Sobre protección de los niños, un compromiso renovado

La semana pasada estuve en Baltimore para participar en la asamblea anual de primavera de la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos.

Fue una reunión importante y los cuatro días que pasamos juntos estuvieron dedicados casi por completo al asunto de cómo nosotros, como obispos, deberíamos cumplir con nuestra responsabilidad en el manejo de las denuncias de abuso sexual del clero contra menores.

El flagelo del abuso dentro de la Iglesia sigue siendo la prioridad más urgente de los obispos.

Aquí, en Los Ángeles y en todo el país, la Iglesia ha hecho enormes progresos en estas áreas, quizá mucho más que cualquier otra organización o institución de Estados Unidos.

Tan solo en el último año, la Iglesia capacitó en todo el país a casi 4 millones de niños y a 2.6 millones de adultos, además de realizar verificaciones de antecedentes con respecto a los empleados de la Iglesia.

Las diócesis de la nación tienen oficinas para recibir denuncias de abusos y para garantizar que las víctimas-sobrevivientes sean tratadas con dignidad y compasión y reciban la asistencia y los recursos que necesitan para encontrar la sanación.

El trabajo de prevención de abusos por parte de la Iglesia, aunque está bajo la dirección de los obispos, es llevado a cabo principalmente por equipos de laicos, en todos los niveles. Gracias a su competencia y dedicación, es extremadamente raro en la actualidad que haya nuevos casos de abuso de menores por parte de sacerdotes.

La auditoría anual independiente más reciente, que abarca el período 2017-2018, encontró que hubo tres denuncias fundamentadas de abuso por parte de sacerdotes hacia menores actuales en todo el país. Todas las denuncias, ya sea confirmadas o no, se informaron a la policía.

Aquí, en la Arquidiócesis de Los Ángeles, como ya les he informado, ha habido dos casos comprobados de conducta inapropiada por parte de los sacerdotes de la Arquidiócesis en los últimos 10 años.

Es importante tener presentes estos números porque la cuestión del abuso por parte de los sacerdotes aparece casi a diario en las noticias.

Gran parte de lo que se está reportando se refiere a abusos cometidos hace muchos años. Por ejemplo, en la auditoría nacional más reciente, la mayor parte de las 1,455 acusaciones de abuso contra el clero de las cuales se informó en 2017-2018 ocurrieron hace como 10 o 14 años.

La antigüedad de un reclamo no lo hace menos grave, como tampoco hace que sean menos serias las heridas que ha infligido. Pero tenemos que mantener esto en perspectiva conforme seguimos aprendiendo las lecciones del pasado y continuamos trabajando para prevenir abusos en el futuro.

En lo personal, asumo mi responsabilidad de proteger seriamente a los niños. Considero que hasta un solo incidente ya es demasiado.

Seguimos trabajando diligentemente para proteger a los niños y para reportar las denuncias y retirar del ministerio a los perpetradores. Desde 2002, la Arquidiócesis de Los Ángeles ha entrenado a más de 329,000 adultos, y cada año educa a más de 165,000 niños para la prevención de abusos y para hacer las denuncias pertinentes. Además, se han tomado las huellas digitales de más de 168,000 adultos, a quienes también se les realizó una verificación de antecedentes.

Los animo a que revisen todos nuestros protocolos y programas de prevención de abusos en nuestro sitio web: protect.la-archdiocese.org. Y si, en cualquier caso, ya sea usted o alguien que usted conoce ha sido víctima de abuso por parte de cualquiera que tenga que ver con la Iglesia de Los Ángeles, lo exhorto a que reporte esto de inmediato a la policía y a que se comunique con nuestra oficina de Asistencia a las Víctimas al 800-355-2545.

El Papa Francisco nos ha dado nuevas normas universales para la Iglesia en nuestra labor de combatir los abusos. Esto surgió como consecuencia de una reunión a la cual el Santo Padre convocó en febrero a los obispos, procedentes de todas las diócesis.

Nuestro trabajo en Baltimore consistió, en parte, en adaptar y promulgar estas nuevas normas universales para los Estados Unidos y en continuar con el trabajo que ya habíamos comenzado, con miras a aumentar la responsabilidad y efectividad de nuestros esfuerzos en lo que se refiere a la prevención de abusos.

Emitimos una declaración breve y sincera, en la que expresamos nuestra contrición por los abusos pasados y a la vez renovamos nuestro compromiso por cumplir con nuestra responsabilidad moral como obispos.

Además, emitimos nuestro voto con respecto a tres iniciativas importantes que pretendemos llevar a cabo con la necesaria asistencia de los líderes laicos a nivel nacional y local: establecer un sistema de informes de terceros a nivel nacional para recibir quejas sobre abusos o conductas inapropiadas contra obispos; establecer protocolos para imponer limitaciones a los obispos destituidos de su cargo por razones graves; y establecer un protocolo para implementar las nuevas normas del Papa Francisco sobre la manera en la que los arzobispos metropolitanos deben investigar las denuncias contra los obispos.

Estas son medidas buenas e importantes y yo le pido a Dios que nos ayuden a sanar a todos aquellos que han sido heridos y a restaurar la confianza que se ha perdido.

Oren por mí esta semana, y yo oraré por ustedes. Y sigamos orando por las víctimas-sobrevivientes de abuso y por todos aquellos miembros de la Iglesia que están trabajando para prevenir futuros abusos.

Que nuestra Santísima Madre María nos impulse a todos a continuar la conversión de nuestros corazones para que podamos crecer en santidad y en nuestro servicio del Evangelio. VN

Excelentísimo Señor José H. Gómez
Arzobispo de Los Ángeles

21 de Junio de 2019

Los escritos, homilías y discursos del arzobispo se pueden encontrar en ArchbishopGomez.com


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El obispo José H. Gomez es actualmente Arzobispo de Los Ángeles, California, la comunidad católica más grande en USA. Es también Vicepresidente de la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos y forma parte de la Comisión Pontificia para América Latina.

En su ministerio, el Arzobispo José Gómez anima a la gente a seguir a Jesucristo con alegría y sencillez de vida, buscando servir a Dios y a sus vecinos en sus actividades diarias ordinarias.

Ha desempeñado un papel decisivo en la promoción del liderazgo de los hispanos y las mujeres en la Iglesia y en la sociedad estadounidense. Es miembro fundador de la Asociación Católica de Líderes Latinos y de ENDOW (Educación sobre la Naturaleza y la Dignidad de las Mujeres).

Durante más de una década, el Arzobispo Gómez ha sido una voz clara sobre cuestiones morales y espirituales en la vida pública y la cultura estadounidense. Ha desempeñado un papel principal en los esfuerzos de la Iglesia Católica para promover la reforma migratoria y es autor, entre otros libros, del titulado: Inmigración y la próxima América: renovando el alma de nuestra nación.

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