El entrenamiento del alma

¿Conociste a Jesús? ¿Tienes muchos años caminando con Él, tratando de imitarlo? ¿Te ha pasado que haces mucha oración, frecuentas los sacramentos, piensas que te estás haciendo santo /a y zas de repente haces algo que dice todo lo contrario de ese camino por el que tienes años de andar? ¿Te pasa lo de San Pablo y haces lo que no quieres hasta el punto de dar mal testimonio de ese largo caminar?

No sé si te ha ocurrido. Pero la experiencia es confusa, dolorosa y también transformadora si la vives con humildad y el corazón en carne viva. Seguir a Jesús ciertamente no es fácil. Imitarlo es todo un reto, perseverar en su senda de purificación quizá es todavía más difícil, sin embargo esta es la experiencia de vida para la que tú y yo hemos sido creados. Si. Duele en la carne y las entrañas imitar a Jesús. Duele porque somos orgullosos y la propuesta de Jesús es todo lo contrario, se basa en la humildad y la confianza.

Él es la novedad, el varón de dolores, la humildad que los hombres caminantes de la tierra no comprendemos. Por eso, nunca deberás creer que tu oración va a liberarte de caídas y pruebas y que aunque vivas un sufrimiento intenso por cualquiera que sea la situación de tu vida, estarás libre de experiencias que calan hondo el alma y que ponen a prueba la verdadera intención de tu corazón.

Deberás empezar a aprender que la experiencia de Dios es única e irrepetible para cada uno y que aunque tú pienses que eres quizá santo o que te vas asemejando a Cristo, habrá muchos que te verán y no lo creerán. Habrá muchos a los que les seguirás fallando y a mi pobre parecer, esto es porque Él te ha elegido y quiere enseñarte a que comprendas que si eres quien has llegado a ser es porque simplemente te ama y te da Su Gracia. Te la da para que puedas ser verdadero discípulo y talvez algún día apóstol.

Aunque no lo comprendas y te duela mucho, Dios está dándote la forma, y el carácter con el que te necesita para la misión que vas a emprender.

“Déjate conducir”. Alguien me lo decía hace muy poco. Esas palabras resonaron con fuerza y pude mirar algo que nunca antes había podido ver. El propio emprendimiento de mi alma. Quizá de tu alma.

Posiblemente siempre será un emprender y quizá solo podrás tener esa anhelada experiencia de extender las alas solo hasta que Dios te llame a su presencia. Mientras tanto, dale gracias por la escuela de la prueba, del ardor del dolor, del llamamiento a la humildad y cree, cree que todo lo que te pasa es su voluntad por ese amor que te tiene.

Que la Virgen María te preste sus alas para este inolvidable viaje del alma.

FIRMASHEILA

Sheila Morataya
Austin, TX
sheilamorataya.co

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