Observar las Cosas: La araña, los chicos y Galileo

El capitán Brown se paseaba un día en el jardín de su casa todo meditabundo, pensando cómo hacer un puente sobre el río Tweed con la mayor economía posible. Cuando de repente se paró y observó una sutil telaraña que se extendía de un arbusto a otro, como si fuera un puente. "¡Ya está! "-exclamó entusiasmado. Y pensó para sí: "¿No podría hacer yo lo mismo con barras de hierro y cadenas un puente de semejante forma?" Puso manos a la obra. Se trazaron los planos. Empezaron las obras y al cabo de cierto tiempo se inauguró el primer puente colgante, sostenido por cadenas.

¿Cómo se descubrió el aparato que los médicos nos aplican al pecho y a la espalda para auscultarnos y que se llama estetoscopio? Lo descubrió un médico francés llamado René Laennec. Este médico francés paseaba un día por los jardines del Louvre. Junto a él había unos niños que jugaban al teléfono. Tenían un madero largo y aplicaba el oído uno de los chicos al extremo del madero y el otro amigo rozaba con la uña la madera en el extremo opuesto. El muchacho que aplicaba el oído a la madera sentía en la oreja un cosquilleo. Los chicos reían divertidos. René Laennec los observó atentamente un rato. Y de repente surgió en su mente una idea luminosa aplicable a la medicina con lo que había visto hacer a los muchachos.

Camino de su casa iba pensando: "Yo podría oír también el corazón de otra persona." El doctor Laennec llegó a su clínica, enrolló un cuaderno en forma de tubo y lo aplicó a una mujer enferma del corazón. Escuchó al extremo del tubo de papel y percibió sorprendido y emocionado el sonido del corazón. Desde entonces el famoso médico examinó con el cucurucho el pulmón de las personas enfermas hasta en lo más escondido de ellos. Así descubrió el doctor Laennec el estetoscopio para auscultar a las personas enfermas.

Cuando el famoso físico y astrónomo Galileo tenía dieciocho años, un día fue como siempre a la catedral de Pisa a los oficios divinos. Observó cómo el sacristán ponía aceite en la lámpara del sagrario, la cual estaba suspendida del techo con una cuerda. La lámpara quedó oscilando y Galileo observó atentamente su movimiento. El muchacho notó que las oscilaciones disminuían lentamente. Este fenómeno natural fue objeto de serias reflexiones durante bastante tiempo por parte de Galileo. De este modo, aquella inteligencia, unida al don de observación, descubrió la ley del isocronismo o del péndulo, que se aplica a regularizar la marcha de los relojes y además aplicable a los cálculos astronómicos.

Explicación Doctrinal:

Aprenderás mucho en la vida si te acostumbras a observar a las personas y a las cosas. Puedes penetrar en sus secretos. Incluso hacer valiosos descubrimientos. Por eso conviene observar y reflexionar. Si estás en el campo, o en el monte, a la orilla del mar, etc., y te fijas en aquel árbol, en aquella planta o en un pájaro, o vas en un tren y observas tal o cual cosa, aprenderás muchos detalles que no sabías.

Si llegas a una ciudad o a un pueblo completamente desconocido para ti y observas a sus gentes, cómo hablan, su estilo de vida, los temas de sus conversaciones, cuál es la esencia de su espíritu, es decir, si es un pueblo trabajador, o indolente, social o individualista, amable y servicial, o, por el contrario, es un pueblo egoísta, apático, etc., recogerás valiosas observaciones que tendrán mucha importancia para tu vida intelectual y social.

Norma de Conducta:

Observaré a las personas y a las cosas, pues es muy valioso.

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