Parejas que trabajan unidas son familias que permanecen unidas

El Matrimonio hace trascendente la vocación

La familia es la célula de la sociedad, es la primera comunidad formada por un hombre y una mujer unidos en matrimonio, en donde como fruto de su amor, procrean nuestras vidas.

La persona humana ha sido creada por amor y para el amor y es en el matrimonio y en la familia donde se hace vida esta hermosa y trascendente vocación.

El matrimonio es para toda la vida; es la unión de uno con una, de manera exclusiva para siempre. Este hombre y esta mujer llegan al altar con una gran emoción, se casan llenos de ilusiones y sueños, pero no siempre con la preparación necesaria y la madurez afectiva que se requiere para vivir en matrimonio y formar una familia. La mayoría carecen de un proyecto de vida familiar y esto, aunado a una deficiente comunicación y una falta de convivencia entre ellos de manera creativa, que, con el paso del tiempo, causan distancias, abismos y heridas profundísimas y graves entre la pareja, tan terribles como la infidelidad, que pueden terminar en una ruptura matrimonial.

Una vida caótica en lo profundo, llena de sufrimiento, lágrimas, faltas de respeto, largos silencios y desesperación, es la existencia para las parejas que por un sin fin de razones no supieron o no saben qué hacer ante las tantas heridas acumuladas en la historia matrimonial.

La biografía de la pareja y de la familia se escribe con lágrimas de sangre en muchas ocasiones, lágrimas y dolor que se esconden para “funcionar” y no romper con la familia entera. Pero la mayoría de las parejas que viven de este modo, sólo sobreviven, rotos por dentro y enfrentan la realidad terrible del desamor en lo cotidiano, nada de lo que hubiesen querido el día que se dijeron mutuamente ante Dios: Sí, acepto y que si no se hace nada al respecto terminará en una dolorosísima ruptura matrimonial.

10 Tips para que las familias permanezcan unidas

1. Madurez afectiva

Cada persona es única e irrepetible, cada uno es una historia viva, un ser cuya personalidad se ha definido por cuestiones genéticas, ambientales y decisiones personales, que le hacen ser del modo en el cual es. La madurez se alcanza con un fuerte trabajo interno, con un profundo autoconocimiento y aceptación de quién se es y un reconocimiento de la propia naturaleza imperfecta que requiere de esfuerzo continuo para ser lo mejor que puede llegar a ser cada día. Es una lucha continua por conquistarse a sí mismo y ser dueño de sí. Según el psiquiatra Aquilino Polaino-Lorente, la madurez personal es uno de los rasgos psicológicos que más pueden influir en las relaciones humanas, y con más razón aún en la relación matrimonial.

Aspectos como libertad y dependencia, confianza y temor, comunicación e incomunicación tienen mucho que ver con esa madurez.

El trabajo hacia la madurez personal, retomando algunas ideas ahora del Dr. Rojas, son: Conocerse a sí mismo, tener buen equilibrio entre cabeza y corazón: Educando los afectos y las emociones, ser capaz de superar y digerir las heridas del pasado, tener un proyecto de vida coherente y realista, cultivar una voluntad fuerte, sólida, dominarse a sí mismo, haber crecido con modelos de identidad coherentes, positivos, buena capacidad para la convivencia entendida como tolerancia y respeto del otro, tener un sentido de vida y cuidar de la salud física, mental y espiritual.

Si cada miembro de la pareja trabaja en sí mismo, tendrá mucho para ofrecer al otro y caminarán por un sendero de conocimiento mutuo, aceptación y superación de sí mismos en un ser matrimonial.

2. Construcción de un proyecto de vida familiar

El ritmo acelerado impide detenerse a revisar nuestra vida: Prioridades, el orden de nuestros amores, la inversión de nuestro tiempo, la situación del trabajo… Las parejas carecen de un proyecto donde planeen la formación de la familia, que es el proyecto más importante y aunque no se cumpla en su totalidad, esta planeación da la seguridad de tener una dirección hacia dónde ir.

Es preciso que cada uno en la pareja asuma su propia identidad, revisando quién es, qué espera, en quién cree, busque asumir su vida e historia, aceptar con amor quien es, agradecer y reconciliarse consigo mismo y combatir los propios defectos de carácter.

El proyecto de vida familiar inicia definiendo a la propia familia, con una misión y una visión sobre ésta, determinando los valores que se pretende que rijan la conducta propia, de la pareja y de la familia y definir objetivos claros de los cuales se desprendan acciones concretas a nivel personal, matrimonial, hacia los hijos y familiar.

El plan de vida integral debe contemplar las siguientes dimensiones: Personal, físico, espiritual, social, familiar, conyugal, profesional, financiero, entre otras.

Es preciso revisar en qué invierte tiempo cada uno, la comunicación de los esposos, cómo es la toma de decisiones, la vivencia de roles, si el tiempo en familia es suficiente y de calidad, listar problemas que aquejan a cada uno y a la familia y construir el proyecto de vida, que, finalmente es hablar de aquello a lo que la pareja y la familia aspira, anhela, nos habla de la búsqueda de plenitud y felicidad que da sentido a la vida.

3. Buena comunicación familiar

La comunicación es una meta- función que permite el desarrollo de otras competencias como el desarrollo de la afectividad, de la autoestima, de la espiritualidad saludable, del sentido de pertenencia, de los recursos positivos, de los límites firmes, del desarrollo del autocontrol, etc..

Debe la pareja estar siempre disponible el uno para el otro y ambos hacia los hijos, es decir, que cada miembro de la familia sepa y sienta que es importante, que lo que piensa, siente, vive es tomado en cuenta. Cada uno debe sentirse escuchado, entendido y “sentido”.

Una buena comunicación consiste en una escucha activa, prestando atención, una aceptación incondicional de los sentimientos y la validación de la persona siempre, aunque reprobemos algunas conductas. Es un ejercicio en el que se ocupa la voluntad de atender al otro. Las posturas, los gestos, la mirada, el asentir, no interrumpir son claves al momento de escuchar. En el momento de hablar, es preciso retroalimentar al otro, haciéndolo con un tono adecuado, con respeto, sin juicios a la persona.

4. Empatía matrimonial y familiar

La empatía es ponerse en el lugar del otro, dicen por ahí “Ponerse en sus zapatos”, en realidad es desde mis zapatos hacer un esfuerzo personal, virtuoso por escuchar, no juzgar y comprender el mundo interno y externo del otro. Es validar a la pareja, a los hijos, validarse a uno mismo, en lo que cada uno piensa, siente, decide. Es una demostración del amor verdadero, porque es aceptar al otro y amarle incondicionalmente y hacérselo saber con nuestras palabras, gestos y actitudes.

La empatía mejora la comunicación incrementando el contenido de los mensajes, favorece la autoestima, disminuye la contaminación emocional y mejora la calidad de las relaciones humanas.

5. Convivir de manera creativa

La idea es conectarse, hoy más que nunca las personas estamos sufriendo de una terrible desconexión, una despersonalización de las relaciones humanas; la prisa, el trabajo, los múltiples compromisos, las distancias que nos impiden estar en casa compartiendo tiempo con los seres queridos, con la familia, la pareja, los hijos. El poco tiempo que están todos en un mismo sitio físicamente están frente a alguna pantalla ya sea televisión, videojuego, tablet, ipad, iphone, implicados en su totalidad en lo que ésta ofrece… Cada uno en su propia pantalla, sin compartir, sin comentar, sin relacionarse en lo más mínimo… Las redes sociales parecen serlo todo y lo más importante ahora, el número de “Likes”, etc.. La hora de la comida ya no es la misma para todos ya no existe aquello de comer en familia y menos las “Sobremesas” aquellos momentos después de recibir los alimentos en familia para comentar, reír y saborear un rico café o dulce.

Convivir es pasar suficiente cantidad de tiempo y calidad del mismo con la pareja, los hijos, la familia completa, es buscar al otro, es implicarse voluntariamente y darse, darle al ser amado lo que necesite, cuando y como lo necesite. Hablar, reír, jugar, pasar tiempo caminando, comiendo, estudiando, leyendo… La idea es que sean unidos, que tengan conexiones únicas y eso solo se logra conviviendo para que sean de verdad una pareja, una familia; se conozcan y crezcan cada día en amor.

6. La infidelidad, traición que se puede prevenir y en su caso, luchar por superar

La infidelidad es la violación del pacto de exclusividad de la pareja en el matrimonio, es la falta de fidelidad, lealtad, veracidad.

Se previene teniendo una cuenta emocional en la pareja de parte de ambos, es decir, invertir en cariño, aceptación, elogios, reconocimientos, no guardar secretos, poner límites en relaciones de amistad y laborales, tener detalles, cultivar la relación dedicándole tiempo y desterrar la negatividad, la indiferencia, las faltas de respeto, las críticas y el desprecio; aunque es preciso aclarar, que pase lo que pase, sea como sea la relación, la infidelidad es una decisión personal y quien la comete debe asumir la total responsabilidad del acto.

El efecto de descubrirla es traumático pues amenaza los supuestos básicos de seguridad y confianza en una relación.

Para superar una infidelidad, es necesario ser consciente de que no se empieza a curar hasta que la seguridad se reestablece por completo, para lo cual es preciso un trabajo arduo por parte de la pareja a través de un proceso terapéutico en donde el profesional hace una evaluación pretratamiento y establece las condiciones para iniciarlo. El tratamiento Gottman recomienda tres fases: Expiación, sincronización y construcción del apego.

7. Sanar heridas y perdonar evita terminar en una ruptura matrimonial

Las heridas más dolorosas en la familia son las que atentan contra la alianza matrimonial, contra la persona a quien se decidió y se prometió amar. Cuando se fracasa en la satisfacción de necesidades básicas de aceptación, estima, afecto, reconocimiento y no se cuida a la otra persona, se lastiman deliberadamente a partir de la frustración consciente e inconsciente que daña mucho el alma de la pareja pues las ilusiones y las expectativas por formar un “Único nosotros” en su matrimonio no se cumplen, generando un dolor existencial tremendo.

Importante será ante las heridas, darse el tiempo de ver al otro, escucharle, comprenderle, reconocer, sentir el dolor y pedir perdón sincero por el daño cometido haya sido intencional o no. Es preciso enfrentar las situaciones en el momento, no sufrir heridas y dejarlas sin atender. Diane Sollee menciona que “El indicador número 1 de divorcio es el hábito de evitar el conflicto”. No se debe enterrar el dolor ni esperar a que el tiempo curará las heridas.

Es importante considerar que la naturaleza del daño y su efecto en la relación, dicta la manera en la que se tiene que manejar la herida para sanarla.

Perdonar es necesario para la persona herida y para quien hirió, es una decisión, es un acto de voluntad que libera porque nos hace mejores personas y porque reconocemos la imperfección personal y miseria humana en uno mismo y en el otro.

8. Compromiso y Confianza, pilares de una sana relación matrimonial y familiar

La confianza es un gran SI a la pregunta: “Estarás ahí para mí cuando… (Cuando me enferme, cuando me vaya mal en los negocios, cuando me vea viejo, etc..) Es decir, pase lo que pase; es una pregunta que nos remite al reconocimiento profundo del valor de nuestra existencia, al compromiso del amor incondicional de nuestro ser.

La confianza y el compromiso van de la mano para una relación sólida y sana; donde ambos se conocen y construyen los mapas del amor, cultivan la admiración y el cariño, se acercan considerando la perspectiva positiva del otro, aprenden a manejar los conflictos, luchan porque sus sueños se hagan realidad y crean un sentido de trascendencia. Todo esto se logra buscando la sintonía emocional con el otro, con empatía, conciencia, expresión y validación de los sentimientos propios, de la pareja y de los hijos.

9. Pareja que reza unida, permanece unida, sentido de vida

Es importante recordar que como personas somos la unidad de cuerpo y alma; por lo que somos también seres espirituales, las necesidades del ser deben ser atendidas con todo amor y las heridas causadas han de ser comprendidas finalmente como la triste consecuencia de nuestra imperfección y naturaleza caída; sin que ello atenúe la propia responsabilidad, ante cada herida habrá que reparar el daño con toda delicadeza.

Y, ante todo, debemos recordar que hemos sido creados por Amor y para el Amor y con nuestra alma buscar la fuente de Amor Infinito que es el mismo Dios para que con nuestra inteligencia descubramos la Verdad, con nuestros afectos apreciemos la Belleza y con nuestra voluntad realicemos el Bien elegido con nuestra libertad; y, a través de la oración continua, un dialogo profundo con Él, Quien es el Amor, la Verdad, la Belleza y el Bien Absoluto, se transforme nuestro corazón y sea cada vez más semejante al Suyo y podamos así descubrir mutuamente estas características en el otro y seamos portadores de las mismas para que juntos busquen trascender y llegar a amar como Él nos Ama; poniéndolo como centro a Él y haciéndole a la pareja fácil amarnos, siendo un camino para trascender en el Amor, logrando así encontrar el sentido más hermoso de la vida: Facilitarle al otro la salvación de su alma, siendo escuela de amor verdadero.

10. Pedir ayuda profesional cuanto antes.

Es preciso ser humilde y estar bien atento para que la persona y la pareja asistan en cuento se presente un asunto que no puedan resolver por sí mismos, a ayuda profesional. Teniendo en cuenta que no hace terapia quien tiene problemas, pues problemas los tiene todo el mundo, hace terapia quien quiere resolverlos.

Se puede perdonar, sanar, reconstruir siempre que haya la voluntad amorosa y decidida de hacerlo con las herramientas necesarias para lograrlo y sobre todo, se puede prevenir tanto daño, tanto dolor… Ante las primeras señales de que algo no anda bien, es preciso ser responsable y pedir ayuda profesional para evitar dolores mayores, heridas profundas, daños difíciles de superar.

Como afirma el Papa Emérito Benedicto XVI “El Amor se Aprende” y todos podemos aprender.

El Bien del otro y de la relación se convierten en el Bien personal, en un sentido de vida hermoso, pleno, generoso, por el cual vale la pena trabajar incansablemente, con la esperanza de lograr cada día la renovación de la entrega incondicional del “Sí, acepto”, mismo que verá sus frutos en la dicha de los hijos al ver, al saber y sentir que sus padres, a pesar de todo, buscan incansablemente el Amor Verdadero.

MTF Rosario Prieto
Psicología Clínica
Persona y Familia

personayfamilia.mx@gmail.com


Maestra en Terapia Familiar María del Rosario G.Prieto Eibl

Estudió la Licenciatura en Psicología y la Maestría en Psicología Clínica con Orientación en Terapia Familiar en la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla, cuenta con estudios sobre el Matrimonio y la Familia realizados en el Instituto de Ciencias para la Familia de la Universidad de Navarra, España; su formación incluye Diplomados en Psicodiagnóstico, Balance de Vida y Hogar, Inteligencia Emocional aplicada a la Educación de los Hijos y Resiliencia Familiar; cuenta también con diversos cursos en temas como Psicología de Pareja, Orientación Familiar, Reconocimiento de la Fertilidad, Autoestima, Coaching, Educación Emocional, Amor Conyugal entre otros realizados en la Universidad Panamericana, Universidad Anáhuac, Instituto Valenciano de la Fertilidad, Centro de Ciencias para la Familia- LOMA, Centro de Estudios de la Familia y Sociedad- UPAEP.

Ha sido Catedrática de Licenciatura y Maestría en diversas universidades e institutos como la UPAEP y el Instituto de Estudios Superiores para la Familia de la Universidad Anáhuac, así mismo ha trabajado en el área de Investigación Educativa y como Psicoterapeuta, Conferencista y Consultora en diversos espacios entre los cuales se encuentran Reingeniería Humana, Familia Unida, VIFAC, diversos colegios y universidades.

Ha colaborado como articulista en diversos medios como el periódico “El Ángel de Puebla”, en la Revista y Semanario Koinonía de la Arquidiócesis de Puebla, ahora Ángelus; participó como escritora en el libro “Glosas a la Carta a las Familias de Juan Pablo II”, sus artículos son publicados en diversos medios electrónicos mexicanos, argentinos, chilenos y, españoles; como el Portal Encuentra.com, Catholic.net, Yo influyo.com, etc. Participa también con sus escritos en la Aplicación Papás 360.

Cuenta con más de 10 años de experiencia en el campo Psicoterapéutico de orden individual, de pareja y familiar; además de haber sido Consultora Externa y Creadora y Coordinadora del Programa de Consejería Familiar en el DIF de San Pedro Cholula, Puebla.

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4 comentarios

  1. Muchas Felicidades Rosario Por su muy interesante articulo y sus multiples mensajes. Estare pendiente de sus publicaciones.

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