La Creación del Mundo: El Reloj de la Catedral de Estrasburgo

Existía, y quizá siga existiendo, un maravilloso reloj astronómico en la catedral de Estrasburgo. Fue construido hace varios siglos. Señala los días, meses y años; las fases de la luna y el movimiento de los astros.

Su mecanismo hace funcionar unos muñecos que en determinados días y horas tocan unas campanas.

Es para admirar al técnico que construyó este reloj. ¡Qué paciencia e inteligencia tuvo que gastar en aquellos tiempos todavía atrasados! El reloj tiene un mecanismo complicado, con sus muelles, engranajes, cuerdas, ruedas dentadas, agujas, espirales, etc., y todo ello está perfectamente encajado, hecho con suma precisión. En este reloj se ve cómo brilla la inteligencia del ingeniero que lo construyó. ¡Sería una aberración el decir que el reloj se hizo solo porque no lo hemos visto construir. Por eso, Voltaire, después de haber contemplado una noche el cielo todo estrellado, decía: «Anoche meditaba; estaba absorto en la contemplación de la naturaleza. Admiraba la inmensidad, el correr de esos infinitos globos. Pero admiraba más aún la Inteligencia que preside ese Universo. Y este mimo Voltaire, en otra ocasión, señalando un reloj, dijo: «Afirmar que el Universo carece de un creador sería pensar que existe sin relojero un reloj». Y esto lo decía Voltaire, que era hombre impío y enemigo de la religión católica.

Y el gran hombre de ciencia Andrés María Ampere, físico y matemático francés, descubridor de la electrodinámica, al contemplar con su amigo Ozanam el cielo estrellado de una maravillosa noche, le decía: «Ozanam, amigo mío, hijo mío. ¡Qué grande es Dios!

Explicación Doctrinal:

El reloj gigantesco del universo, con sus estrellas, cometas, planetas y satélites, es realmente maravilloso. Y preguntamos: ¿Quién ha hecho el mundo? Dios lo ha hecho, con su Infinita Inteligencia y Poder. Existen miles de millones de estrellas sujetas a un movimiento cuya velocidad es de miles de kilómetros por hora. Y estos astros, con sus movimientos, no chocan, no se estorban unos a otros. ¿Por qué? Porque una Inteligencia Infinita, a la cual llamamos Dios, los guía y pone en orden y movimiento. ¿Tú has visto un reloj que se haga solo y él solo se ponga en movimiento? Para construirlo y ponerlo en movimiento se necesita la inteligencia de un relojero. Pues lo mismo sucede con los astros en el universo. No se pueden poner por sí mismos en movimiento y en un orden perfecto.

Tú sabes que el hombre construye con su inteligencia satélites artificiales y que los lanza al espacio y los ponen en órbita, dando vueltas alrededor de la tierra, a velocidades de miles de kilómetros por hora; y todo ello con orden y exactitud matemática. Pues bien, si tú ves varios satélites artificiales girando alrededor de la tierra y un individuo te dijera: «Esos satélites artificiales se han hecho solos y solos se han puesto en órbita y en movimiento», todos diremos que este hombre bromea. Los satélites artificiales los han hecho y los han puesto en movimiento la inteligencia del hombre. Pues bien, esas estrellas, planetas y satélites, que llevan enormes velocidades con un orden admirable, han tenido que ser creados y puestos en movimiento por una Inteligencia Infinita que llamamos Dios.

Norma de Conducta:

Al contemplar las maravillas del universo digamos con admiración: Los Cielos pregonan la gloria de Dios.

Buenas noches nos dé Dios.

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