Educación sexual: Entrevistas

Conversando con Patricia Martínez Peroni, psicóloga argentina, profesora de Antropología de la Universidad Santa María de los Buenos Aires.

¿Podríamos afirmar que a la hora de educar a un niño el ambiente es neutro para formar su identidad sexual? ¿En que sentido y cómo influye el ambiente según los estudios realizados?

Patricia Martínez Peroni: Un niño/a es un ser humano íntegro, es decir una persona como tal, aunque en su nivel de desarrollo evolutivo se manifieste incompleto en su madurez personal.

Tiene cuerpo, a nivel, físico, biológico y psicológico, y tiene alma o vida, espiritual. Sus diferentes partes están unidas como ser vivo en su ser personal, con un yo no sólo psicológico, sino espiritual, capaz de tener conciencia moral. Conocemos la verdad y la distinguimos de la falsedad, queremos el bien y rechazamos el mal, y elegimos aquello que nos perfecciona según el fin de nuestra naturaleza humana, no, lo que contraría o destruye nuestra existencia como tal.

Por todo esto, la naturaleza humana, diferenciada heterosexualmente en el 98% de los casos, tiene una tendencia natural (según la naturaleza humana) a la complementariedad varón-mujer, que nos lleva a vivir unitivamente (amor conyugal) y gratuitamente (donación personal), alcanzando así en parte la felicidad.

Podemos libremente no actualizarla o ejercitarla mediante una vida sexual activa, no sólo en determinados momentos de la vida (infancia y ancianidad fundamentalmente), sino reservarla en su manifestación (continencia parcial o definitiva por ejemplo por una enfermedad, o por una opción libre que esté justificada, siendo el caso del celibato en la vida consagrada la forma visible de ésta última postura). Lo que en cambio no podemos ni debemos es contrariarla, pues en este caso ya se trataría de degradar o contrariar la naturaleza de la misma.

La manifestación como seres sexuados, es psicosexual, siendo la sexualidad misma, propia de seres libres (hechos a imagen y semejanza de todo un Dios) por tanto no determinada de modo instintivo e irreversible.

Así entendemos, que biológicamente el condicionante genético, endocrino y fisiológico pueda ser muy fuerte en el comportamiento tendencial de una persona, pero sabemos que a nivel psicológico, moral y espiritual, la indeterminación específica de la libertad nos hace únicos e irrepetibles, por tanto no forzados a realizar las pautas de conducta de modo uniforme ni condicionado de modo irreversible.

La sexualidad se modula por el ambiente, pues la herencia no es el único factor explicativo de la conducta humana.

Pensemos en una disfunción o anomalía como la Anorexia, un trastorno alimenticio con un marcado componente de trastorno nervioso. Dicha disfunción tiene una base de predisposición en la propia personalidad y su impronta psicológica es muy marcada, sin embargo, la influencia ambiental es decisiva muchas veces a la hora de desencadenar una epidemia de sujetos que padezcan dicha enfermedad, al punto que muchos psiquiatras la llegan a considerar una "enfermedad cultural" fundamentalmente.

Pues, análogamente y salvando las diferencias, la sexualidad y sus alteraciones o desórdenes pueden funcionar de modo parecido a nivel comportamental. A la base de la predisposición (aunque en el caso de la homosexualidad no existe gen gay, puede sí ocurrir una alteración hormonal que lleve a la indiferenciación o ambigüedad conductual), se modula y reafirma la conducta, bien sea en positivo (perfeccionando una tendencia), o bien en negativo (alterando el normal funcionamiento y generando una disfunción). Por lo cual cuando hablamos de homosexualidad podemos estar aludiendo a una predisposición orgánica no determinante en el ser humano, por ser libre y dueño de su ser, y, a una opción de pseudo-libertad equívoca, de una conducta adquirida a nivel ambiental, como es el caso de la cultura gay que constituye la personalidad del ser humano desde el inicio al fin de su vida.

Así pues, el ambiente no sólo reafirma, en positivo o negativo, sino que además es detonante de tendencias que podrían estar latentes indefinidamente si no encontraran un disparador externo, y, por último es decisivo a la hora de determinar en un temperamento el modelaje caracterial que es como una segunda piel en la vida de una persona.

En síntesis, no existe la neutralidad en educación, todo influjo reafirma lo heredado en positivo o en negativo, y así como imponer a las adolescentes el prototipo de niñas esqueléticas talla 36, es un influjo negativo que potencia un trastorno en aquellas que tengan una base caracterial más vulnerable…así, también una cultura gay, con una legislación positivista que llame matrimonio a la unión de dos hombres o dos mujeres, que sólo tienen en común la afectividad y la convivencia (no la unidad en la complementariedad, por tanto, la unidad y la fecundidad de la descendencia), sería reafirmar un desorden ambiental que modelaría la inmadurez psicosexual en negativo, según sea la cultura más permisiva o no con esta conducta.

Ha habido numerosos estudios sobre la influencia del papel de la madre y del padre a la hora de educar a un niño, sin embargo, en estos momentos se esta debatiendo la posibilidad de que un niño sea adoptado por una pareja de personas del mismo sexo. Eso significa que todos estos estudios anteriores han quedado ya invalidados o desfasados?

Patricia Martínez Peroni: Hemos acordado que la educación, por un lado saca lo mejor de sí que existe en el niño, por tanto el papel de la herencia es primordial a la hora de aportar nítidamente un potencial psicosexual definido, pero hemos adquirido conciencia del papel preponderante del ambiente a la hora de cuasi-determinar un comportamiento sexuado y diferenciado. La sexualidad es educable, puesto que no somos animales irracionales, privados de inteligencia, voluntad y libertad, ni determinados de modo irreversible a comportarnos compulsivamente según nuestra fisiología.

Dicho esto, los estudios realizados con parejas gays y de lesbianas, cuando han sido rigurosos metodológicamente y de nivel científico, han rastreado en el tiempo, a través de investigaciones longitudinales, más de 20 años a posteriori, la conducta medida, en este caso la identidad sexual o de género, como suelen llamarle hoy los lobbys interesados. El resultado obtenido, fundamentalmente en EEUU (me remito al Documento No es Igual, de la Asociación Hazte Oir.org en España), y otros cercanos, ha sido concluyente, a saber el mayor número de comportamiento homosexual por parte de los niños al llegar a la vida adulta, puesto que educados en la ambigüedad y el relativismo, mental y moral, la conducta ha sido la del grupo de pertenencia (lesbianas y gays) mayoritariamente. Así pues, no resulta neutro ni indiferente el ambiente.

No es lo mismo un matrimonio heterosexual, que una pareja de lesbianas o de gays, o un binomio de sadomasoquistas, como tampoco lo es convivir con unos pederastas para un niño indefenso. No cualquiera puede educar, ni cualquier ambiente es educativo, no basta exigir un derecho, ni profesar un afecto, sino ser legítimamente quienes deben educar, por exigencia de la naturaleza (padres biológicos) o por remedo de esta (padres adoptantes), pero siempre reafirmando en positivo la naturaleza humana, no desvirtuándola ni contrariandola, no sólo en la infecundidad biológica, sino psicológica y espiritual del propio egoísmo y autoerotismo infértil.

Sólo la Ideología y los Lobbys de presión social, pueden querer politizar la sexualidad, ya que al margen de la ciencia se intenta imponer dicha conducta a nivel cultural, no de modo natural puesto que no deviene de la naturaleza humana, más bien es su contranaturaleza en tanto es su perversión y contradicción, sino de manera artificial por pura presión ambiental, de corte político-social ( partidos políticos rehenes de los votos fruto de su demagogia muchas veces, y medios de comunicación social, voceros manipulativos del poder de facto).

Estudios en pro y en contra de la adopción de niños por parte de parejas homosexuales existen suficientes….aunque no todos son científicos ni rigurosos metodológicamente, por tanto se nos exige un plus de SENTIDO COMÚN y HUMILDAD para no querer ser como Dios, y re-inventar el orden de lo creado, experimentando con la autodestrucción de la identidad personal.

Una pareja de homosexuales y otra de heterosexuales ¿educarían la identidad del género del mismo modo? ¿Que diferencias importantes podríamos constatar?

Patricia Martínez Peroni: Por todo lo anteriormente dicho, una pareja de homosexuales no puede educar la identidad de género del mismo modo que una paeja heterosexual, desde el momento que no existe identidad sexual (homosexuales) sino alteración o trastorno, ni tampoco alteridad como lo hay en las otras parejas (heterosexuales), por existir en estas últimas complementariedad (física, biológica, psicológica y espiritual).

Lo accidental sería igual en lo aparente, así el ejercicio intelectual o la disciplina externamente, como la expresión de la afectividad, aunque es en este área ( los afectos ) dónde se detecta la alteración más exacerbada en la homosexualidad.

La homosexualidad suele ser considerada por algunos autores una Neurosis Psicosexual de índole Emocional.

Por tanto las diferencias las encontraríamos en tres niveles:

1- Carácter con cierta Labilidad Emocional, propio de unos padres/madres inestables y vulnerables emocionalmente hablando.

2-Egocentrismo excluyente del otro sexo como alter u otro distinto y complementario, y no es el caso de la viuda o la madre soltera que nos suelen objetar, ya que estas no reniegan del varón, sino que aceptan su ausencia y asumen en solitario la educación de los niños a cargo, mientras que los gays si son gays y las lesbianas si son lesbianas vituperan al sexo contrario y se obsesionan por el propio, de manera desequilibrada y alterada, al punto de renegar de sus cromosomas, de sus hormonas, de sus genitalidad y fisiología, y absolutizar su psiquismo y su confusión, pues anteponen su autoconstrucción sexual al margen de su propia realidad, alterando por tanto su identidad y desdoblando su orientación sexual que no responde más que a un psiquismo paralelo a su naturaleza personal.

3-Dualidad psicológica… "soy lo que construyo al margen de lo que existe en mí", por tanto la vivencia es la de estar en un cuerpo equivocado o en un cuerpo sobredimensionado ( donación y maternidad-paternidad ), cuando en realidad sólo interesa el nivel EMOCIONAL, la ORIENTACION del DESEO.

Por tanto, la sexualidad es un Misterio y una Realidad Integral, reducirla en lo biológico a la pura satisfacción genital y, en lo espiritual a la mera emocionalidad, es fragmentarla en un dualismo empobrecedor y suicida, ya que la frustración acabaría en INFELICIDAD.

Esos hijos no serían educados, sino deformados o malformados, pues se les NEGARÍA LA IDENTIDAD SEXUAL que su persona reclama.

¿La identidad sexual es un tema meramente cultural o más bien natural? ¿Está por encima de la moda del momento o depende de las circunstancias y del contexto cultural de una época determinada?

Patricia Martínez Peroni: La IDENTIDAD de GÉNERO es un constitutivo natural y no un añadido cultural.

Necesita de la cultura , de la educación y del entorno para reafirmar la herencia y aquello que es innato en el ser humano, que al nacer indigente y con tendencias y potencias que deben alcanzar su fin, se hacen aptas para ser moduladas o perfeccionadas por la sociedad, ya que somos naturalmente sociables, como decía Aristóteles, y el primer núcleo de madre y padre, constituye el hogar que pautará el acabamiento que el útero biológico no fue capaz de propiciar, por ser una realidad trascendente y espiritual el hombre albergado en el claustro materno.

Por tanto, sólo una pareja heterosexual (varón y mujer), unidos establemente en el tiempo y el espacio, harán apto el medio ( hogar de la familia ) para educar a los hijos en lo que son ( heterosexuales, niño/a ) en su identidad sexual.

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