Son de oro

Columna olímpica

11.8.12

 México es el campeón olímpico de futbol. Después de décadas de sinsabores, el equipo tricolor no solo consiguió medalla sino que se trajo la de oro, venciendo con toda solvencia al favorito cuadro de Brasil, en el juego disputado en el mítico estadio de Wembley.

Con este, son cuatro los logros importantes de nuestro balompié a nivel internacional. El primero de ellos tuvo lugar en 1999, cuando la selección nacional se impuso a Brasil en el estadio Azteca, coronándose campeón de la Copa Confederaciones.

El segundo, tuvo como escenario el estadio Nacional de Lima, en el Perú, cuando la selección sub-17, dirigida por Jesús Ramírez, doblegó a su similar amazónica.

El tercero ocurrió apenas el año pasado, otra vez en el Azteca y los verdes doblaron a un durísimo cuadro charrúa para proclamarse, por segunda ocasión, monarcas universales en categoría de menores de 17 años.

Ahora, el destino los volvió a poner frente a la verde-amarelha que además, salió a la cancha con la etiqueta de favorito, pero un gol de esos llamados “de vestidor”, cuando aun no transcurría el minuto de juego, le fue poniendo cara a un encuentro que, no sin sobresaltos, se dominó de principio a fin.

Espero que usted haya disfrutado de esta victoria tanto como yo. Fíjese que en los tres grandes triunfos anteriores, que ya le he relatado, me tocó estar en el estadio como comentarista. Por supuesto que es emocionante pero uno no se puede distraer. Ahora fue diferente ya que lo gocé como el aficionado que soy y como el mexicano que vive en mí, llegando hasta las lágrimas a la hora de escuchar las gloriosas notas del Himno Nacional.

 Este triunfo no es fruto de la casualidad, de la suerte, un chiripazo o se ganó porque “ya tocaba”. La mayoría de estos muchachos concurrieron a la Copa América, siendo la única selección que tuvo que participar con juveniles. Luego ganaron los Juegos Panamericanos para participar también en el Mundial sub-20. En le gira previa a estos Juegos, se coronaron en Toulón, es decir, se trata de un grupo trabajado, homogéneo, mentalizado y que además, juega bien al futbol.

Los refuerzos también fueron bien escogidos y al final, dieron resultado. Un José de Jesús Corona asentado, sereno y sobrio. El aporte de la experiencia y liderazgo de Carlos Salcido y el orgullo de La Laguna, ese extraordinario definidor que se llama Oribe Peralta, quién recobró la forma en el momento en que más se le necesitaba.

Excelente también el manejo de las alineaciones, los cambios y en general, del grupo por Luís Fernando Tena. El “flaco” mostró sus grandes dotes de conciliador y guía de un grupo que siempre quiso más.

Gracias, muchachos, por regalarnos un día de fiesta que durará cuatro años. ¡Felicidades, México!


LA TRIVIA DE HOY: ¿Cuál era el gol más rápido en las finales olímpicas antes del de Peralta y quién lo anotó?

 

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