El sueño de los niños… y de los padres

Los trastornos del sueño se traducen en horas insomnes para los padres que al otro día tienen que madrugar…

El recién nacido tiene un sueño fragmentado, es decir, no duerme durante largos períodos como lo hacen los adultos. Además necesita comer durante la noche, debido a que su estómago es tan pequeño que no alcanza a guardar suficiente alimento como para mantenerlo lleno durante cierto tiempo. Sin embargo, a partir de los 4 a 6 meses, la mayoría de los bebés son capaces de pasar la noche. Entonces, ¿por qué el propio no?

CREAR UNA RUTINA

Los pediatras que se han dedicado a estudiar el sueño están de acuerdo en que desde que un bebé tiene semanas se le debe ayudar a crear hábitos saludables de sueño:

– Al leer un cuento, cantarle una canción de cuna, o rezar con él, se le avisa al niño que el día se acabó, que dormir es algo bueno y que es la hora de hacerlo. En el caso de los bebés, una rutina consiste en cambiar el pañal, ponerle pijama, apagar la luz o bajar su intensidad, que diferencian el ir a dormir, de la siesta.

– En la noche, no deje que duerma en otro lugar que no sea su cuna o cama para que la asocie con dormir y se acostumbre a quedarse dormido solo.

– Según los expertos, se debe evitar que el niño asocie ciertos eventos al hecho de irse a dormir, que después no podrá recrear por sí mismo si se despierta en medio de la noche. Si, por ejemplo, un bebé se acostumbra a quedarse dormido tomando papá o en brazos, no va a parar de llorar si se despierta solo a las dos de la mañana.

¿QUÉ HACER CUANDO DESPIERTA?

Mantener el silencio y no prender mucha luz porque lo puede despertar aún más. No le hable, sólo emita sonidos que lo tranquilicen para que se dé cuenta que usted no está ahí para jugar con él. Siéntese cerca de la cuna por alrededor de 10 minutos y cálmelo, con un “shhhW” y un suave palmoteo en su espalda. Asegúrese que todo lo que va a necesitar esté a mano para que no tenga que pasearlo por la pieza mientras busca un pañal o el chupete.

Si se trata de un niño mayor de un año, también mantenga un ambiente tranquilo. Acompáñelo un poco, dele la mano, pero trate de hablar lo menos posible para no despertarlo más.

SISTEMAS DE AYUDA

Si su bebé de 5 a 6 meses sigue despertándose en medio de la noche, considere probar algunas de estas técnicas. Cada método tiene sus simpatizantes y detractores, pero alguno de ellos le puede ser de gran ayuda:

Dejarlo llorar o método Ferber:

El doctor Wchard Ferber, director del Centro de Pediatría de Trastornos del Sueño del Hospital de Niños de Boston, Estados Unidos, “inventó” ¿aunque generaciones completas de madres podrían disputarle el mérito del invento? este método, que básicamente consiste en dejar llorar, para que los bebés aprendan a quedarse dormidos solos en sus cunas. Propone pasar por varias etapas:

1. Ponga al niño en la cuna, dígale buenas noches y salga de la pieza. Si empieza a llorar, déjelo durante 5 minutos. Luego, entre en la habitación, cálmelo un poco, sin tomarlo en brazos y váyase. Sí vuelve a llorar, espere 10 minutos antes de volver a entrar, luego 15 minutos, hasta que se quede dormido. La idea de volver a entrar es asegurarle al niño que usted todavía existe y cerciorarse usted misma de que él está bien.

2. Repita el rítual ¿con los mismos intervalos de tiempo usados cuando lo acostó? cada vez que se despierte en la noche.

3. Cada noche que sigue sume unos 5 minutos adicionales al primer intervalo. Por ejemplo, la segunda noche empiece esperando 10 minutos antes de entrar a la pieza, luego espere 15 en la tercera.

Al cabo de tres a siete días, su niño aprenderá a quedarse dormido solo y sabe que si llora no va a lograr que sus padres lo tomen en brazos. Sin embargo, aunque llorar no tenga efectos posteriores en los niños, a muchos padres les parte el corazón tener que escucharlos y no resisten este método.

Reforzar los ritmos de sueño:

La idea de este método, creado por el doctor Marc Weissbluth, autor de “Saludables Hábitos de Dormir, Niños Felices” es no dejar que el bebé se canse porque la fatiga sería la raíz de los trastornos del sueño. Se debe anticipar que los niños van a tener sueño y acostarlos. El método funciona así:

1. Alrededor de los 4 meses, mantenga pequeños intervalos de tiempo en que el bebé está despierto; cada una o dos horas póngalo a dormir. Cuando sea mayor debe tener entre dos y tres siestas al día.

2. Nunca lo despierte cuando está durmiendo. La mayoría de los bebés (entre 5 y 12 meses) duermen dos o tres siestas de una o dos horas cada una. Según el doctor Weissbluth, el sueño no es algo lógico, sino biológico; mientras más duermen los niños durante el día, mejor van a dormir en la noche.

3. Los bebés deberían acostarse entre 6 y 8 p.m., dependiendo de su horario de siestas. El doctor Weissbluth asegura que a los niños que están despiertos hasta tarde, les cuesta mucho dormirse en la noche.

Este método, según su creador, asegura que los niños no tendrán problemas de falta de sueño. Sin embargo, no dejar que el bebé se canse de más y nunca despertarlo, puede ser más difícil de lo que suena.

UN CALENDARIO CON PREMIO

A partir de los 2 años, los niños pueden aprender que es importante que duerman toda la noche. Una técnica utilizada por algunos padres es un calendario de sueño. Los niños pegan una calcomanía en cada noche que durmieron de corrido. Cuando completan una fila de calcomanías reciben un premio. Se puede comenzar con una línea de tres noches, luego cuatro, cinco y así sucesivamente.

¿PUEDO DORMIR AQUÍ?

El porqué de los viajes de los niños a la cama de sus padres tiene sus causas, más allá de la simpleza de que “es muy mimado”. Un dato como botón de muestra: el ser humano es el único mamífero que adelanta conscientemente la fecha de separación de los hijos de su regazo, incluso antes de que ellos estén preparados para hacerlo. El alejamiento de la pieza materna es todo un hito en ese sentido; lo común es que entre los tres y los seis meses de edad el niño ya duerma solo o con sus hermanos. Para los padres es recuperar intimidad, para el afectado se trata de la primera gran separación a que es sometido.

Superado este trance, pueden venir otros más adelante, cuando el niño ya se vale por sí mismo y emigra por las noches a la cama materna. Entre los motivos para hacerlo, figura la llamada ansiedad de separación, que es una respuesta de desagrado frente al alejamiento de la madre. Suele aparecer a los ocho meses y va acrecentándose hasta llegar a su pick a los 18 meses, para ir decreciendo paulatinamente alrededor de los tres años. A los 4 ya debería aceptar el alejamiento esporádico de los padres, como en los primeros cumpleaños, el colegio y por supuesto en la noche.

TRASTORNOS POSIBLES

Entre los trastornos del sueño figuran las pesadillas, muy normales, por cierto, pero que cuando son frecuentes y reiterativas en el tema pueden traducir algún conflicto. Otro fenómeno es el terror nocturno, en que después de 90 minutos de sueño normal, el niño despierta traspirado y con signos físicos de miedo. No es algo grave y generalmente se pasa solo.

Se da también el insomnio infantil. Igual que un adulto, el niño no se puede dormir, se da vueltas en la cama y al cabo del tiempo se aburre y va donde los padres a pedir ayuda. Si esta situación es constante, así como el despertar precoz en la mañana, se debe consultar a un especialista. No porque revista gravedad, sino porque la medicina ha avanzado para el beneficio del hombre y puede ayudar en estos casos para que el niño no llegue a odiar la noche. El insomnio de vez en cuando, como producto de una sobreexcitación, es normal.

Una madre aprensiva, sobreprotectora o con una vinculación difícil con el niño, influirá en la capacidad del menor para dormir por su cuenta. Lo mismo ocurre con padres excesivamente ordenados y estrictos, cuyas reglas pueden chocar con un hijo de carácter más ansioso.

Si su hijo llega a su cama en medio de la noche, aunque usted esté muy cansado, tómelo en brazos sin hablarle y devuélvalo a su cama. Probablemente tendrá que repetirlo, durante varias noches, pero los expertos coinciden en que es la única forma de que no arraigue el hábito.

También se puede decir a los niños que pueden llegar a esa cama cuando sea de día. A veces hay que ser flexibles, frente a una criatura enferma o asustada, pero es importante que sean los progenitores los que decidan dónde duerme su hijo y no viceversa

¿CÓMO VIVIR CON FALTA DE SUEÑO?

– No espere a que los niños tengan un reloj biológico de lunes a viernes y otro distinto de sábado a domingo. Si salió hasta tarde la noche del viernes, no es culpa de los niños que se despierten temprano el sábado en la mañana.

– Si sabe que va a dormir mal y poco, trate de acostarse temprano. La mayoría de los niños están durmiendo a las 8:30 p.m., por lo que usted puede hacer lo mismo.

– Aproveche cualquier oportunidad en que pueda dormir. Según los expertos, la falta de sueño afecta la concentración y la capacidad de reacción; incluso los trastornos de los patrones de sueño alteran la inmunidad frente a enfermedades. Para superar el cansancio y maximizar la eficiencia del sueño, se recomienda dormir una siesta de 20 a 30 minutos. Los estudiosos del sueño afirman que siestas de más de 40 minutos sólo hacen que uno despierte más cansado.

– Utilice la técnica del camionero. Mientras un padre duerme, el otro trabaja. Las noches se deben compartir: es ineficaz que ninguno de los dos duerma. El que está despierto toma las decisiones; busca el biberón, le da el remedio, cambia el pañal y no despierta al otro.

– Si salió de noche con el bebé o con niños pequeños, no espere que lleguen derecho a acostarse. Probablemente estarán sobreexcitados y les costará mucho conciliar el sueño. Asuma que trasnocharon porque usted quiso salir.

– Por último, resígnese a que esto es una etapa. Alguna vez volverá a dormir de corrido y sólo se acordará de lo bien que se sintió cuando pudo calmar a sus hijos en medio de una pesadilla nocturna o de un ataque de fiebre.

La mayoría de los expertos sugiere lo síguiente 0 a 6 meses:

– 6 meses a 1 año: 14,5 hrs.

– 1 año a 2 años: 13,14 hrs,

– 2 años a 5 años: 11,13 hrs.

– 5 años a 8 años: 10,11 hrs.

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