6o. No cometerás actos impuros: el Rey David se apoderó de la esposa de Urías

El rey David se paseaba una tarde por la terraza del palacio real y vio desde allí a una mujer muy bella. Preguntó el rey quien era y uno de los servidores le dijo: «Es Betsabé, hija de Eliam, esposa de Urías el jeteo.» David faltando al sexto mandamiento, envió gentes en busca suya y se apoderó de aquella mujer que no era suya. Luego pecó con ella, cometiendo pecado de impureza y adulterio.

Entonces David, como había faltado al honor de Urías, maquinó algo horrible contra él. Como estaba en guerra, escribió una carta a Joad diciéndole: «Poned a Urías en el punto donde más dura sea la lucha y cuando arrecie el combate retiraos y dejadle solo para que caiga muerto.» Joad, que asediaba la ciudad, puso a Urías en el sitio donde sabía que estaban los más valerosos defensores. Los de la ciudad hicieron una salida contra Joad y cayeron muchos, servidores de David y entre ellos murió Urías.

El mal que había hecho David contra Urías y su esposa fue desagradable a los ojos de Dios. Pero el Señor tuvo misericordia de David.

De parte de Dios fue el profeta Natán donde el rey David para anunciarle lo mucho que le había ofendido. Natán dijo al rey: «Juzga este caso: Había en una ciudad dos hombres, el uno rico y el otro pobre. El rico tenía muchas ovejas y muchas vacas y el pobre no tenía más que una sola ovejuela, que él había comprado y criado, con él y con sus hijos había crecido juntamente, comiendo de su pan y bebiendo de su vaso y durmiendo en su seno, y era para él como una hija. Llegó un viajero a casa del rico, y éste, no queriendo tocar a su ovejas ni a sus bueyes para dar de comer al viajero que a su casa llegó, tomó la ovejuela del pobre y se la aderezó al huésped.» Encendido David fuertemente en cólera contra aquel hombre, dijo a Natán: «¡Vive Yavé que el que tal hizo es digno de muerte y que ha de pagar la oveja con siete tantos encima por haber hecho tal cosa, obrando sin piedad.» Natán dijo entonces a David: ¡Tú eres ese hombre¡ He aquí lo que dice Yavé, Dios de Israel: Yo te ungí rey de Israel y te libré de las manos de Saúl. Yo te he dado la casa de tu señor, y la casa de Israel y Judá. ¿Cómo, pues, menospreciando a Yavé, has hecho lo que es malo a sus ojos? Has herido a espada a Urías, jeteo; tomaste por mujer a su mujer, y a él le mataste con la espada de los hijos de Ammon. Por eso no se apartará ya de tu casa la espada, por haberme menospreciado tomando por mujer a la mujer de Urías, jeteo. Así dice Yavé: Yo haré surgir el mal contra ti de tu misma casa.» David dijo a Natán: «He pecado contra Yavé.» Y Natán dijo a David: "Yave te ha perdonado tu pecado. No morirás.»

Natán abandonó el palacio del rey. Y más tarde Dios castigó a David. El rey oró y ayunó ante el Señor pasando las noches acostado en tierra.

Explicación Doctrinal:

El sexto mandamiento de la Ley de Dios dice: «No cometerás actos impuros.» El cuerpo del hombre y el cuerpo de la mujer los ha creado Dios. Luego el cuerpo humano es bueno y santo. Y, por tanto, las partes genitales son buenas y nobles. (Explicar a los chicos y a las chicas, con cierto tacto y brevedad, las partes genitales.) Por eso hemos de tener respeto y delicadeza a nuestro cuerpo y al cuerpo de los demás. Jamás haremos chacota y risa del cuerpo humano. Por eso, todo tocamiento en los órganos genitales realizado con malicia es pecado venial o mortal, depende del grado de malicia que se tenga. En cambio, tocarse por necesidad, como realizar la limpieza del cuerpo, etc., no es pecado alguno, sino todo lo contrario. El sentimiento del pudor nos lleva a cubrir el cuerpo. Los chicos deben respetar el honor de las chica y las chicas tengan respeto a la dignidad de los chicos.

El matrimonio, establecido por Dios, es la unión de un hombre y de una mujer para criar hijos para el Cielo. Pecan, por tanto, contra el sexto mandamiento, todo hombre o mujer, chico o chica que quieran vivir como si fueran matrimonio sin estar casados. Cometen pecado de impureza. Como también comete pecado grave de adulterio el casado que abandona sus deberes de amor y cariño a su esposa y se va con otra mujer, o la esposa que abandona a su marido y se va con otro hombre. Y lo más horrible de este pecado es que a veces abandona el cónyuge a su consorte y a sus hijos, quedando una familia destrozada. Dios quiere que el marido viva fielmente con su mujer y la esposa con su marido. Y los dos juntos vivan en amor y cariño con sus hijos.

Hemos de tener cuidado en la mirada y apartarla de aquello que es inmoral.

Para vencer las tentaciones contra la pureza lo mejor es recibir a Cristo en la Comunión. Jesucristo fortalecerá nuestras almas para mantenemos puros. La consagración a nuestra Madre la Virgen María es ayuda eficacísima para vivir con pureza y santidad de vida.

Norma de Conducta:

Me comportaré con las chicas (y las chicas con los chicos) con respeto, educación y alegría.

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