Imitación de Cristo: Del agradecimiento por la gracia de Dios

1. ¿Para qué buscas descanso, pues naciste para el trabajo?

Ponte a paciencia, más que a consolación: y a llevar cruz, más que a tener alegría.

¿Qué hombre del mundo no tomaría de muy buena gana la consolación y alegría espiritual, si siempre la pudiese tener?

Porque las consolaciones espirituales exceden a todos los placeres del mundo, y a los deleites de la carne.

Porque todos los deleites del mundo, o son torpes o vanos; mas los deleites espirituales sólo son alegres y honestos; engendrados de las virtudes, e infundidos de Dios en los corazones limpios.

Mas no puede ninguno usar de continuo de estas consolaciones divinas como quiere; porque el tiempo de la tentación pocas veces cesa.

2. Muy contraria es a la soberana visitación la falsa libertad del alma, y la gran confianza de sí.

Bien hace Dios dando la gracia de la consolación, pero el hombre hace mal no atribuyéndolo todo a Dios, haciéndole gracias.

Y por esto no abundan en nosotros los dones de la gracia, porque somos ingratos al Hacedor, y no lo atribuimos todo a la fuente original.

Porque siempre se debe gracia al que dignamente es agradecido; y es quitado al soberbio lo que se suele dar al humilde.

3. No quiero consolación que me quite la compunción; ni deseo contemplación que me lleve en soberbia.

Pues no es santo todo lo alto; ni todo lo dulce bueno; ni todo deseo puro; ni todo lo que amamos agradable a Dios.

De grado acepto yo la gracia que me haga más humilde y temeroso, y me disponga más a renunciarme a mí.

El enseñado con el don de la gracia y avisado con el escarmiento de haberla perdido, no osará atribuirse a sí bien alguno; mas antes confesará ser pobre y desnudo.

Da a Dios lo que es de Dios, y atribuye a ti lo que es tuyo: esto es, da gracias a Dios por la gracia y sólo a ti atribuye la culpa, y conoce serte debida por la culpa dignamente la pena.

4. Ponte siempre en lo más bajo, y te se dará lo alto: porque no está lo muy alto sin lo más bajo. Los grandes Santos cerca de Dios, son pequeños cerca de sí; y cuanto más gloriosos, tanto en sí más humildes.

Los llenos de verdad y de gloria celestial, no son codiciosos de gloria vana.

Los que están fundados y confirmados en Dios, en ninguna manera pueden ser soberbios.

Y los que atribuyen a Dios todo cuando bien reciben, no buscan ser loados unos de otros: mas quieren la gloria que de sólo Dios viene, y codician que sea Dios glorificado sobre todos en Sí mismo, y en todos los Santos, y siempre tienen esto por fin.

5. Pues sé agradecido en lo poco, y serás digno de recibir cosas mayores.

Ten en muy mucho lo poco, y lo más despreciado por singular don.

Si miras a la dignidad del dador, ningún don te parecerá pequeño o vil.

Por cierto no es poco lo que el soberano Dios da.

Y aunque da penas y castigos, se lo debemos agradecer, que siempre es para nuestra salud todo lo que permite que nos venga.

El que desea guardar la gracia de Dios, agradézcale la gracia que le ha dado, y sufra con paciencia cuando le fuere quitada.

Haga oración continua, para que le sea tornada, y sea cauto y humilde, porque no la pierda.

Publicaciones relacionadas

7 comentarios

  1. Señor, que más quisiera que esté yo en Tí y Tú en mí; sin embargo y pese a mis deseos, con frecuencia el mundanal ruido me aparta de Tí y me alejo de Tu Amorosa protección.
    De corazón me arrepiento cuando me alejo de Tí y arrepentido regreso a Tí, para pronto volver a caer. Esta es mi lucha diaria y solo con tu ayuda podré salir adelante.
    Digo como Pedro cuando al caminar sobre el agua respondiendo a Tu llamado cuando empezó a hundirse: “Sálvame Señor”… y Jesús le respondió “Porqué dudaste hombre de poca fe?”…
    Hago para mí Tu respuesta y digo : “Creo… pero aumenta mi fe…”…
    Honor y gloria a Tí Señor Jesús…
    Amén…

  2. Señor, que más quisiera que esté yo en Tí y Tú en mí; sin embargo y pese a mis deseos, con frecuencia el mundanal ruido me aparta de Tí y me alejo de Tu Amorosa protección.
    De corazón me arrepiento cuando me alejo de Tí y arrepentido regreso a Tí, para pronto volver a caer. Esta es mi lucha diaria y solo con tu ayuda podré salir adelante.
    Digo como Pedro cuando al caminar sobre el agua respondiendo a Tu llamado cuando empezó a hundirse: “Sálvame Señor”… y Jesús le respondió “Porqué dudaste hombre de poca fe?”…
    Hago para mí Tu respuesta y digo : “Creo… pero aumenta mi fe…”…
    Honor y gloria a Tí Señor Jesús…
    Amén…

  3. Todo lo puedo en Aquel que me conforta… sin embargo, para que eso suceda, tengo que dejarlo entrar a mi corazón y a mi alma, para lo cual mi mente, voluntad y conciencia debe estar constantemente en comunicación con Él, alabándolo y bendiciéndolo por todo lo que me sucede, bueno o malo.

    De esta manera, gradualmente me iré abriendo a la Voz de su Espíritu, logrando constantemente estar en su gracia cada vez más.

    Por cierto, hoy hace 74 años tuve el enorme privilegio de recibir por primera vez la Sagrada Eucarístía en mi primera comunión… a lo largo de mi vida he podido constatar como Dios está en mí, en la medida en que yo lo consienta, y esto sucede a través de la constante oración y alabanza a Nuestro Señor, por sus dones y designios…
    Gloria a Dios…
    Amén…

  4. Señor… teniéndote en mí es el mayor don; se que no soy digno de tu presencia, mas todo se puede si así lo deseas.

    Aleja de mí las tentaciones que constantemente se me presentan y dale entrada así a Tu Gracia infinita; haz que en mis momentos de debilidad recupere mí conciencia de que soy obra de tus manos y como tal soy Templo de tu Divina Presencia.

    Quédate con nosotros y parte para nosotros el Pan… Amén

  5. Estáte, Señor, conmigo
    siempre, sin jamás partirte,
    y cuando decidas irte,
    llévame, Señor, contigo;
    porque el pensar que te irás
    me causa un terrible miedo
    de si yo sin ti me quedo,
    de si tú sin mí te vas……

    Gloria a Ti Señor…. Quédate con nosotros y parte para nosotr el pan…

  6. Concédeme la gracia de tener oídos atentos a Tu voz; no dejes que mi alma divague con los ruidos de este mundo; afina mi oído para oírte y escucharte en medio del mundanal ruido y así poder decir como Samuel: «Habla Señor, que tu siervo escucha»… Bendito seas… Alabado seas… Gloria a Ti Señor…

  7. Humildad… Qué difícil conseguirla; hagámonos el propósito de tenerla, tomando conciencia de ella, que lo demás vendrá por añadidura, Amén.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Botón volver arriba

Copyright © 2024 Encuentra by Juan Diego Network. Todos los derechos reservados.