Caridad, la virtud reina de la familia

Definición, razones y medios concretos para vivirla en casa y en la escuela.

¨ La caridad es la virtud que da sentido a todas las demás virtudes. Es la forma, el fundamento, la raíz y la madre de todas las demás virtudes. Sin caridad no hay virtudes auténticas.

¨ Es la virtud que nos conduce a amar a los demás hombres sin excepción como a nosotros mismos, buscando de manera habitual el bien de pensamiento, actitudes, palabras y acciones, traduciéndolo en acciones concretas de servicio a los demás.

¨ La caridad es el centro, la esencia y la perfección de cualquier vida cristiana, ya que en la práctica de la caridad se condensan todas las enseñanzas de Jesucristo.

Meta

¨ Lograr que el amor sea el motor y el sentido de los actos, pensamientos y actitudes de nuestros hijos y alumnos, entendiendo que la fidelidad al nuevo mandamiento de Jesús dará verdadera coherencia a nuestra vida.

¨ Formar el corazón de nuestros niños y transformarlo de tal manera que funcione en sintonía con el Corazón de Cristo. De nada nos servirá todo lo que hagamos por ellos en otros aspectos de su desarrollo si éste no se sustenta en la capacidad de amar, vivir el bien de manera habitual y firme y atender las necesidades de los demás.

¨ Que nuestros hijos aprendan de nuestro ejemplo la necesidad de vivir la caridad de manera efectiva y constante en cada momento de nuestra vida y sin excepciones, tratando a los demás como quisiéramos que nos trataran a nosotros. En muchas ocasiones la caridad se expresa de un modo sencillo, con gestos aparentemente triviales e intrascendentes, pero nacidos de la bondad del corazón.

¨ Transmitir a nuestros hijos la esperanza que surge de la caridad, conscientes de que la vivencia de esta virtud es exigente porque no busca la propia satisfacción, sino ante todo el bien de las otras personas. La caridad no es una utopía, sino una posibilidad real de cambio personal y de la sociedad en general.

¨ Ayudar a nuestros hijos a descubrir en la Eucaristía la mejor manera de fortalecer la caridad y a reconocer que nos ayuda a vivir esta virtud de manera heroica.

¨ Ofrecerles a nuestros hijos un mundo mejor y más humano, en el que la regla de oro sea la caridad.

¿Por qué es importante fomentar la virtud de la caridad en nuestros hijos?

¨ Porque la caridad se vive amando. No debe ser sólo un buen deseo. “Obras son amores y no buenas razones…”

¨ Porque no se debe esperar a que se presenten situaciones para vivir actos espectaculares de caridad, sino vivirla de manera heroica en cada momento del día como una actitud habitual y firme. No hacer actos de caridad, sino vivir la caridad y en la caridad.

¨ Porque la caridad es una gran fuerza, nuestra principal arma para mejorar la sociedad, y el amor debe ser el motor de transformación, comenzando por la transformación del propio corazón.

¨ Porque la caridad debe dar sentido al desarrollo de los talentos, al trabajo, esfuerzo y mejoramiento personal, en nuestros hijos y alumnos, atendiendo a saber no tanto cuánto los desarrolla, sino porqué lo hace.

¨ Porque es el único mandamiento nuevo que nos da Jesucristo, y todas sus enseñanzas se derivan de él.

¨ Porque el amor es lo que nos debe distinguir. Seremos discípulos de Cristo en la medida del amor que nos tengamos los unos a los otros, cumpliendo la voluntad de Dios por encima de gustos, caprichos y preferencias personales.

¨ Porque es la gran novedad del mensaje de Jesucristo contra la antigua ley del talión y vivir cada día de acuerdo a la caridad marcará la diferencia en el mundo.

¨ Porque la caridad debe vivirse siempre y con todos, independientemente del grado de simpatía o amistad que tengamos con ellos.

¨ Porque del amor surgen el perdón y la paz.

¨ Porque el niño comprenderá y experimentará la capacidad de desprenderse de lo que tiene, y será capaz de sacrificarse para aliviar las penas de la gente que sufre.

¨ Porque el niño experimentará que el corazón que acostumbra dar amor se suaviza, purifica y crece en la capacidad de amar.

Vivir la caridad significa

¨ Dar un saludo amable y trato bondadoso a los demás aunque estemos cansados o de mal humor.

¨ Ayudar a quien lo necesite. Estar pendiente de las necesidades de los demás antes que de las propias. Tener más tiempo para los demás que para sí mismo.

¨ Ser constructivo, optimista y alegre.

¨ Superar el propio cansancio o mal humor en el trato con los demás para no contagiárselo.

¨ Ser generoso con nuestro tiempo y persona ante las necesidades de los demás.

¨ Hablar siempre bien de los demás.

¨ Descubrir las cosas buenas de los demás: virtudes, cualidades y aciertos, y no fijarnos en las cosas malas o defectos.

¨ Nunca hablar mal ni hacer notar a otras personas lo malo de una persona. Si no tengo algo bueno que decir, mejor quedarme callado.

¨ Disculpar siempre y con paciencia los errores ajenos, recordando que nadie es perfecto y que nosotros también fallaremos muchas veces.

¨ Nunca juzgar y menos condenar a una persona, aunque objetivamente se pueda tener razón para hacerlo. Saber condenar el hecho, pero no a la persona.

¨ Analizar en el examen de conciencia y en la confesión si vivimos la caridad en concreto y poner los medios para vivirla o reparar el mal cometido por faltar a ella.

¨ Vivir el bien de manera constante; no únicamente hacer actos buenos ocasionalmente.

¨ Tener pensamientos, proyectos y deseos positivos que sean fuente de unidad y paz. Pensar de manera constante en cómo hacer mejor el bien.

¨ Ser tolerante, saber escuchar con interés lo que los demás tienen que decir. Dedicar tiempo a los otros, a pesar de restar tiempo a mi persona.

¨ Ser comprensivos, saber ponernos en el lugar de los demás.

¨ Hacer sacrificios en favor de los otros.

¨ Responder con amor al odio y con paz a la violencia. Actuar de manera pacífica, solucionar los problemas con actitudes positivas.

¨ Visitar a un enfermo o consolar a alguien que está triste.

¨ Rezar por los demás.

¨ Enseñar a los que no saben.

¨ Llevar el mensaje de Jesucristo a los demás.

¨ Corregir caritativamente al que está equivocado y cuyo error puede causarle daño a sí mismo o a otros.
¨ Contribuir a crear un ambiente alegre para los demás, evitando quejas y críticas.

¨ Tratar a los demás como quiero que me traten a mí.

¨ Respetar y aceptar a los otros como son, y no cómo yo quisiera que fueran.

¨ Perdonar de corazón y de buena manera a los que me ofenden.

¨ Ayudar a los demás en sus necesidades materiales. Estar pendientes de los más necesitados.

Qué facilita la vivencia de esta virtud

¨ La propia naturaleza humana pues estamos hechos para amar y buscar la paz.

¨ El ambiente cordial, tranquilo, en donde el diálogo sea fundamental y los puntos de los demás sean respetados.

¨ El amor de la familia, ya que en ella se ama y se acepta de manera desinteresada a la persona como es.

¨ El ejemplo de amor que los padres den a sus hijos.

¨ Corregir con amor, buscando siempre el bien de la persona.

¨ La reflexión, examen de conciencia y confesión frecuente.

¨ La paciencia, el respeto, la comprensión.

¨ La sencillez.

¨ El ser y saberse aceptado y amado como uno es, porque permite amar a los demás como a uno mismo.

¨ La práctica del servicio a los demás, porque otorga satisfacciones personales que llevan a desear repetirlo.

¨ El esfuerzo de ponerse en el lugar del otro

¨ El trato siempre amable e igual con todos sin favoritismos.

¨ El compartir trabajos y actividades, metas y luchas porque une en torno a un objetivo común.

Qué dificulta la vivencia de esta virtud

¨ El egoísmo, origen de todas las faltas a la caridad.
¨ Actitudes de rencor, poca capacidad de perdonar y temperamentos violentos.

¨ Esconder la soberbia en actitudes de caridad cuando en realidad solamente estamos pensando en nosotros mismos, nuestro bien, auto alabanza, etcétera.

¨ El afán egoísta de desarrollar al máximo nuestras cualidades pero pensando en nosotros mismos.

¨ El ruido tanto externo como interno que no me permite reflexionar sobre mi actuar.

¨ Pereza, apatía. (ya está mencionado arriba)

¨ Los prejuicios sociales.

¨ Actuar por el qué dirán, más que por convicción.

¨ Mal humor, venganza, discusión, envidia, dureza de corazón, individualismo.

¨ Discriminación, odio, racismo y rechazo social.

¨ La omisión. No ser capaces de sacrificarnos por los demás.

¨ El “espíritu del mundo” que hace de las demás personas meros objetos al servicio de los propios intereses.

Para promover la virtud de la caridad en casa

1. Ayudarnos a vivir la virtud de la benedicencia hablando de cosas positivas y no permitiendo la crítica bajo ninguna circunstancia. Si se llega a decir algo malo de una persona, obligarse a decir tres cosas buenas de ella.

2. Acostumbrarnos a ver por las necesidades de los demás fomentando y facilitando las actitudes de servicio. Buscar maneras de servir en familia participando activa y comprometidamente en actividades de participación social o evangelización a través de las misiones, visitas a familiares enfermos, apoyo a la comunidad, etc.

3. Dedicar en familia tiempo y bienes para obras de misericordia y ayuda material a los más necesitados: hacer una alcancía familiar, privarse en familia de alguna diversión y destinar ese dinero a ayudar a otros, etcétera

4. Evitar pleitos en casa, y si se dan, buscar que se disculpen y se perdonen el mismo día en que surjan. Fomentar que las dificultades se arreglen mediante el diálogo y el respeto.

5. Rezar en familia por las necesidades específicas de los demás.

6. Fomentar la alegría, que es fuente de caridad. Evitar insultos, gritos o malos modos al pedir las cosas. Cuidar los detalles de educación y amabilidad con todos los miembros de la familia o personas que vivan o trabajen con nosotros.

7. Animar a cada miembro de la familia a desarrollar al máximo sus talentos, pero siempre con la conciencia de que no debe hacerlo solamente por su bien personal, sino como una manera de vivir la caridad al poner estos dones al servicio de los demás.

8. Hacer ver y sentir a todos que se les acepta como son y que tienen muchas cualidades, nunca permitir comparaciones entre hermanos.

9. Recibir siempre con alegría a todos los que vienen a casa. Hacer que se sientan bien en ella.

10. Hacer como familia y con frecuencia un examen de conciencia para analizar cómo se vive la caridad y qué medios concretos se pueden poner para crecer en ella.

Para promover la virtud de la caridad en la escuela

1. Ayudarnos a vivir la virtud de la benedicencia hablando de cosas positivas y no permitiendo la crítica o la burla bajo ninguna circunstancia.

2. Acostumbrarnos a ver por las necesidades de los demás. Comprometernos activamente en las actividades de Participación social, colectas, misiones o evangelización que se lleven a cabo en el colegio.

3. Fomentar la generosidad entre compañeros, animándolos a compartir su tiempo, sus juegos, sus dulces, etcétera.

4. Promover que los niños aprendan a desprenderse de algo suyo, dulces, dinero, etc., y destinarlos a los más necesitados.

5. Evitar pleitos en el salón de clase, y si surgen, buscar que los oponentes se disculpen y se perdonen el mismo día en que se hayan generado. Fomentar que las dificultades se arreglen mediante el diálogo y el respeto.

6. Fomentar las visitas a la Eucaristía y rezar en grupo por las necesidades específicas de los demás.

7. Fomentar la alegría, que es fuente de caridad. Evitar a toda costa insultos, gritos o malos modos al pedir las cosas. Cuidar los detalles de educación y amabilidad con todas las personas que estudien o trabajen en la escuela.

8. Animar a cada alumno a desarrollar al máximo sus talentos, pero siempre con la conciencia de que no debe hacerlo solamente por su bien personal, sino como una manera de vivir la caridad al poner estos dones al servicio de los demás.

9. Recibir siempre con alegría a todos los que llegan al salón de clase, especialmente cuando hay un compañero nuevo. Hacer que se sientan bien en ella.

10. Fomentar la ayuda entre compañeros cuando no entiendan las lecciones.

Las mejores enseñanzas en esta gran virtud de la caridad nos las da Jesucristo en su Evangelio:

“Aquel mismo día, por la tarde, estaban reunidos los discípulos en una casa con las puertas bien cerradas, por miedo a los judíos. Jesús se presentó en medio de ellos y les dijo: La paz esté con ustedes.
Y les mostró las manos y el costado. Los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús les dijo de nuevo: La paz esté con ustedes.
Les doy un mandamiento nuevo: ámense los unos a los otros como yo los he amado, así también ámense los unos a los otros. Por el amor que se tengan los unos a los otros reconocerán todos que son discípulos míos.”

(Jn 13, 34-35)

“Aunque hablara las lenguas de los hombres y de los ángeles, si no tengo amor, soy como una campana que suena o platillo que retumba. Y aunque tuviera el don de hablar de parte de Dios y conociera todos los misterios y toda la ciencia; y aunque mi fe fuera tan grande como para trasladar montañas, si no tengo amor, nada soy. Y aunque repartiera todos mis bienes a los pobres y entregara mi cuerpo a las llamas, si no tengo amor, de nada me sirve.
El amor es paciente y bondadoso; no tiene envidia ni orgullo ni arrogancia. No es grosero ni egoísta, no se irrita ni es rencoroso; no se alegra de la injusticia, sino que encuentra su alegría en la verdad. Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.”
(1 Cor 13, 1-7)

“Cuando venga el Hijo del hombre en su gloria con todos sus ángeles, se sentará en su trono glorioso. Todas las naciones se reunirán delante de él, y él separará unos de otros, como el pastor separa las ovejas de los cabritos, y pondrá las ovejas a un lado y los cabritos al otro. Entonces el rey dirá a los de un lado: “Vengan, benditos de mi Padre, tomen posesión del reino preparado para ustedes desde la creación del mundo. Porque tuve hambre, y me dieron de comer; tuve sed, y me dieron de beber; era un extraño, y me hospedaron; estaba desnudo, y me vistieron; enfermo, y me visitaron; en la cárcel, y fueron a verme”. Entonces le responderán los justos: “Señor, ¿cuándo te vimos hambriento y te alimentamos; sediento y te dimos de beber? ¿Cuándo fuiste un extraño y te hospedamos, o estuviste desnudo y te vestimos? ¿Cuándo te vimos enfermo o en la cárcel y fuimos a verte?” Y el rey les responderá: “Les aseguro que cuando lo hicieron con uno de estos mis hermanos más pequeños, conmigo lo hicieron.”(Mt 26, 31-40)

“El hombre bueno saca el bien del buen tesoro de su corazón, y el malo de su mal corazón saca lo malo. Porque de la abundancia del corazón habla la boca.”
(Lc 6, 45).

“Dichosos los que construyen por la paz, porque serán llamados hijos de Dios.”
(Mt 5, 9).

Por: Irma Delgado | Fuente: Catholic.net

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