Meditación sobre la 1ª lectura: Isaías 49, 1-6

-Oídme, islas lejanas; atended, pueblos apartados.

En una época en la que cada pueblo vivía, más que hoy, encerrado en sí mismo, porque se tenían menos noticias y menos medios de comunicación… esas llamadas al universalismo son sorprendentes.

El mismo Jesús no salió del pequeño círculo de Palestina y países limítrofes, sin embargo se sabía enviado al mundo entero. Se dirigía a ese mundo entero: «oídme, islas lejanas… atended, pueblos apartados…»

¿Es mi corazón universal? ¿misionero? Como Jesús, como San Pablo, ¿tengo ansias de que el evangelio sea anunciado a los que no lo conocen? «¡Desgraciado de mí, si no evangelizo!» (1 Corintios 9, 16) ¿Qué hago para ello?

-Desde el seno materno, el Señor me llamó. Desde las entrañas de mi madre, pronunció mi nombre.

Gratuidad total de la llamada y del amor de Dios.

Ningún mérito por parte de este servidor.

Es un «don» recibido, sin que él interviniera; ha sido amado antes de haber sido capaz de contestar.

¡Dios es el primero en amar! «En esto consiste su amor: no hemos amado nosotros a Dios, es El quien nos ha amado» (/Jn/04/07)

Experiencia humana, sobre la que hay que pararse un instante. Pensar en el amor de mi madre, de mi padre. Ser «hijo», es precisamente estar bajo el efluvio de un amor, antes de poder corresponderle: el amor paterno y materno precede y suscita el nuestro.

-Hizo de mi boca una espada afilada, me protegió en la sombra de su mano, hizo de mí una flecha aguda, en su carcaj me guardó. Me dijo: «Tú eres mi siervo».

Ser un perfecto instrumento para Dios. Estás a disposición de Dios. Siempre dispuesto a servirle.

Señor, a ejemplo de Jesús, aumenta mi disponibilidad.

-Pues yo decía: «Me he fatigado por nada; en vano e inútilmente he gastado mis fuerzas…»

Traicionado, abandonado, renegado… Jesús pudo tener tales pensamientos.

Pensamientos de profundo desaliento. La impresión de que «no se está haciendo nada», que se pierde el tiempo trabajando en la obra de Dios, que se gastan «inútilmente» las propias fuerzas.

Tan sólo los «abandonados» pueden adivinar hasta dónde llegó la derelicción, el desamparo de Jesús.

Los que no tienen a nadie, los que están desalentados, ¿pueden contar un poco conmigo? Y Jesús, ¿puede contar un poco conmigo?

-Y sin embargo, mi derecho subsistía a los ojos del Señor, mi recompensa está en mi Dios.

Sí, yo era apreciado a los ojos del Señor: Mi Dios es mi fortaleza.

En el fondo de mi desaliento, en lo más profundo de la tentación de la nada, esa fue la «reacción» de Jesús. La contemplo detenidamente. Trato de imitarlo.

-Poco es que seas mi siervo, en orden a levantar las tribus de Israel… Haré de ti la luz de las naciones para que mi salvación alcance hasta los confines de la tierra.

Dinamismo misionero. Limitarse a lo del propio grupito, a su clan… es muy poco.

;Presentemos nuestros corazones abiertos al soplo de Dios! ¡Universal! Jesús, al morir, era consciente de esta necesidad. Un corazón grande como el mundo.

NOEL QUESSON

PALABRA DE DIOS PARA CADA DIA 3

PRIMERAS LECTURAS PARA ADVIENTO – NAVIDAD

CUARESMA Y TIEMPO PASCUAL

EDIT. CLARET/BARCELONA 1983. Pág. 164 s.

www.mercaba.org

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