella; pero si no fuera digna, vuestra paz revierta a vosotros. Si alguien no os acoge ni escucha vuestras palabras, al salir de aquella casa o ciudad, sacudid el polvo de vuestros pies. En verdad os digo que en el día del Juicio habrá menos rigor para la tierra de Sodoma y Gomorra que para esa ciudad.

“Mirad que yo os envío como ovejas en medio de lobos. Sed, pues, cautos como las serpientes y sencillos como las palomas. Guardaos de los hombres, porque os entregarán a los tribunales, os azotarán en sus sinagogas, y seréis llevados ante los gobernadores y reyes por causa mía, para que deis testimonio ante ellos y los gentiles. Pero cuando os entreguen, no os preocupéis de cómo o qué habéis de hablar; porque en aquel momento os será dado lo que habéis de decir. Pues no sois vosotros los que vais a hablar, sino el Espíritu de vuestro Padre quien hablará en vosotros. Entonces el hermano entregará a la muerte al hermano, y el padre al hijo; y se levantarán los hijos contra los padres para hacerles morir. Y seréis odiados de todos por causa de mi nombre; pero quien persevere hasta el fin, ése será salvo. Cuando os persigan en una ciudad, huid a otra; en verdad os digo que no acabaréis las ciudades de Israel antes que venga el Hijo del Hombre.

“No es el discípulo más que su maestro, ni el siervo más que su señor. Le basta al discípulo ser como su maestro, y al siervo como su señor. Si al amo de la casa le han llamado Beelzebul, cuánto más a los de su casa. No les tengáis miedo, pues nada hay oculto que no vaya a ser descubierto, ni secreto que no llegue a saberse. Lo que os digo en la oscuridad, decidlo a plena luz; y lo que escuchasteis al oído, pregonadlo desde los terrados. No tengáis miedo a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma; temed ante todo al que puede hacer perder alma y cuerpo en el infierno. ¿Acaso no se vende un par de pajarillos por un as? Pues bien, ni uno solo de ellos caerá en tierra sin que lo permita vuestro Padre. En cuanto a vosotros, hasta los cabellos de vuestra cabeza están todos contados. Por tanto, no tengáis miedo: vosotros valéis más que muchos pajarillos.

“A todo el que me confiese delante de los hombres, también yo le confesaré delante de mi Padre que está en los Cielos. Pero al que me niegue delante de los hombres, también yo le negaré delante de mi Padre que está en los Cielos.

“No penséis que he venido a traer la paz a la tierra. No he venido a traer la paz sino la espada. Pues he venido a enfrentar al hombre contra su padre, a la hija contra su madre y a la nuera contra su suegra. Y los enemigos del hombre serán los de su misma casa.

“Quien ama a su padre o a su madre más que a mí, no es digno de mí; y quien ama a su hijo o a su hija más que a mí, no es digno de mí. Quien no toma su cruz y me sigue, no es digno de mí. Quien encuentre su vida, la perderá; pero quien pierde su vida por mí, la encontrará.

“Quien a vosotros recibe, a mí me recibe, y quien me recibe a mí, recibe al que me ha enviado. Quien recibe a un profeta por ser profeta obtendrá recompensa de profeta, y quien recibe a un justo por ser justo obtendrá recompensa de justo. Y todo el que dé de beber tan sólo un vaso de agua fresca a uno de estos pequeños por ser discípulo, en verdad os digo que no quedará sin recompensa"(Mt)

La misión primera se restringe solamente a Israel, y, más en concreto, a las ovejas perdidas de Israel; ya llegará el tiempo de ampliarla más y extenderla a otros pueblos. De momento, tienen que empezar por lo más familiar.

Aquel invierno transcurrió con una triple labor: la formación de aquellos hombres, sus misiones a los lugares cercanos y la misma predicación de Jesús, que está muy activo en aquella zona del mar de Galilea.

Reproducido con permiso del Autor,

Enrique Cases, Tres años con Jesús, Ediciones internacionales universitarias

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8 comentarios

  1. Maravillosa explicación, Dios lo bendiga y lo llene de mucha sabiduría para que continúe instruyéndonos sobre la vida de Nuestro Señor Jesús, que el Espíritu Santo de Dios permanezca con Ud.

  2. Hola, me permito utilizar este material tan hermoso, para ilustrar a los padres de los chicos de 1° Comunión en Catequésis Familiar, por supuesto, estará el nombre del editor

  3. Me apasiona conocer mas sobre la vida de Jesus mi salvador, agradeceré ilustrarme sobre lo que el Espiritu Santo pone en ustedes. Gracias

  4. Jesùs , da una lecciòn a los doce Apòstoles de cual es su misòn. Nosotros debemos seguir esta lecciòn, pienso que observando los 10 mandamientos iremos por el camino de JESUS..AMEN

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